El pasado 3 de junio, una de las piscinas más conocidas del distrito madrileño de Usera se convirtió en noticia. Una reyerta con armas blancas y una pistola de fogueo dejó cinco heridos en la piscina del Polideportivo Municipal de Orcasitas.Según me cuentan los socorristas y el personal municipal, desde aquello hay menos afluencia. "Por las mañanas y a mediodía baja gente del barrio, familias con niños… pero por la tarde sí que hay más grupos de gente conflictiva, aunque muchos menos que antes", me cuentan.
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Desde aquel día, el personal de la piscina impide que algunos entren sin pagar por la parte trasera del recinto. "Antes se colaba mucha gente, entraban con alcohol, porros…la ventaja de beber en la piscina es que si te pillan no te multan, como mucho te piden que no bebas", me dicen.Además, para garantizar la seguridad de los bañistas, la policía acude al polideportivo cada 2 horas en los días más conflictivos. Hoy solo han venido una vez, por lo que asumo que no he elegido un día malo, aunque hay rondas de guardias de seguridad constantemente. "Antes de aquello había descontrol, pocos empleados, los chavales se colaban saltando, te encontrabas menores bebiendo alcohol, fumando marihuana… ahora hay más restricciones", me dice un chico que prefiere que su nombre no aparezca en este artículo.
Noto que hay miedo a hablar de la reyerta. Por "posibles represalias", comentan. Otros cuentan que la de Orcasitas es una piscina de extrema peligrosidad, que han visto desde machetes a pistolas. Una de las bañistas que prefirió mantener el anonimato dijo que "había descontrol, pocos empleados, los chavales se colaban saltando. No reponían cosas de la piscina, cosas que se habían roto. Había menores bebiendo alcohol, fumando porros. Ahora hay más restricciones. Había un descontrol como nunca se había visto años atrás".
Algunos creen que, cuando ocurrió el incidente, se juntó la ola de calor con el cierre de piscinas de otros puntos de Madrid y eso propició que coincidieran bandas rivales, que normalmente no se ven porque permanecen en sus barrios.
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Desde que pasó aquello, me cuentan, la piscina permanece muy tranquila. Pese a todo, muchos madrileños se han seguido acercando hasta esta piscina municipal para pasar los calurosos días de verano en la capital, ya sea porque son del barrio de toda la vida, les pilla cerca, es barato, es la única alternativa que tienen a mano o porque directamente, no les gusta la playa. Pasamos un día con ellos para conocer el ambiente que hay en la —supuestamente— piscina más peligrosa de Madrid.