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Música

Diez discazos por artistas que sólo hicieron un álbum

De Late of the Pier a Fever Ray, aquí hay diez discos llenos de ferocidad y belleza que se quedarán por siempre en los listados de historia.

Cuando pensamos en la historia de la música, normalmente recordamos a los grandes artistas. Los cinco veces ganadores del Grammy; los íconos cuyos rostros se han planchado póstumamente sobre camisetas y banderas y tazas piratas; las bandas que comenzaron escenas que se volvieron fundamentales en años posteriores. Cuando nuestros recuerdos se borren y nos convirtamos en unas simples almas esperando la muerte, sólo recordaremos a los artistas monolíticos.

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Pero, ¿qué pasa con los grupos que nunca llegaron más allá de su primer álbum? Hay varios artistas que sólo publicaron un disco, ya sea como un proyecto solista momentáneo, o porque después su disquera los despidió, o porque se dieron cuenta que se odiaban, o porque decidieron dejarlo por la paz y crear nuevos proyectos. Usualmente, la razón por la que una banda sólo hace un álbum es porque o fue pésimo o porque no vendió nada, pero de vez en cuando un grupo o un artista crea un disco tan maravilloso y hermoso que es desconcertante que no hayan hecho un segundo. Quizá esa es la belleza de nunca haberle hecho una secuela a tu debut de 12 canciones, sin sucumbir a las presiones de la fama y los fantasmas de la drogadicción y la adicción al sexo.

En esta lista de diez pinches discazos que nunca tuvieron secuelas, dejamos algunos de los más obvios, como The Miseducation of Lauryn Hill, Out of Step de Minor Threat, Never Mind the Bollocks de los Sex Pistols, Hurbanistorias de Rockdrigo y el homónimo de The La's— porque ¿cuántas veces más necesitas escuchar que Grace de Jeff Buckley fue un gran disco?—y más bien nos enfocamos en algunos de los clásicos menos celebrados. Por supuesto, varios de los artistas involucrados pasaron a crear muchas cosas más, pero estos proyectos en particular se quedaron por su cuenta en los libros de la historia; un destello en una subcultura, populares en algunos círculos sociales, pero nada más.

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Así que rindámosle tributo a estos discos que nunca tuvieron un hermano (por ahora, al menos), pero que son tan valiosos e importantes como esa caja de 15 discos de Nick Cave que tienes en casa.

The Avalanches – Since I Left You

Antes de entrar a la Virgin Megastore de Norwich a la edad de 11 años y escoger este álbum y el Is This It de los Strokes en una de esas ofertas de 2 por 22£, mi concepto de la música estaba limitado a un compilado de Shine y un cassette de "The Real Slim Shady”. Después de esa tarde profética, nada volvió a ser lo mismo. Compuesto por un número de samples inimaginable – parece que nadie es capaz de decidir si son 900 o 3,500 – el álbum consigue, de alguna manera, sonar orgánico, libre, vivo, en vez de una cosa postmodernista completamente fechada que uno supondría. Más bien, lo que consigue es ser uno de los mejores discos del siglo hasta ahora: una obra maestra caleidoscópica que suena a todo y a nada al mismo tiempo. Ah, pero sáltense "Frontier Psychiatrist" — este siempre ha sido una chaquetada. —Josh Baines

Test Icicles – For Screening Purposes Only

El efímero trío londinense Test Icicles se dio a conocer en la ola de dance-punk de principios de los dosmiles, cuando “House of Jealous Lovers” de The Rapture no podía faltar en todas las fiestas. Lo que hacía único a Test Icicles en una era tan superficial para la cultura juvenil fue que tomaron la tendencia del sonido dance-punk y la acuchillaron gloriosamente como unos carniceros adolescentes psicópatas, añadiéndole un poco de screamo y thrash hasta que todo sonara menos a una foto sepia de James Murphy en un café y más como a Glassjaw en un rave. Básicamente, si eras un chico de dieciocho años en la década de los 2000 y odiabas a tus padres, éste era El Álbum.

