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La señora de 62 años bebe su agua de jamaica. La basura del popote la aprieta entre sus dedos pulgar e índice. Para ella la cruz representa la génesis del proceso desaseado que la Procuraduría General de Justicia del Edomex llevó a cabo en el caso de Mariana Lima Buendía, asesinada en 2010 por su esposo, un judicial mexiquense. La Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de Irinea en marzo del año pasado para que la PGJEM rehiciera la investigación por presentar inconsistencias.Un soplido fresco ingresa por la entrada del inmueble que mece su cabello rizado encanecido. Después se quita su diadema de plástico para volver a acomodar su cabello. Lo trae un poco húmedo y se desprende un olor a champú de yerbas. "Hay que ponerle unos clavos para que amacice" dice mientras aprieta su mano morena, pues la cruz fue desenterrada, lo que ocasionó que se rompiera en algunas partes.De acuerdo con Buendía, antes de que fueran derribadas el pasado 27 de abril, elementos judiciales llegaron a la zona. A los comerciantes les preguntaron: "¿Y esas cruces quién las puso?". Ante la negativa de los marchantes, los uniformados sugirieron: "Queremos hablar con la persona que las puso". La también defensora tuerce la boca, ha pasado por otros calvarios. "Ellos quieren intimidar", comenta.
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Debido a que la lista no frena y no existen medidas concretas, las ONG han cuestionado fuertemente las administraciones del gobernador Eruviel Ávila Villegas; el procurador local, Alejandro Gómez y la subprocuradora de Género, Dilcia García Espinosa. Desde que se emitió la AVG el pasado 31 de julio no hay un informe que detalle los avances y rendición de cuentas del presupuesto asignado.Pero los oídos del gobernador, quien ahora se perfila como un posible precandidato presidencial, siguen tapados. Al "chapeado junior" le están endulzando los oídos, le hacen creer que puede llegar a ser presidente, nos comenta una fuente del Gobierno del Estado de México que prefiere el anonimato por posibles represalias de sus superiores; mientras está hipnotizado con ese espejismo, los padrones de feminicidios aumentan como en la época del ahora presidente Enrique Peña Nieto. Ante esa sordera institucional Buendía remata: "Esto es real. No ha sido una, han sido varias muchachitas".