FYI.

This story is over 5 years old.

vivienda

La Lealtad, tres décadas vendiendo un barrio ceutí

El Ministerio de Defensa quiere echar a todos los vecinos de este barrio de Ceuta que tiene en propiedad.

¿Qué sentirías si supieras que tu barrio, tal y como lo conoces, está llamado a la desaparición? ¿Cómo transcurriría tu vida si supieras que tu casa, en la que vives desde hace años, va a ser vendida por su legítimo dueño sin importarle que tú sigas dentro? Algo así, similar a la angustia ante la incertidumbre del futuro, es lo que sienten los vecinos de La Lealtad, en Ceuta, una barriada compuesta en gran parte por viviendas levantadas sobre suelo militar y propiedad del Ministerio de Defensa.

Publicidad

La situación de La Lealtad no es extraordinaria pero sí especial. Cerca de un 40 por ciento del terreno de la Ciudad Autónoma de Ceuta se encuentra en manos del Ministerio de Defensa. Una situación que, sumada a los escasos 19 kilómetros cuadrados de la ciudad y la elevada densidad de población, más de 4592 habitantes por kilómetro cuadrado, complica y mucho la construcción de nuevas viviendas e infraestructuras. Hay quien en zonas como el Príncipe, una de las barriadas más deprimidas de la ciudad, no ha dudado a la hora de ocupar el terreno de Defensa y construir sus viviendas. Ahora, a través del acuerdo firmado hace apenas unas semanas entre el Ministerio y la Ciudad Autónoma, se abre una puerta a la regularización de estas viviendas que pasarían, definitivamente a manos de quienes las construyeron y sus hijos. Justo lo contrario de lo que puede pasar en la Lealtad.

El barrio de La Lealtad en Ceuta

Ese mismo acuerdo, que el secretario de Estado, Agustín Conde, acudía a firmar a Ceuta, incluye también entre sus puntos uno que ha pasado desapercibido para casi todos en la ciudad, pero no para los vecinos de La Lealtad. Ese punto supone el compromiso de la Ciudad Autónoma de acelerar los trámites para las licencias de segregación para que Defensa pueda vender parte de sus propiedades en la zona. Es decir, los vecinos de La Lealtad podrán cambiar de dueño y nada saben de las intenciones de quien pueda hacerse cargo de sus hogares.

Publicidad

"Oficialmente no nos han dicho ni media"

En La Lealtad no es fácil encontrar a alguien que quiera hablar de este asunto. Melchor León es el presidente de San Amaro y tiene claro el motivo de este silencio. "Muchos son militares en activo", argumenta.

"Sentimentalmente esto es algo tremendo", señala Rosi, no sin antes explicarnos resignada que si Defensa decide que tienen que salir de La Lealtad, así lo harán. "Nosotros somos diferentes", dice en referencia a la condición de militar de su marido, "vamos donde diga Defensa".

Oficialmente nadie les ha dicho nada a los ocho militares que siguen viviendo en las casas propiedad de Defensa, aunque en los últimos días los vecinos han visto cosas raras, por ejemplo como dos chicas llamaban a las puertas preguntando y tomando notas sobre cuáles de las viviendas eran militares y cuáles no. De todo y de todos se sospecha. Gabi nos atiende resignado y explica que "hace más de 25 años ya tenían una maqueta con lo que querían hacer en San Amaro". Él también lleva 30 años en el barrio y asegura que, a pesar de que su vivienda es de Defensa, él ha invertido mucho dinero en ella. "Para ponerla a mi gusto", sigue explicando, "todo esto estaba en precario". Aún así, al igual que Rosi, si tiene que irse se irá, no sin pena. "Mi hija se ha criado aquí, mis nietos vienen y juegan aquí con los hijos y nietos de otros vecinos, claro que me daría pena, pero oficialmente aún no nos han dicho ni media".

Publicidad
La Lealtad Celta

La Lealtad es a día de hoy un barrio que poco a poco envejece y se muere. Charo vive en el barrio desde que era una niña. Prácticamente, explica, es como si hubiera nacido en él. Su vivienda no pertenece a de Defensa pero cualquier cosa que pueda cambiar el barrio le afecta. "Aquí ya no queda casi gente joven". Mientras recorremos sus calles señala los espacios que han ido quedando vacíos y en los que antes se levantaban casas militares, algunas, muestra indignada, "ni siquiera han terminado de derruirlas bien". Las parcelas en las que antes se levantaban esas viviendas ahora se encuentran tapiadas. Los motivos para que Defensa haya optado por derruir las casas que iban quedando vacías son varios según los vecinos: el primero, no propiciar las ocupaciones ilegales de las viviendas y el segundo, evitar el gasto que supondría arreglarlas ante un futuro incierto.

