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Cultură

Este indigente madrileño vive en una bicicleta

Vicente lleva dieciséis años apostado en el mismo lugar del centro de la ciudad, pero ahora ha cambiado los cartones por una especie de triciclo eléctrico con remolque.
La bici-casa de Vicente. Fotografía por el autor

Una vez que lo ves parece obvio, pero a nadie se le había ocurrido antes. Habiendo personas que viven voluntariamente en contenedores reciclados o casas en un árbol solo por molar, tiene sentido que uno de los cada vez más numerosos 'sintecho' de Madrid se apañe también una solución de ese tipo. Un artefacto que mejore su vida en la calle, en el que refugiarse mínimamente delpeligro de pernoctar a la intemperie y evitar protagonizar sucesos dramáticos.

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Vicente lleva dieciséis años apostado en el mismo lugar del centro de Madrid pero ha decidido cambiar los cartones por una especie de triciclo eléctrico con remolque. Lleva una cadena en la mano para recordar que no le gusta estrecharla, y hace tiempo que dejó de hablar con los indigentes y vecinos de la zona ("si lo hago, después no me dejan en paz"). Por suerte, con nosotros sí ha querido conversar sobre un remedio con el que ONGs como Mensajeros de la Paz no parecen estar de acuerdo.

VICE: ¿Cómo se te ocurrió montar tu casa en un triciclo eléctrico?
Vicente: La idea me la dieron esos carritos de helados clásicos que salen en las películas. Esos remolques antiguos de toda la vida. Busqué algo parecido, a partir de eso, que fuera más manejable y asequible para lo que yo necesitaba, hasta que descubrí este triciclo y pasé tiempo ahorrando hasta que pude hacerme con uno.

Habrás tardado bastante en ahorrar lo suficiente para hacerte con él.
Sí, pasó mucho tiempo desde que se me ocurrió hasta que encontré algo a mi medida y después estuve mucho tiempo ahorrando lo que pude. Por suerte, justo me llegó una donación que me permitió dar el paso, que si no habría tardado todavía más. Fue una donación anónima, a través de un intermediario, pero sé quién es.

La policía ha visto que la bicicleta no molesta y ocupa el espacio que ocuparían un par de motos aparcadas

¿Dónde lo has comprado? ¿Les explicaste para qué lo ibas a usar?
Lo compré en una empresa vasca, después de informarme mucho. Pasé varios meses hablando con ellos, llamándoles muchas veces por teléfono y cerrando todo. Mucho papeleo.

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Les dije para que lo iba usar y no lo entendían mucho al principio, pero al final sí. Pedí que tuviera puertas en los laterales. Yo pensaba que el remolque estaba por partes pero al final era un molde y no pudo ser. Pero sí me pusieron ventanas para poder dejarlas entreabiertas.

De momento, ¿qué tal vives ahí dentro?
Bien, mejor que en la calle y que en una pensión. Porque, además, en una pensión, con lo que me ha costado el triciclo tampoco podría estar tanto tiempo viviendo ni me daría tanta autonomía. Y me permite desplazarme, aunque ahora no puedo porque tiene una avería y estoy esperando a que me la arreglen con la garantía. Llevo así tres meses. Ya vino un poco averiada, pero ahora es que no funciona ni el motor ni el acelerador y a la rueda delantera se le soltó el eje. La uso para dormir dentro y poco más.

Debe ser un gran cambio pasar de dormir en la intemperie a esto.
Claro, aquí se duerme tranquilamente. Lo único que alguno que viene y se pone a empujarme el remolque de noche para despertarme o ya otros peores que me amenazan o intentan romper el candado y robarme el motor, que ya me ha pasado alguna vez pero pocas. Por suerte, tengo una barra de madera de una azada y al verla me dejan en paz.

Además de esos indeseables, ¿cómo reacciona la gente ante tu nuevo hogar?
Muchos me dan la enhorabuena o se sorprenden y me dicen algo bueno. Otros se meten conmigo y yo les escucho que chismorrean, porque claro si no estoy tirado en la acera ya no me consideran un mendigo. Es como si ya no fuera pobre. Pero en general bien, la verdad. También me hacen fotos, eso no me gusta mucho.

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Alguno se pone a empujarme el remolque de noche para despertarme, pero en general la gente reacciona bien y me da la enhorabuena"

¿Y la policía?
De momento todo bien. Han hablado conmigo y han visto que no molesta y ocupa el espacio que ocuparían un par de motos aparcadas. Nunca sabes, porque una vez hace tiempo un indigente en el Parque del Oeste puso unos peluches y unas cosas que tampoco molestaban a nadie y un día fueron y se lo llevaron todo. Pero de momento bien, tranquilo, y espero que siga así.

Tu ocurrencia es, sin duda, original. Yo nunca había visto algo como esto.
Yo tampoco, a mí no me importa que otros lo hagan por haberme visto a mí. Cada uno que haga lo que quiera. Muchos me preguntan de dónde lo he sacado y eso, por curiosidad o por envidia, porque también hay gente que es mala y le da rabia no haber podido hacerse con el dinero antes de que yo lo comprara.

He visto que has puesto hasta un artefacto para que te puedan dar limosna.

Lo monté yo sí. Como otras partes del triciclo, adaptadas para poder tender la ropa o comer. Lo que sucede es que me dan menos limosna por lo que te decía antes, que algunos consideran que solo por tener esto para dormir ya no lo mereces tanto.

¿Cuál es tu rutina aquí, en este momento que no te puedes desplazar?
Nada, leo, hago mejoras dentro del remolque, le pongo estanterías, distribuyo el espacio… Leo mucho y el resto del tiempo voy a ducharme o a por comida. La mayor parte del tiempo estoy aquí. No me aburro.

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¿Cómo es el interior? ¿Lo puedo ver?
(Abre la puerta trasera) Tengo esta parte para sentarme en la silla plegable y detrás de la cortina guardo mis cosas. No es mucho espacio pero si lo organizas bien puedes meter bastantes. No la he llenado pero creo que tiene capacidad para 300 kilos. Prefiero que no le hagas foto porque es una parte personal y eso ya es mi casa y mi intimidad.

Tienes hasta un buzón. ¿Has recibido ya alguna carta?
Todavía no. Cómo no me la envíe yo mismo (ríe).

*** Hemos querido saber si las ONGs que trabajan con 'sintecho' celebran esta ocurrencia o, por el contrario, la consideran desacertada. Esther Collado, de la Fundación Mensajeros de la Paz y la Iglesia de San Antón de Madrid, afirma que no ha visto nunca un caso así. Según ella, "vivir en una bicicleta no es la solución, la solución es darle una bicicleta para que pueda encontrar trabajo de repartidor o mensajero, como hicimos esta semana a través de los Bomberos Solidarios". Apunta que "por desgracia el perfil de 'sintecho' está cambiando y hay muchos que no reconocen que viven en la calle por vergüenza".

Insiste en el riesgo que entraña la vida de las personas sin hogar, "con casos diarios de robos y agresiones, incluso entre ellos mismos" y aclara que ante los casos de indigencia el ciudadano debe llamar al Samur Social, "que tiene equipos de trabajadores sociales que dan, medicina, cobijo y soluciones a las personas que se quedan en la calle". Añade que el objetivo último es protegerles y "convencerles de que es importante dormir bajo techo, encontrar una forma de abandonar la indigencia y ayudarles entre todos a conseguirlo".