¿Quién podría ser el nuevo presidente de la FIFA?

Tras la dimisión de Sepp Blatter como presidente de la FIFA después de 17 años en el cargo, el mundo del fútbol se prepara para conocer a su nuevo líder. Aquí tenéis un pequeño repaso de los principales candidatos, los hombres que podrían guiar la organización en su nueva era.

El ex jugador francés de la Juventus lleva años siendo considerado el sucesor natural de Blatter en la presidencia de la FIFA. Presidente de la UEFA desde 2007, Platini mantuvo su apoyo al ex presidente suizo hasta la semana pasada, en la que pidió al suizo que dimitiera. El galo lo hizo "como amigo", sin romper nunca los puentes con Blatter. Los mayores defectos del tres veces Balón de Oro son precisamente las fuertes conexiones con la administración actual de la FIFA.

Tras muchos años actuando como ejecutivo trajeado, es fácil olvidar que Platini fue uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte. El francés lideró a su selección hacia la victoria en la Eurocopa de 1984 y ofreció un excelente rendimiento en el Nancy, el Saint-Étienne y la Juventus.

Único rival de Blatter en la votación del pasado viernes, Alí bin al-Hussein es el segundo hijo del rey Hussein de Jordania y hermano del actual monarca, Abdullah II. Su dinastía asegura descender del profeta Mahoma.

Actualmente, Alí es el presidente de la Federación de Fútbol de Jordania y lidera las reclamaciones para que la FIFA retire la prohibición de usar el hijab en sus partidos, lo que permitiría que las mujeres musulmanas practicantes pudieran jugar.

Alí ha sugerido que está dispuesto a volver a presentarse tras la dimisión de Blatter. No obstante, el jordano podría tener problemas para sumar de nuevo los soportes que reunió en la última votación, dado que muchos le consideraron un instrumento de protesta más que un candidato firme.

El antiguo internacional portugués Luis Figo parecía un oponente potente para Blatter, pero finalmente se retiró de la carrera presidencial para dar soporte al príncipe Alí con el objetivo de evitar que el voto de protesta se dispersara. Figo dispone de experiencia como gestor en el Inter de Milán y conoce los entresijos del fútbol: no en vano utilizó artimañas legales varias veces durante su carrera (para fichar por el Barça y para hacerlo después por el Madrid, por ejemplo).

Figo no ha confirmado si concurrirá en las próximas elecciones.

El presidente de la federación holandesa, la KNVB, también estuvo cerca de competir contra Blatter y también renunció para evitar dividir el voto. Van Praag, ex presidente del Ajax, podría tener en la edad su peor enemigo: el neerlandés se acerca a los 70 años y la sensación general es que la FIFA necesita sangre joven para acometer la tan cacareada renovación interna.

Van Praag ha sugerido que podría volver a presentarse tras la marcha de Blatter.

El estadounidense de origen indio Sunil Gulati apura su tercer mandato al frente de la federación estadounidense de fútbol y ha jugado un papel importante en el desarrollo de la disciplina en el país norteamericano. Tras la dimisión de Blatter, Gulati aseguró que era "un primer paso" hacia una reforma "real y con significado" de la FIFA: "Éste es un momento de fe y optimismo para todo aquel que comparta la pasión por nuestro deporte".

Gulati dio su soporte explícito al príncipe Alí en las elecciones de la semana pasada.

Issa Hayatou: presidente de la CAF, la Confederación Africana de Fútbol. Se presentó contra Blatter en 2002, pero en los últimos tiempos se había convertido en un aliado del suizo. Tiene 79 años y su nombre se ha relacionado varias veces con escándalos de corrupción: es improbable que su candidatura prospere.

David Gill: Antiguo jefe ejecutivo del Manchester United y actual vicepresidente de la Football Association británico. Gill fue elegido vicepresidente de la FIFA, aunque rechazó el cargo como protesta contra la presidencia de Blatter.

Corinne Blatter: La hija de Sepp. Tal vez le dé por tirar adelante el negocio familiar, ¿no?.

Chiquito de la Calzada: No se le conocen vínculos con el fútbol, pero sí la profunda admiración que Blatter le profesa. Quién sabe, quizás sea el cambio que la FIFA necesita…