"El Gobierno de la ciudad se ampara en que es terreno de Defensa mientras que desde Defensa les dicen que nada se puede hacer, "es la pescadilla que se muerde la cola"

Precisamente de esa incertidumbre es de la que habla Antonio como sentimiento predominante entre los vecinos "esto lleva siendo así toda la vida y siempre dicen que la barriada va para abajo". De este modo, afirma, es imposible saber qué es lo que va a pasar aunque lo cierto es que, en las temporadas en que el asunto vuelve a colocarse en la agenda de los diferentes Gobiernos nacionales y locales, el nerviosismo es palpable, "vivimos subidos en una noria desde que éramos chiquititos", asegura Antonio, a la espera de una solución definitiva.

Publicidad

Hasta el momento lo único que hay sobre la mesa es el texto del protocolo acordado entre la administración local y la central y muchas dudas e hipótesis sobre el futuro del barrio. Quizá, se plantean los vecinos, quieran tirar las casas bajas y hacer bloques de pisos. Son conscientes de que la vivienda es uno de los principales problemas al que se enfrenta Ceuta y por eso no les parece una idea descabellada. Aún así creen que, lo que tenga que pasar, no lo hará a corto plazo. "Nosotras ya no lo veremos", afirma Charo.

Un barrio abandonado

Manuel llegó al barrio en 1988 con apenas 12 años y asegura por teléfono que para quienes han nacido en la barriada la actual situación no supone ninguna sorpresa. "Son conscientes de que son pabellones militares y que más tarde o más temprano iba a llegar este momento" A él no le importa que Defensa venda el terreno siempre que sea por el bien del barrio. Echa de menos zonas ajardinadas, parques infantiles o una pista deportiva donde los chicos de la barriada puedan jugar al fútbol. Los vecinos se sienten abandonados, afirma, "aquí no se ha hecho nada, lo último fue la construcción de un aljibe hace más de 15 años".

Hasta ese momento, nos cuenta, las casas de La Lealtad no tenían agua desde las tres de la tarde y los chavales acababan duchándose en la playa o en una poza. Nadie atiende a sus quejas, nos cuenta resignado, el Gobierno de la Ciudad se ampara en que es terreno de Defensa mientras que desde Defensa les dicen que nada se puede hacer, "es la pescadilla que se muerde la cola".

Este abandono es algo en lo que coincide con Rosi, Antonio y Charo, que a las puertas de la casa de esta última señalan que "la barriada es cada vez más tercermundista". Entre los ejemplos de abandono a que están sometidos en La Lealtad, Antonio nos cuenta que hace años que se producen desprendimientos en el monte y que, hasta el momento, no han conseguido ni que les pongan una red. "Te cansas y te aburres porque te torean", afirma, "se echan la pelota de Defensa a la Ciudad Autónoma y de la Ciudad Autónoma a Defensa". Y sin embargo, señala, aquí está el Almacén de la Ciudad, en el que guardan los elementos del área de Fiestas o el mobiliario de playas, para eso, explican los tres, parece que no ha habido problemas de entendimiento entre ambas administraciones.

Poca gente hay en Ceuta que no conozca La Lealtad, quizá no por su nombre, pero todas las dudas quedan despejadas cuando se pronuncian las palabras mágicas: 'El Benito'. Pescaíto frito, pulpo con mayonesa, corazones… lo mejor de la gastronomía caballa concentrado en unos pocos metros cuadrados y una terraza desde la que, disfrutando de estos pequeños placeres, se observa la explanada de la barriada. Todos conocen 'El Benito' y gracias a él La Lealtad.

Entre sus clientes pocos saben de la situación real del barrio. Mucho se ha hablado de la futura pista de atletismo de uso compartido entre las dos administraciones e incluso de la posibilidad de regularizar las viviendas situadas en terreno militar en la barriada del Príncipe pero, públicamente, nada se ha comentado del punto que se refiere a La Lealtad. En 'El Benito' la vida sigue entre cañas, tapas y raciones, y prácticamente ninguno de sus clientes es consciente de que la zona en la que disfrutan podría cambiar de manos a medio plazo e incluso desaparecer tal y como la conocen.