FYI.

This story is over 5 years old.

fotopollas

Cómo evitar mandarle una fotopolla a una desconocida

Sabemos que es difícil y por eso te damos unos consejos.
dos chicos sentados en un banco
Imagen vía Flickr/CC 0

Para los hombres, a veces puede ser tremendamente complicado intentar frenar esa pulsión que sentimos y que nos obliga a mandar fotos de nuestra polla a desconocidas. El instinto reproductivo activa su mecanismo mágico y nos anima a pensar que las mujeres son solo un recipiente al que tenemos que inseminar para que sea capaz de generar clones genéticos de nuestra brillante mente, los llamados “descendientes”. Es en este momento cuando pensamos que lo que más desean en el mundo las mujeres es recibir fotos de rabos de extraños.

Publicidad

Al final, la idea de la fotopolla se apoya en la remota posibilidad de que podamos preñar a alguien vía chat o de que funcione como anzuelo perfecto para poder gestionar un encuentro sexual y así propagar nuestros genes. Claramente es el intento desesperado de llamar la atención de un colectivo de hombres, unos personajes que aún no han entendido que una polla tampoco es lo que pone más cachondas a las tías. De hecho, no hace falta ser un experto en sexualidad para saber que la mayoría de mujeres se masturban con material lésbico totalmente carente de penes y, por supuesto, de fotos de penes. Las mujeres ven los rabos de la misma forma que los hombres ven los coños: feos, extraños y peligrosos.


MIRA:


Parece algo evidente, pero siempre hay que recordarle a un hombre que encontrarse de buena mañana una foto de una polla en la bandeja de entrada puede molestar. Es por esto que aquí os serviremos unas técnicas y consejos para evitar encontraros en la incómoda situación de estar mandando fotopollas a gente que no conocéis de una mierda y cuya poco representativa foto de perfil os ha excitado un poco. Sabemos que es un camino complicado y que el esfuerzo que tendréis que realizar será descomunal e incluso atroz, pero, creedme, esto os convertirá en personas menos propensas a terminar entre rejas, cosa que siempre viene bien.

APUNTE: Evidentemente hay situaciones en las que una buena foto de una polla es bienvenida, pero aquí nos centraremos en las fotopollas que funcionan a modo de carta de presentación, esas no solicitadas que sustituyen a los saludos más básicos de la interacción humana (“Hola, ¿qué tal?”).

Publicidad

Primero, para no despertarte y darte cuenta de que llevas toda la noche mandando fotos de pollas a desconocidas, será necesario cambiar un poco tus limitadas nociones sobre el flirteo. Ya desde el paleolítico los individuos utilizaban un tipo de flirteo más sutil y, por lo tanto, más excitante, como regalar hojas de eucaliptus o compartir las tripas de un conejo (bueno, no tengo ni idea pero podría ser cierto).

La sutileza es la base del flirteo y una foto de una polla bien dura es exactamente lo contrario. Prueba de buscar chistes en Google y mandárselos; o copia/pega fragmentos de ensayos de Houellebecq; o utiliza los emojis o manda un link a un vídeo de YouTube, cualquier cosa menos evidenciar que eres el tipo de persona que se hace fotos de la polla y las manda a la peña sin ningún tipo de criterio. Cosa que hará que des mucha pena y que piensen que tienes algún tipo de problema en la cabeza.

Intenta perder el tiempo (lo que viene siendo “la vida”) de otra forma. No estés siempre pensando en sexo cuando llegue el fin de semana. No sé, cocínate un plato elaborado que hayas visto en alguna web (así también dejarás de alimentarte solo a base de vasitos de arroz para calentar en el microondas y frankfurts), empieza a escribir ese libro que tienes en mente desde hace 10 años llamado “Nacer y morir en España” o pon de una vez una lámpara en tu habitación para dejar de tener un puto cable eléctrico con una bombilla colgando del techo.

Publicidad

Si no puedes evitar intentar follar por internet, sigue este consejito: píntate toda la polla de color azul, con algún tipo de tinte que dure varios días y que resista a las duchas que te pegas cada cuatro días. Dibuja incluso una cara sonriente en el lomito de tu rabo o una frase aleatoria tipo “lo que falló fue el sistema de frenado”, no sé.

Entonces, cuando estés ahí todo empalmado hablando con alguien y vayas a mandarle una foto de tu nabo, de repente te darás cuenta de que tu polla no se encuentra en las condiciones adecuadas para ser mostrada, básicamente porque está pintada de azul y tiene un intento de cara de Doraemon. Quizás, en estos momentos, te darás cuenta de que tu cuerpo tiene más extremidades y que es posible mandar fotos de otras partes de tu cuerpo, algo que quizás incluso te resultará más útil para tu fin sexual.

Siguiendo la lógica del presentador de radio catalán Jordi Basté (“el mejor tuit es el que no se hace”), la mejor fotopolla es la que no se manda. Así que otra opción consiste en llamar a tu operador de teléfono móvil y decirles: “Hola muy buenas, soy Rubén Cortijo Semanas y me gustaría dar de baja mi conectividad (…) sé que me lo ofrecéis de forma gratuita pero tenéis que cortar esta mierda de inmediato, estoy mandando fotos de pollas por todas partes”. Móvil no conectado, fotopolla que no se manda. Problema resuelto.

Es una cuestión de imaginación, realmente hay infinitos métodos (romper la cámara del móvil, enamorarse locamente de alguien y dejar de mandar la polla a todo Dios, vivir en un barco sin ningún tipo de cobertura, encomendarse a una secta que considere el pene como el enemigo supremo del ser humano, pegarse un tiro…) pero lo más importante sería darse cuenta de que esta práctica es algo que exclusivamente hacen esas personas a las que nos referimos habitualmente como “auténtico capullos”. Y estaría bien pasar por esta vida sin que la gente te considerara un auténtico capullo.

Sigue a Pol Rodellar en @rodellaroficial.

Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado.