Lo que gastan realmente los países europeos en "copas y mujeres"

¡Y pum! La polémica está servida. Si la cuestión era meterse de lleno en un berenjenal, entonces Jeroen Dijsselbloem ya nos ha enseñado cómo se hace con una sola, aunque notable afirmación: "No puedo gastarme todo el dinero en alcohol y mujeres y después pedir ayuda".

El presidente del Eurogrupo dijo esta frase en una entrevista en el FAZ [el periódico liberal-conservador alemán] que trataba sobre las ayudas a los países de la Unión Europea más afectados por la crisis. Con ella quería aclarar que todos los países que reclaman solidaridad también tienen obligaciones, pero a raíz de sus declaraciones, los políticos del sur de Europa han puesto el grito en el cielo y la tensión se puede cortar en el seno de Europa. El comentario de Dijsselbloem es "racista y machista" (España), "estúpido" (Italia) y amplía "la brecha entre el norte y el sur de Europa" (Grecia). Desde ese momento, Dijsselbloem ha intentado en vano calmar la situación matizando que él en absoluto se refería únicamente a los países del sur de Europa.

Sin embargo, ¿no es la Unión Europea un grupo de amigos? ¿Y los amigos no están ahí también para decir la verdad cuando toca? ¿Y es esa la verdad, después de todo? Por no hablar del evidente sexismo que mostró Dijsselbloem (a fin de cuentas, las mujeres podrían comprar exactamente lo mismo que los hombres, solo que la mayoría de veces no quieren).

Como infatigables periodistas de datos que somos, nos hemos puesto manos a la obra inmediatamente con la investigación. ¿Qué país de la Unión Europea gasta más en alcohol? ¿Y en mujeres? Después de una larga y lenta búsqueda en los archivos de la Eurostat (la Oficina Europea de Estadística), en la Organización Mundial de la Salud, en la Bundesverband der Deutschen Spirituosen-Industrie (Asociación federal alemana de bebidas espirituosas) y en archivos territoriales, hemos podido traeros los resultados. Por desgracia no pudimos encontrar cifras de todos los países de la Unión Europea. Vedlo vosotros mismos:

A Dijsselbloem se le debería caer la cara de vergüenza. No solo porque intente simular cercanía entre pueblos con un discurso misógino, sino porque, ante todo, no llevaba la razón. No es cierto ni de lejos que en el norte se trabaje duro y sobrio y que en el sur se emborrachen y follen. La verdad es, como siempre, mucho más compleja.

Dicho de otra manera, si dividimos Europa en dos grupos, entonces las investigaciones revelan una imagen muy clara: en el norte se bebe, en el sur se folla. Y con ello se explica también por qué el holandés Dijsselbloem despotrica tanto contra los países del sur.