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Por qué el surf quizás sea el único deporte realmente igualitario

La World Surf League lleva tres años repartiendo la misma cantidad de dinero en premios entre hombres y mujeres, una medida que ha mejorado las condiciones para ambos géneros.
WSL / Steve Robertson

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Intrínsecamente, la economía del deporte es sexista. A la práctica, lo que esto significa es que los tíos ganan más que las tías casi siempre. Teóricamente, los atletas y los organismos deben mantener la igualdad y justicia entre ambos géneros en sus respectivos deportes… pero eso se cumple muy de vez en cuando.

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Durante mucho tiempo, sin embargo, el surf femenino fue menospreciado. Igual que Raymond Moore —el 'progresista' director del torneo de tenis de Indians Wells— cree que el tenis femenino "se aprovecha del éxito de los hombres", el surf para mujeres fue visto de la misma manera hasta hace muy poco.

Rebecca Woods durante sus años como profesional. Foto cortesía de Kirstin Scholtz, ASP-WSL

Todo cambió en 2014, cuando la Asociación de Surfistas Profesionales —ASP, de sus siglas en inglés— se transformó en la World Surf League (WSL). Hasta ese momento, el circuito femenino era un caos absoluto —en gran parte por el hecho de que los patrocinadores principales no veían el valor de mercado del lado femenino de este deporte.

Por culpa de esto, las mujeres iban perdiendo grandes eventos, y los que podían mantener se disputaban en malas condiciones para surfear. En definitiva, los organizadores se guardaban la mejor parte del pastel para los hombres y les dejaban las sobras —también monetariamente— a las mujeres.

"Cuando las tres marcas más grandes de aquel entonces comenzaron a tener problemas, se reflejó en los eventos femeninos", comenta a VICE Sports Rebecca Woods, surfista del Women's World Tour entre 2005 y 2013.

"Las mujeres tenían problemas para encontrar eventos, así que si la ASP subía el dinero para los premios, nosotras nos quedábamos sin un circuito donde competir. A eso nos enfrentábamos: sentíamos que había un mercado para el surf femenino, pero los patrocinadores tenían todo el poder y no creían que podrían ganar dinero con ello; fue muy desalentador. Fue un período difícil en la historia del surf femenino", añade.

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Justo cuando Woods abandonó el circuito femenino, a finales de 2013, la ASP fue oficialmente absorbida por la WSL. En ese primer año, el dinero para los premios se distribuyó equitativamente entre ambos tours. Al circuito femenino se le añadieron los torneos en Fiji, Trestles y Maui —todos ellos con olas de clase mundial—, y la parada en Francia se trasladó a la zona de Hossegor, que tiene mejores olas durante todo el año.

"En esencia, cada uno de los surfistas —hombre o mujer— que participa en el Championship Tour (CT) de la WSL se lleva a casa un promedio de 14 000 euros", explica Dave Prodan, vicepresidente de comunicación de la WSL. "En el CT femenino tienes a 18 surfistas compitiendo por una bolsa ganadora de aproximadamente unos 246 000 euros".

"Los hombres tiene el doble de competidores en eventos del CT —son 36—, así que compiten por una bolsa ganadora de 490 000 euros. Esta cantidad dividida entre los 36 participantes también nos da esos 14 000 euros de premio medio", concreta Prodan.

Y si ahora te preguntas por qué no meten el mismo número de competidores en ambos circuitos, la respuesta es simple: las cuentas no salen. Para entrar en el World Tour, los atletas tienen que llegar a los primeros lugares de las Qualifying Series (QS). Cualquiera que quiera surfear en un evento de QS puede aplicar. Hasta el momento, hay 866 hombres intentando entrar al WT vía QS, mientras que solo 234 mujeres pueden permitirse hacer lo mismo.

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Si esos números son una representación precisa del colectivo de potenciales surfistas —hombres y mujeres—, hasta se podría decir que las mujeres están sobrerrepresentadas. Si el mismo número de hombres y mujeres llegaran al World Tour, la WSL estaría arriesgando el estándar de talento del CT.

VICE Sports preguntó a Dave si había pensado en igualar las bolsas ganadoras, a pesar de la diferencia en el número de competidores. "Bueno, si lo hiciéramos, entonces las mujeres ganarían 19 000 euros; para los hombres seguirían siendo esos 14 000 euros, así que por ende habría disparidad".

Desde que los premios se equilibraron entre ambos géneros, el tour femenino ha progresado mucho: ha habido más puntuaciones perfectas, más maniobras aéreas, más compromiso y más drama que nunca. "A las mujeres se les ha dado un empujón a su autoestima, y ahora sienten que sí pertenecen a la industria. Antes de esto, las mujeres pensaban que sólo eran un espectáculo secundario", afirma Woods.

Lakey Peterson, actual competidora del World Tour, está de acuerdo. "Cuando Jessi Miley-Dyer —la comisionada de la WSL femenina— nos dio la noticia del cambio del repartimiento de premios me sorprendí mucho. Minutos después hablé con Stephanie Gilmore y Sage Erickson y nos emocionamos: 'wow, el año que viene será la bomba'".

Lakey Peterson domando una ola. Foto cortesía de Kelly Cestari, WSL

"Estoy muy agradecida porque la WSL reconoció el problema y lo convirtió en una prioridad, es mucho dinero cuando lo sumas todo. Por primera vez nos sentimos reconocidas y valoradas. Personalmente, pensé que les importa el surf femenino y piensan que somos relevantes. Nos dio un subidón de confianza, hizo que quisiera ganar y esforzarme mucho más", apunta Peterson para VICE Sports.

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Le preguntamos a Lakey si cree que el surf habría progresado tan rápido en los últimos tres años si la WSL no hubiera tomado cartas en el asunto:

"La verdad es que no lo sé. Quizás solo algunas de nosotras estaríamos compitiendo al máximo por amor al surf, pero creo que el dinero ha añadido una gran cantidad de confianza y dedicación a nuestro deporte. Para muchas de nosotras, nos hizo tomarnos el tour de forma más seria. Me di cuenta de que en realidad es un trabajo y que puedes labrarte un buen futuro gracias a él. Antes, sin duda, no era lo mismo ni siquiera cuando ganabas".

En 2012, los hombres ganaban unos 10 500 euros de media, mientras que las mujeres apenas alcanzaban los 5 500 euros. Desde 2014, cuando la WSL absorbió la ASP, los premios para ambos géneros han crecido de la mano hasta llegar a los más de 14 000 euros de promedio actual.

"La WSL en verdad se interesa por los surfistas, y están haciendo un gran esfuerzo para dar a conocer al mundo lo especial y divertido que es este deporte. Sé que también están tratando de ganar dinero, pero siento que sí les importamos. Creo que quieren que sepamos que nos toman en serio para que nosotros podamos progresar y encontrar nuevos límites. Al final del día, es una mejora para todos y todas", asegura Peterson antes de cerrar la entrevista.

"Cuando alguien te echa una mano, intentas devolverle el favor". Esta es la filosofía de la WSL, que sigue haciendo crecer tanto el surf masculino como femenino a nivel mundial.