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Nuevos vecinos

Encontré un poco de Alepo en un parque de Copenhague

"Muchos de mis amigos han ido a Irak y dos de ellos están en Suecia. Les echo mucho de menos".
Lene Munk
tal y como se lo contó a Lene Munk

Este artículo es parte de nuestra serie Nuevos Vecinos, en la que jóvenes refugiados de toda Europa colaboran con nosotros como editores invitados. Puedes leer la carta de la editora aquí.


Mustafa Mohamad tiene 16 años. Es un kurdo de Siria y vive en un hogar para refugiados menores de edad en Copenhague en el barrio de Frederiksberg.

En realidad no me parece que haga tanto frío aquí en Dinamarca. Las estaciones y el tiempo en Alepo son casi iguales que aquí, solo que en Copenhague hace un poquito más de frío. Este verano iba a pasear todos los días por el parque Frederiksberg Have, pero ahora más bien lo hago solo tres o cuatro veces a la semana. Este parque me recuerda a un parque que hay en Alepo: aquí las hojas son marrones, como seguramente estarán en el parque de Alepo en esta época del año. Y también hay siempre un montón de mujeres paseando por los jardines de Alepo con sus carritos de bebé, igual que aquí.

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Cuando camino por Frederiksberg Have pienso en todos mis amigos de Siria y en mi familia. Mi hermano es mayor de edad y vive en Valby, a las afueras de Copenhague, y el resto de mi familia ha huido a Turquía. Cuando paseo por el parque me inundan los recuerdos y me viene todo a la cabeza.

Allí en Siria me ganaba la vida cosiendo bolsillos para pantalones. Aquí en Dinamarca voy al colegio a aprender danés, inglés y matemáticas. Las matemáticas me resultan muy difíciles y el danés también es complicado, pero lo practico y trato de hablarlo tanto como puedo. En Alepo solía ir al parque con mis amigos. Comíamos algo y nos divertíamos, simplemente pasábamos el rato y jugábamos a pelearnos. Mi mejor amigo está ahora en Turquía. Muchos de mis amigos han ido a Irak y dos de ellos están en Suecia. Les echo mucho de menos, aquí no tengo demasiados amigos.

También me gustaría poder enseñar Frederiksberg Have a mis padres. No me dejan ir a visitarles por la situación de seguridad que hay en Turquía. Intenté solicitar una reunión familiar para que les trajeran a Dinamarca, pero me la denegaron. Aquello me enfadó tanto que me resulta difícil hasta hablar de ello. He apelado la decisión con ayuda de un abogado, pero todo lo que puedo hacer ahora es esperar.

Vivo en una residencia con otros chavales refugiados. En mi pasillo solo hay chicos, lo que significa que siempre hay un montón de movimiento, así que resulta agradable salir para disfrutar de un poco de paz y tranquilidad. En el parque puedo repasar mis pensamientos y hablar un poco conmigo mismo. A veces corro ―bastante lejos y bastante rápido―, a menudo durante casi dos horas. También estoy en un equipo de fútbol. Alrededor de un tercio somos refugiados, los demás son daneses. Este fin de semana jugaremos contra el Brøndby, el equipo de fútbol danés. No puedo esperar.

Firma aquí la petición de la ACNUR urgiendo a los gobiernos a asegurarles un futuro seguro a los refugiados.

Ayuda a Refugees Welcome, la ONG que ayudó a Mustafa en Dinamarca, [aquí](http://Refugees Welcome http://refugeeswelcome.dk/stoet/).