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La banda rápidamente se separó para crear otros proyectos, y Dev Hynes, por supuesto, pasó a convertirse en Lightspeed Champion y después en Blood Orange. Nota aparte: Si piensas que Test Icicles era un nombre corriente, debes saber que inicialmente se llamaban Balls. —Joe Zadeh

Madvillain – Madvillainy

Como individuos han encendido obviamente el mundo del rap, pero como Madvillain, MF Doom y Madlib sólo publicaron dos álbumes – su disco debut, Madvillainy, y su secuela, Madvillainy 2:The Madlib Remix. Dado que este último es un remix completo del original – al parecer publicado porque Madlib no podía esperar para grabar el segundo álbum oficia – el grupo entra a la lista por ser un tecnicismo. Para estos momentos seguramente estás consciente de que el lugar de Madvillainy está más o menos cementado en la historia del hip-hop, habiendo influenciado una generación de productores y raperos, así que si todavía no los has escuchado, felicidades, te has dejado a ti mismo una tarea que hacer. —Ryan Bassil

Germs – GI

Darby Crash es una de las figuras más trágicas en la historia de la música. Un punk de LA, adicto, con un deseo de morir tan ardiente que finalmente lo llevó al suicidio a través de una sobredosis de heroína intencional a los 22 años de edad. Crash fue tan violento y poético como puede llegar a ser alguien sin alcanzar el nivel de una novela de J.G. Ballard.

Estilísticamente, GI era hardcore punk inclusive antes de que el hardcore punk existiera. Es rápido, despectivo, áspero sin comprometer las melodías y, tal vez irónicamente, increíblemente lleno de vida. La energía aterriza en algún lugar entre el caos destructivo de sus presentaciones en vivo y la tensa estructura de su música, en gran parte gracias a la producción de Joan Jett, en donde se percibe claramente la complejidad de la banda, como un insecto en una vitrina. Teniendo en cuenta que la música era intencionalmente minimalista, Crash era un cabrón bastante parlanchín, encarnando y pervirtiendo cada influencia cultural desde David Bowie a Charles Manson. Leer las letras de Germs es tan gratificante como escuchar sus canciones, algo que no puede decirse sobre la mayoría de los artistas, y menos de las bandas de punk en general.

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De una u otra manera, los Germs influenciaron todo, desde el skate punk a Sonic Youth y a Ratking. Si hubieran tenido más tiempo, quién sabe qué más podrían haber hecho. —Emma Garland

Fever Ray – Fever Ray

Después de tres discos con The Knife que jugaban con la idea de nunca revelar su identidad artística, Karin Dreijer Andersson finalmente dejó todo en su álbum solista, Fever Ray, pero en la forma más Karin Dreijer Andersson posible, entregando confesiones ominosas y escalofriantes, a través de vocales despiadadamente manipuladas que pasaban de lo angelical a lo demoníaco. El concepto del álbum fue inspirado por la privación del sueño, y se destaca como la pieza de arte más bella y exacta jamás hecha sobre estar terriblemente a solas en la oscuridad. —Joe Zadeh

Wild Flag – Wild Flag

Sé honesto: ¿Cuánto vómito se te acumula cuando escuchas la frase "súpergrupo indie"? La única vez que es aceptable responder "nada en lo absoluto" es cuando piensas en Wild Flag, cuya brillante pero demasiado breve carrera culminó con un excepcionalmente bueno, poco exigente, y bastante agradable álbum homónimo en 2011.

Compuestos por Carrie Brownstein (históricamente conocida como la trituradora en Sleater-Kinney, y en tiempos recientes la estrella de Portlandia); la baterista ocasional de Bright Eyes, Janet Weiss; la guitarrista Mary Timony (de Autoclave); y la ex baterista de The Minders, Rebecca Cole, en los teclados, Wild Flag comenzó con una serie de ambiciosas declaraciones públicas a través de Facebook (“¿Cómo suena una avalancha paseando a un delfín? ¿Qué obtienes cuando cruzas una hamburguesa con un hot dog? La respuesta es: WILD FLAG.")

