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Thor Pedersen: Menos de 200 personas han puesto un pie en todos los países del mundo, y todos han tenido que viajar en algún punto. Yo llevo en esto más de tres años. He ido a 121 países y, hasta ahora, no he vuelto a casa y no he volado. Cuando tengo que cruzar un océano como el Atlántico, no hay forma de coger un atajo. Básicamente tengo que subirme a un barco carguero.
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Mientras que esté en este [proyecto], no puedo descansar. Siempre estoy averiguando para una visa, o para el cruce de una frontera, o estoy conociendo gente, o en la Cruz Roja, o con la prensa. Y siento que puedo descansar cuando estoy en estos barcos. Puedo trabajar más o menos tres o cuatro días sin Internet, y después ya no puedo avanzar más. Así que hago todo lo que puedo, y luego me desconecto por completo.
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¿Y entonces qué haces?
Usan desalinización para tener agua dulce, así que uno tiene agua gratis, y el motor es increíblemente caliente. Y pasan el agua por el motor, entonces uno también consigue agua caliente gratis. Entonces cuando uno está en estos barcos, uno puede bañarse por dos o tres horas sin sentirse culpable por el medio ambiente. Uno puede dormir, leer un libro. Paso mucho tiempo en el puente de mando, porque cuando uno está ahí, se sabe todo. En el puente es donde llega toda la información.¿Tienen algún tipo de lujos?
En el último que estuve había sauna y una piscina cubierta. A veces hay WiFi. En [uno] pude ver la aurora boreal, y he visto ballenas y delfines. En ocasiones es extraordinario. Pero la mayoría de las veces uno sólo ve agua.
Se suponía que [una ruta en el norte del Atlántico] fuera un viaje de ocho días, pero nos enfrentamos a aguas muy turbulentas, y estaba casi seguro de que iba a morir. El barco se movía mucho y las olas chocaban contra los containers; tuvieron que desacelerar a cuatro nudos. Uno sale volando si no se coge de alguna cosa. Entonces, les pregunté, "¿esto es normal?" y se cagaron de la risa. Me miraron y me dijeron, "esto no es nada". Así que me calmé. "Bien, esto no es nada. Tengo que superarlo". Y pasé cuatro días en esas.
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Uno está en su camarote e intenta dormir, pero es casi imposible. Uno sale rodando de la cama. Había una silla en el piso y todo el tiempo se caía. Intenta empujar una silla para ver qué tanto se necesita para que se caiga. Uno intenta comer algo, y con una mano se sostiene de la mesa, para no caerse de la silla, y con la otra se sostiene el plato. Entonces, como ya no hay más manos, es un poco difícil comer.
Es difícil meterse a un barco de carga. Hay algunas líneas de containers en todo el mundo que ofrecen una cabina. Uno puede entrar a [la página web de una agencia de viajes de cargueros] o llamarlos y comprar su entrada. Yo no he hecho eso. Los barcos de carga no tienen ningún incentivo para tener pasajeros a menos que puedan sacar provecho de eso. La época en la que uno podía subir a bordo y trabajar ya pasaron. Uno es una carga para el barco, y no hay razón para que lo dejen subir a uno. La mayoría de puertos tienen un nivel de seguridad tan alto que ni siquiera se puede acceder a ellos. La vida en estos barcos se reduce a unas cuantas cosas: trabajar, comer, dormir y divertirse. Un pasajero interfiere con esa rutina.¿Por qué tu caso es diferente?
Viajo como un embajador de buena voluntad de la Cruz Roja [danesa], y a veces eso abre algunas puertas, especialmente con los capitanes y los oficiales a bordo. Ellos entienden cosas como esta. Han estado navegando por 40 años. Tienen sus propias historias. Simplemente tienen curiosidad de ver a este loco que está viajando por el mundo sin volar. Entonces me tratan como realeza. Como con el capitán.
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¿Qué costo tiene?
Tuve que pagar [una vez] 15 dólares diarios por mi cabina y la comida, y una tarifa única de 60 dólares por el seguro. Y querían que escribiera una historia de lo maravilloso que es viajar en un barco carguero.¿Has pagado por los otros?
Todo el resto ha sido gratis.Al final de tu viaje vas a tener que visitar muchísimas islas en el Pacífico. ¿Vas a intentar algo diferente del viaje en barcos cargueros para eso?
Sí, pues definitivamente no voy a montarme en yates ni mierdas como esas. Todas las islas [del Pacífico] reciben productos de containers en algún punto. Pero probablemente no llegan barcos todos los días, así que no sé… Uno podría llegar a una isla e inmediatamente hacen la descarga. Luego montan los containers vacíos a bordo y se marchan, pero [tengo una regla que dice que] debo estar en cada país por 24 horas. Entonces si hacen eso en ocho o 14 horas, pues ellos se van, y yo tendría que esperar un mes para la llegada del próximo barco. Entonces hay que ver.Puedes seguir a Pederson en su viaje en su página.