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Todos los días, casi 100 millones de ositos de goma son creados en la línea de producción de Haribo Foods para llegar al estómago de incontables niños —y adultos— alrededor del mundo. Pero esto no es suficiente.La compañía de dulces, con sede en Bonn (Haribo es un acrónimo de HAns RIegel BOnn), quiere expandir su ejército úrsido abriendo una fábrica en el condado de Kenosha, Wisconsin. Haribo escogió el condado de Kenosha luego de lo que describió como un proceso de selección "elaborado"."Ya que estamos aventurándonos a construir una de las instalaciones más grandes de la industria de la confitería, esta ubicación nos ofrece las condiciones ideales para un mayor crecimiento de la exitosa empresa HARIBO en Estados Unidos", Wes Saber, vicepresidente ejecutivo y director de finanzas para HARIBO of America Inc., dijo en una declaración de prensa.
El precio de la nueva fábrica de osos de goma es de $242 millones de dólares en promedio y creará 400 empleos nuevos; música para los oídos del gobernador republicano Scott Walker. Si Walker tiene suerte, este proyecto masivo no será frustrado por la promesa del presidente Trump de imponer tarifas de comercio a empresas alemanas y el rechazo a Angela Merkel, hasta para estrechar su mano.Los ositos de goma han sido producidos en Alemania desde 1922, cuando el fabricante de dulces Hans Riegel se inspiró en un oso bailarín que participó en un festival. Hoy en día, los osos de goma siguen inspirando a los pachecos y nacionalistas blancos, de modo que es justo asumir que los ositos fabricados en Estados Unidos seguirán siendo un éxito tanto para liberales como conservadores.