Hablamos con la mujer que había detrás de Locomía

"Entré en Distrito Distinto, un mítico local de Barcelona en los 80 y dónde todos los que estudiábamos moda como yo, o diseño o arte, íbamos allí cada noche. Llevaba un abrigo amarillo charol con insignias militares, unas hombreras flipantes, plataformas de dos palmos y un maletín plata rollo ejecutiva galáctica. Al rato de estar allí se me acercó un chico que iba prácticamente vestido igual que yo, solo cambiaba el color del abrigo, él suyo era negro. Nos reímos porque íbamos iguales y ya nos pasamos la noche juntos. Bailamos y hablamos sobre un montón de cosas: de nuestra vida, de los diseñadores que nos alucinaban… Yo no sabía que era Xavier Font, el creador del grupo de Locomía, de hecho por aquel entonces al grupo no lo conocía nadie. No me podía imaginar que esa noche se alargaría más de seis años".

Quién lo cuenta Lurdes Iribar, la que fue —aunque no lo sepas— la quinta integrante del mítico grupo Locomía cuando la formación alcanzó su mayor fama. Porque en sus comienzos, este grupo que pasaría a la historia por sus abanicos XL y por estirar hasta el infinito la tendencia new romantic + techno y los cánones estéticos de la época, también tuvo integrantes femeninos.

Lurdes fue la única mujer que siguió con ellos cuando la popularidad del grupo explotó en radios y televisiones. Pasó la criba del famoso manager José Luis Gil, cuando una mañana se presentó en Ibiza para escoger a los que serían el Locomía definitivo: Xavier Font, Luis Font, Carlos Armas, Manuel Arjona y, junto a ellos, Lurdes. En un principio ella solo se encargaría de diseñar los estilismos y permanecer en un segundo plano, pero rápidamente empezó a cantar con ellos, a salir en sus actuaciones, en sus videoclips o en los cromos de la Súper Pop.

Hoy hablamos con ella para conocer desde dentro esta formación musical icónica, cuyas canciones siempre surgen cuando hablamos de música ochentera y en el historial de YouTube de nuestras fiestas más locas.

VICE: Háblame de esa noche en la que conociste a Xavier Font.
Lurdes Iribar: Soy de Guipúzcoa, pero por aquella época (1985) yo me había ido a vivir a Barcelona porque estudiaba Diseño de Moda. Solía salir con la gente de mi escuela por la sala Distrito Distinto y allí coincidimos. Íbamos vestidos prácticamente iguales, muy estrambóticos, y congeniamos en seguida. Eran los 80, una época de pura creación, de reinventarse, de no parar de innovar, donde yo me hacía pendientes con partes de una lámpara de cristal rota o vestidos con unas cortinas que me habían flipado. Y Xavier era igual que yo: él se hacía sus zapatos y los abanicos XL con sus propias manos. Podríamos decir que nos unió la moda.

¿Y fue a partir de esa noche cuando os hicisteis amigos?
Más o menos. Después de esa noche ya conocí a Manuel Arjona y Luis Font, hermano de Xavier. Nos hicimos amigos pero estuvimos un tiempo separados. Ellos iban mucho a Ibiza, todos los veranos trabajaban en la mítica discoteca KU. Allí bailaban ya con sus abanicos y por sus estilismos tan barrocos y llamativos, la sala los utilizaba un poco como imagen. Porque mucha gente no lo sabe, pero Locomía no nació con ambiciones musicales, en realidad era un grupo que quería expresar cosas a través de la moda. La moda siempre fue nuestra gran pasión, eso era lo que más nos importaba.

Mientras pasaba todo eso, llegó José Luis Gil, un manager muy conocido en aquella época y que ha llevado a artistas como Mónica Naranjo. Quería crear un grupo con nosotros y de todos los chicos y chicas que formábamos esa pandilla escogió a Xavier, Luis, Carlos, Manuel y a mí. En un principio me escogió como diseñadora y responsable del estilismo, pero en cuanto el grupo cogió más fama participaba en sus actuaciones, videoclips, etc. Eso sí, siempre en segundo plano.

¿Pero cuándo os llegó el éxito masivo? Porque aquí erais conocidos pero solo en algunos círculos.
Pues a finales de este verano que te comentaba nos trasladamos a vivir a Madrid y estuvimos bailando en la Joy Eslava, mientras que paralelamente grababan el primer disco. Nuestro nombre ya sonaba en los círculos más influyentes de Madrid, pero el éxito masivo llegaría al verano siguiente, cuando fuimos a actuar a la Star Garden. Salimos en televisión y ya comenzó toda la locura. No paramos de hacer galas y en Latinoamérica llegamos a ser tan famosos como Michael Jackson.

Bueno, tanto como Michael Jackson…
Sí, en serio. O sea el fenómeno fan estaba totalmente desatado allí, mucho más que en España. Muchas madres con sus hijas ahorraban todo el año para poder quedarse en el mismo hotel que nosotros, se colaban en los camerinos haciéndose pasar por otra gente, entraban por las puertas de la cocina de los sitios donde estábamos… Muchos días no podíamos salir del hotel. Hubo días donde todo esto nos sobrepasaba y sentimos pánico. Y claro, todas esas fans, la mayoría mujeres, a mí me odiaban.

