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En imágenes: así se combate la desnutrición infantil en el Chad

El fotógrafo Ricard Garcia Vilanova ha viajado al Chad para mostrar cómo Médicos sin Fronteras combate la desnutrición infantil. La ONU estima que unos 2,4 millones de personas en Chad están en una situación de "inseguridad alimentaria".
Imagen por Ricard Garcia Vilanova/MSF

El fotógrafo Ricard Garcia Vilanova ha viajado al Chad para retratar el drama humanitario que vive este país del norte de África. Allí, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) atiende a miles de personas en situación de inseguridad alimentaria.

Convertido en uno de los países más pobres del mundo, Chad acoge a más de medio millón de refugiados del vecino Sudán, República Centroafricana y Nigeria. La violencia reciente del grupo insurgente nigeriano Boko Haram, incluyendo los ataques dentro del propio Chad, ha dado lugar a unas 75.000 personas más desplazadas en busca de refugio en la zona del Lago Chad. Esta última crisis se suma a otros problemas crónicos que afronta el país, incluyendo recurrentes crisis de malnutrición.

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Chad se encuentra en la "brecha del hambre" anual que dura de junio a octubre. Durante estos cinco meses, la mayoría de alimentos de la cosecha anterior se agotan, y es en este momento cuando los picos de desnutrición alcanzan a los niños más pequeños. La ONU estima que unos 2,4 millones de personas en Chad están en una situación de "inseguridad alimentaria". A esa cifra habría que sumar los cerca de 350.000 menores de cinco años que se verán afectados por desnutrición aguda.

Por cuarta vez en cinco años la organización humanitaria internacional Médicos sin Fronteras ha enviado equipos médicos a Bokoro, en el centro de Chad, en respuesta a esta crisis de desnutrición. MSF lo ha hecho en respuesta al hecho de que en mayo el número de niños en situación de desnutrición aguda grave pasó a ser más del doble por encima del umbral de emergencia.

La lucha de Chad contra Boko Haram. Ver aquí.

MSF ha puesto en marcha programas de alimentación terapéutica para pacientes ambulatorios de diez centros de salud en Bokoro, donde los niños con desnutrición moderada llegan a las consultas semanales junto con sus padres, que recogen los suministros de alimentos terapéuticos para llevar a casa.

Por su parte, los niños con desnutrición grave son trasladados al hospital del Ministerio de Salud en Bokoro para recibir atención hospitalaria. Solo en julio y agosto MSF admitió a 1.400 niños a su programa de alimentación terapéutica.

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Bokoro está en la zona del Sahel, donde la dureza del clima afecta a las cosechas, los centros de salud son escasos y la desnutrición es un problema crónico. Sin embargo, más allá del Sahel, donde las condiciones climáticas son menos difíciles, muchas comunidades también están siendo afectadas por la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

Si bien los esfuerzos para hacer frente a crisis de malnutrición recurrente de Chad han mejorado, muchos niños siguen cayendo a través de las grietas del sistema de salud. Chad tiene solo 450 médicos y muy pocos centros de salud con instalaciones funcionales para su población de 13,2 millones.

La pobreza y el desempleo se suman a las dificultades. Cuando sus suministros de alimentos se agotan, las familias luchan para comprar más y sobrevivir, se ven obligadas a limitar su ingesta de alimentos o piden prestado dinero. La consecuencia es que demasiado a menudo quedan atrapados en un círculo vicioso en el que sus deudas superan lo que pueden obtener de la cosecha del próximo año.

Este año la inseguridad en los países vecinos y el cierre de la frontera con Nigeria hacen aún más difícil el comercio y viajar en busca de trabajo. También que sea más caro importar alimentos y otros bienes, incluso en Bokoro.

Una vez que la crisis de desnutrición actual haya terminado, MSF planea permanecer en Bokoro sin cortar su programa de alimentación terapéutica. La idea prevenir otras crisis similares.

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Todas las fotos son de Ricard Garcia Vilanova para MSF.

Fatime Akim trajo a su hijo de dos años, Mahamat Abakar, para que recibiese la ayuda para pacientes hospitalizados de MSF en el hospital de Bokoro. Allí recibe tratamiento para la desnutrición aguda severa y malaria, que habitualmente van de la mano ya que la desnutrición debilita el sistema inmunitario de los niños haciéndolos más susceptibles a la enfermedad. Al mismo tiempo, los niños enfermos de malaria son más propensos a la desnutrición. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

Un trabajador de MSF analiza a un niño para detectar malnutrición en el hospital de Bokoro. La banda de color mide el diámetro del brazo. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

Mahamat, de dos años, y Amina, de un año, se examinan en el hospital de Bokoro en busca de signos de desnutrición. El médico de MSF que les atiende es Deogracias Kabila, de la República Democrática del Congo. (Ricard Garcia Vilanova/MSF) 

A los niños se les ofrece un poco de pasta de maní con el fin de comprobar su apetito. La pasta es un agente terapéutico a base de mantequilla de maní, leche desnatada en polvo, vitaminas y minerales. Se puede comer directamente del paquete y contiene nutrientes suficientes para que los niños desnutridos aumenten de peso. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

Fatime Djibrine, de 18 meses, sujeta la mano de su madre, Mariam Abakar, en el hospital de Bokoro. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

Las madres y los niños de la aldea Moyto, en Chad, esperan su turno para recibir suministros y alimentos terapéuticos. La pasta de maní se puede comer en casa. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

Brahim, de dos años, está recibiendo tratamiento para la desnutrición por parte de MSF en el hospital Bokoro. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

Un miembro del personal de MSF introduce una cánula en el brazo de un niño gravemente desnutrido con el fin de administrar medicamentos en el hospital Bokoro. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

Las madres esperan con sus hijos en el centro de alimentación terapéutica ambulatoria de Bokoro. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)

A los nueve meses de edad Abaya Adoum fue llevado al hospital por su abuela después de que su madre muriese 15 días antes. (Ricard Garcia Vilanova/MSF)