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Síndrome de Cat-gras: cuando crees que tu gato es un impostor

El trastorno "Cat-gras" de un hombre sirvió para comprender que nuestro conocimiento sobre este síndrome puede estar errado.

El síndrome de Capgras es un trastorno donde una persona cree que alguien cercano —como un familiar, un amigo o un ser querido— fue reemplazado por un impostor. Para el paciente, el "impostor" se ve y suena como su conocidobola, pero hay algo que no cuadra.

El síndrome de Capgras se observan comúnmente en pacientes con trastornos psiquiátricos como esquizofrenia, aunque también se presenta en personas con demencia o daño cerebral.

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En un nuevo estudio publicado en Neurocase, un grupo de doctores comentan sobre un hombre de 71 años de edad con un caso muy interesante de Capgras, o "Cat-gras", como le llaman ellos, porque el paciente estaba seguro que su gato era un impostor.

Es raro que los pacientes con Capgras experimenten delirios con animales y no con humanos, aunque existen algunos casos documentados: dos casos con gatos, dos con pájaros y uno con un perro. En todos estos casos los pacientes estaban aislados socialmente y casi no tenían interacción con humanos.

"En los casos antes mencionados, con frecuencia el paciente era una persona mayor que vivía sola y es posible que su mascota haya sido el ser más cercano y valioso para ellos", dijo Ryan Darby, el autor del estudio y neurocientífico del Centro Berenson-Allen para la Estimulación Cerebral No Invasiva en Boston.

La paranoia hizo que dejara de tomar sus medicinas y fue entonces cuando el paciente empezó a creer que su gato había sido reemplazado por un impostor.

Sin embargo este paciente no estaba socialmente aislado. Estaba casado e interactuaba frecuentemente con amigos y familiares. Entonces, su delirio de "Cat-gras" no era el resultado de un colapso psicótico como muchos de los otros casos. De hecho, es probable que su Capgras haya sido producto de una serie de lesiones en la cabeza que sufrió durante su infancia.

"Fue jugador semiprofesional de hockey y sufrió contusiones leves", dijo Darby. "Además sufrió una caída 30 años antes de que fuera nuestro paciente. Esa caída causó un sangrado, una hemorragia subdural, en el lado derecho del cerebro. La cicatriz de ese incidente era visible en el cerebro".

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Según Darby, los síntomas de estas lesiones empezaron a aparecer antes de sus delirios tipo Capgras. Se vio obligado a jubilarse cuando se volvió agresivo con sus compañeros de trabajo y poco después le diagnosticaron trastorno de bipolaridad. Años después tuvo episodios maniacos, como la vez en que gastó 40 mil en un mes o cuando empezó a acumular revistas y aparatos electrónicos. También tuvo episodios donde se alejó de la sociedad y se volvió olvidadizo. Después se volvió paranoico. Estaba seguro de que las personas desconocidas eran agentes del FBI y empezó a escribirle notas a su esposa en vez de hablar, porque sospechaba que estaban monitoreando su casa. La paranoia hizo que dejara de tomar sus medicinas y fue entonces cuando el paciente empezó a creer que su gato había sido reemplazado por un gato impostor y que era parte de una conspiración en su contra.

Según Darby, "En ciertos casos es posible razonar con los pacientes de Capgras y dicen que saben lo extraño que suena. A veces, en ese momento, es posible hacerlos admitir que saben lo poco probable que suena esto, pero si les vuelves a preguntar cinco o diez minutos después se muestran tan seguros que es difícil razonar con ellos".

"Una vez que aceptas esa experiencia inicial como verdadera y válida, es difícil romperla", dijo Darby. "Si tienes un debate con una persona que tiene sus creencias políticas muy arraigadas, es difícil hacerla cambiar de parecer aún cuando tengas muchos buenos argumentos. Creo que pasa lo mismo con este tipo de pacientes".

El "Cat-gras" desapareció cuando el paciente volvió a tomar sus medicinas, pero este caso en particular hizo que Darby reformulara las ideas actuales sobre qué pasa en el cerebro y qué provoca estos delirios.

"Las teorías más populares que surgieron en la década de los 90 estaban asociadas con la percepción del rostro y la falta de capacidad para reconocer a una persona como la persona que recordamos y la experiencia emocional que ocurre cuando vemos algo que nos resulta familiar; lo que nos brinda esa conexión personal" explicó, "En este caso, el hecho de que fuera un gato se aleja de la idea de procesamiento facial y se mueve hacia algo un poco más general".

Darby cree que el problema yace en la falta de capacidad para recuperar los recuerdos autobiográficos, las memorias o experiencias personales, en particular las relacionadas con el supuesto "impostor". Como no pueden conectar sus recuerdos personales con el "impostor", es difícil que el paciente de Capgras crea que su ser querido o su mascota es en realidad esa persona (o animal).

"Es un caso muy interesante", dijo Darby, tanto que lo obligó a estudiar el Capgras en otros pacientes. Es ahí donde va a comprobar su teoría. Cada caso es una nueva oportunidad para validar o refutar esta nueva idea. Así que, en nombre de la ciencia, llama a Ryan Darby si crees que un impostor reemplazó a uno de tus familiares o seres queridos. O a tu gato.