¿Te odiaban? Pero si eran fans vuestras. 
A ver, yo siempre estuve pero en un segundo plano, y ellas no entendían qué hacía todo el día con ellos. Para ellas, si yo solo era la estilista o la corista, ¿por qué estaba con ellos a todas horas? Se creían que era la novia de alguno o de todos a la vez, yo qué sé; porque ahora lo vemos obvio pero en aquella época las fans parecía que no querían darse cuenta de que eran gays. Un día en Buenos Aires me vi con mil muchachas histéricas frente a mí llamándome de todo. La verdad que lo entiendo, porque los cuatro eran imponentes, físicamente espectaculares.

Ahora que lo pienso la envidia nos persiguió desde el principio, ya no solo a mí sino también a ellos. Nos llegaron a quemar la casa por pura envidia, fíjate.

Espera, ¿os quemaron la casa?
Sí, ocurrió en ese verano de Ibiza. Llegamos por la mañana de trabajar en KU a la casa donde vivíamos, era una casa de campo, bastante retirada. Todo estaba oscuro y solo oímos el ruido de unas pisadas. Nadie nos había llamado ni avisado de que la casa estaba ardiendo, imagínate el impacto cuando abrimos la puerta. Luego quedó claro que había sido un incendio intencionado y no casual. Pero claro, nosotros entonces ya destacábamos mucho, todo el mundo quería estar con nosotros y mucha gente no lo soportaba. Esto nos dejó devastados, sobre todo por el vestuario, habíamos trabajado muchísimo en él y arrasaron con todo. Pero nosotros resurgimos de las cenizas y en poco tiempo nos hicimos el doble de famosos.

Antes, cuando me hablabas de ellos me has dicho que eran impactantes, físicamente imponentes. ¿Alguna vez te llegaste a sentir atraída por alguno de ellos?

No, qué va. Eran mi familia y yo los amaba, bueno, los sigo amando aunque ya no nos veamos casi o ya no tengamos la misma relación.

¿Pero seguís en contacto?
Muy poco, pero sí. Yo estuve con ellos hasta el 92, cuando ya cogimos caminos diferentes. Pero en el 93 nos volvimos a ver en Miami y fue fantástico. También estuvieron en el nacimiento de mi hija y en varios momentos importantes de mi vida. Hoy sigue el contacto, sabemos cómo estamos todo y cómo nos va la vida, pero hace mucho que nos los veo en persona.

¿Y qué es de los integrantes originales, siguen vinculados con la música o la moda?
No, hoy todos vivimos completamente alejados de la farándula. Yo creo que ya tuvimos bastante (se ríe).

El estilismo en Locomía quizás es lo más identificativo ahora que han pasado los años. ¿En qué te inspirabas?

Pues no teníamos referencias. Nos inspirábamos en nuestra propia creatividad y entorno y las cosas que nos encantaban: las hombreras gigantes, flecos, lentejuelas, transparencias, tejidos de brocado… Bueno y toda clase de complementos, ya fueran sombreros, pendientazos e incluso postizos. Nos gustaba provocar, escandalizar.

Por cierto, siempre he tenido curiosidad por el nombre del grupo.
Bueno, pues el nombre vino por una equivocación. Gard, uno de los integrantes originales, era holandés y no sabía mucho español y mientras decíamos posibles nombres el dijo Locomía. En realidad quería decir "una locura mía" pero dijo esto y a todos nos encantó. Rápidamente empezamos a ponerlo en los abanicos y el merchandising.

A lo largo de la entrevista has destacado muchas veces que siempre estuviste en un "segundo plano". ¿Piensas que hubo algo de machismo en todo esto?
Para nada, fue una cuestión comercial. Éramos muy adelantados y siempre estuvimos fuera de las normas sociales; muy tolerantes, inclusivos, la mayoría eran gays… A ver, es cierto que cuando llegué a Ibiza, nada más pisar su casa lo primero que hice fue colocarme unos guantes y ponerme a limpiar, la verdad que durante el inicio yo me ocupaba de las cosas domésticas, pero no tenía nada que ver con ellos, era una cuestión mía. Yo siempre he sido maniática del tema del orden y ellos eran muy desastres, era lo único que no teníamos en común.

He descubierto que Locomía sigue existiendo.
Sí, sí, de hecho creo que en Latinoamérica aún cuentan con muchos fans. Los integrantes han ido cambiando pero el grupo creo que nunca ha llegado a desaparecer. Creo que el concepto de Locomía del inicio sigue estando de alguna forma.

¿Cuál es tu canción favorita de Locomía?
Por supuesto Locomía.

Ponemos la canción en el móvil, me fijo en el videoclip y veo a Lurdes en muchos planos. Luego me enseña otros vídeos. Lurdes sale en muchas actuaciones del grupo, es sin duda la quinta integrante. Aunque tiene razón: siempre aparece en un segundo plano. Hasta ahora.