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En 2013 declararon que iban a tomarse un descanso indefinido, citando las dificultades de estar en una banda y “vivir a cinco horas de distancia por avión”, dejándonos con sólo un álbum y un anhelo imborrable por algo más. —Francisco Garcia

Life Without Buildings – Any Other City

¿Recuerdas cuando eras más joven y no estabas consumido por ese horrible personaje que creaste, aquel que creías impresionaría a otras personas por su rancia mezcla de narcisismo, cinismo, arrogancia e ignorancia? ¿El viejo tú, que tenía menos miedo de ser un humano real? ¿El viejo tú, al que le gustaban las cosas porque sí, no porque el hecho de que no te gustaran sería un statement menor al hecho de que sí te gustaran? ¿El viejo tú, que aún tenía una banda favorita? ¿El viejo tú, que todavía las letras de las canciones? No está muerto. Todavía no. El viejo tú todavía está allí. En algún lugar. ¿Quieres sacarlo? Pon este álbum ahora. Listo. —Josh Baines

The Postal Service – Give Up

Aquí hay una historia divertida. Me encontré a mi misma en el 2013 durante el festival Primavera Sound, cuando Give Up fue reeditado y The Postal Service se reunió para dar una serie de shows. Unas horas antes de su show, golpeé mi cabeza con algo y perdí memoria de las siguiente cuatro horas de mi vida en un agujero negro de conmoción cerebral y de vino de 2€. Cuando regresé a mis sentidos de manera repentina, milagrosamente pude volver a ubicar a todos mis amigos y comprar un sombrero de paja. La única prueba de mi desaparición fue la hamburguesa vegana que dejé a medias y que había intentado guardar en mi tote. Me di cuenta de que, en algún momento durante todo lo anterior, el sol ya se había puesto. Y de la nada, empezaron a sonar los hipnotizantes tonos de sintetizador de “The District Sleeps Alone Tonight” por todo el foro, marcando el comienzo del set de The Postal Service. Puesto que sólo tienen un álbum, tocaron todo el maldito disco, además de unos tracks extras que aparecen en la reedición del álbum y un cover de “Our Secret" de Beat Happening.

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Ahora, no estoy diciendo que The Postal Service me salvó la vida, o que los poderes curativos de Give Up me levantaron de un adormecimiento que podría haber terminado con la policía sacándome de las instalaciones por haberme dormido bajo un stand de falafel – pero para un álbum de apenas 45 minutos de duración, tan cargado de momentos trascendentes y un importante legado cultural, tienes que admitir que es una buena metáfora. Emma Garland

Late of the Pier – Fantasy Black Channel

Mirando atrás, el álbum debut de Late of the Pier, Fantasy Black Channel, es una propuesta confusa. Por un lado, su pegajoso funk lleno de brillo no debería de hacer sentido en el entorno actual, —uno libre de glow sticks y skinny jeans rojos. Pero por otra parte, el álbum cosechó las semillas plantadas por artistas como Gary Numan, Brian Ferry y sus contemporáneos Klaxons, a tal grado que sus doce canciones de triunfante y descontrolada música dance contemporánea, sigue sonando electrizante – a pesar de que ha pasado casi una década desde que nació la escena del British New Rave afuera Madame JoJo's. Y todo es porque Fantasy Black Channel suena tan ajeno. Se necesita un grupo especial de personas para crear algo que suene tan de otro mundo como esto, como si los restos del house, del techno, de David Bowie y del pop cogieran unos a otros en una orgía en la que todos terminan salpicados de pintura. El grupo conserva un estatus de culto bastante único —de vez en cuando, sus fans salen del trabajo, suplicándoles que vuelvan a estar juntos y hagan otro disco. —Ryan Bassil

American Football – American Football

¿Qué se puede decir sobre American Football que no se haya dicho ya? Es decir, hasta yo he dicho demasiado, después de que fui a uno de sus shows de su gira de reunión y trajeron lagrimas a mis ojos post-pubertos. Así que sólo voy a parafrasear lo que sentí en aquella ocasión. sólo he parafraseando mis sentimientos desde eso.

El álbum homónimo —y único— de American Football es uno de los pocos discos que tiene el poder de transportar a aquellos que lo conocen bien a esa particular época de sus vidas en el que lo tenían en repetición, hasta que la persona más cercana a ellos empezaba a considerar homicidio. El álbum es atemporal porque todo acerca de este te obliga a enfrentarte cara a cara con tu yo formativo, y la única cosa mas incómoda, desgarradora y gratificante que vivir tu adolescencia por primera vez, es revisitarla una y otra vez. —Emma Garland

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