Por qué le ha tomado tanto tiempo a Argentina adoptar las Hamburguesas

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Por qué le ha tomado tanto tiempo a Argentina adoptar las Hamburguesas

In a country obsessed with red meat, why did the Argentine capital only recently discover what the rest of the world already knew: that burgers are awesome?

Mi carnicería de confianza está a reventar a las 8:30 pm y parece que todo el mundo está aquí para acumular carne en un Apocalipsis bovino. Una mujer acaba de comprar dos docenas de bife con el grosor de un papel para hacer milanesas y otra camina hacia afuera tambaleándose por el peso de los 8 kilos de costillas, arrachera y chorizo para una "pequeña parrillada familiar". Escucho que gritan mi número, "¿Qué va ha ser campeón?" y le pido una mezcla de mucho filete de cadera y un poco de sirloin.

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Entonces el momento que temía ha llegado: "quiero que lo muelas todo junto dos veces".

El carnicero vuelve la cabeza y me pregunta que si estoy seguro de lo que le estoy pidiendo. Le aseguro que sí, sé lo que estoy haciendo porque esa carne es para hamburguesas. Y no, no prefiero que muela las sobras. Todos a mi alrededor me juzgan en silencio. Estoy seguro de que fui la plática de sobremesa de alguien esa tarde.

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Las personas esperan pacientemente la llegada de sus hamburguesas en Burger Joint en Buenos Aires. Fotos del autor.

Visto desde afuera, parecería que Argentina tendría algunas de las mejores hamburguesas en el mundo. Es una población obsesionada con la carne roja en la que se consumen 120 libras per capita y se enorgullece de tener el mejor producto en el mundo. En este lugar la carne de vaca es la única a la que se le llama carne; pollo, pescado y cerdo no son dignos de este término. Y si lo cocinas a la parrilla bien (o no tan bien) en una reunión de amigos, el ritual exige una ovación entusiasta.

"Los argentinos enaltecemos tanto el asado que otro modo de cocinar carne se ve inferior," explicó Patricio Parachu, un diseñador gráfico que pasa su tiempo libre escribiendo sobre restaurantes de hamburguesas en su blog, The Burguer Life. "Las hamburguesas siempre han sido menospreciadas porque nuestro único marco de referencia son lugares como McDonalds y la chatarra que consumes en un partido de football".

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En un domingo alrededor de las 2pm, el letrero de neón brilla sobre la entrada de Burguer Joint. Las paredes están cubiertas de mensajes y marcas de tres años de clientela, un episodio de Seinfeld se repite continuamente en la televisión de la esquina y un pequeño equipo trabaja en una cocina abierta y atiborrada tomando órdenes en medio de una multitud que cocina hamburguesas. La gente se acomoda estratégicamente para tomar la siguiente mesa, mientras que los hambrientos analizan todo el lugar en busca de una botella de curry, ketchup o salsa picante.

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Pierre Chacra pasó ocho años trabajando en diferentes cocinas de Nueva York antes de regresar a Buenos Aires para abrir Burguer Joint en 2013. Él es parte de una revolución culinaria local detonada por jóvenes chefs Argentinos que han trabajado en cocinas del extranjero y han vuelto para presentar sus experiencias a un público que está listo para experimentar algo fuera de la clásica pizza, parrilla y pasta.

La diferencia es que mientras la mayoría presenta restaurantes modernos de gama alta, el decidió abrir una desaliñada tienda de hamburguesas. Chacra emana confianza relajada y evade cualquier intento que hago por retratarlo como un mesías culinario.

"Creo que llegamos justo en el momento adecuado" explica Chacra. "Los porteños pueden ser los mejores clientes si les entregas exactamente lo que te comprometiste a entregar. No estamos haciendo ningún milagro. Nosotros les anunciamos una gran hamburguesa y eso es lo que les servimos".

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Dentro de un año fue nombrado como uno de los 29 bares de hamburguesas para tener en la mira por el

Huffington Post

y desató sin querer una manía local.

Una metrópolis que alguna vez careció de una hamburguesa decente ahora es hogar de docenas de restaurantes que tomaron la idea de Burguer joint como referencia en diferentes niveles de éxito. Algunos lo moldearon en algo diferente, mientras que otros duermen en los laureles de una burbuja.

Uno de los nuevos lugares de hamburguesas en Argentina esta listo para dar el siguiente paso.

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A una hora de Buenos Aires en una pequeña ciudad llamada La Plata se encuentra Carne, el primer restaurante que Mauro Colagreco ha abierto en su nativa Argentina. Colagreco es el único chef argentino con dos estrellas Michelin y que ha vuelto a su tierra para servir hamburguesas, papas fritas, cerveza, malteadas y crear un escándalo.

En una tarde de martes luchó por encontrar una mesa entre puros estudiantes de preparatoria, oficinistas y una celebración nupcial de 25 personas que se atiborran en el moderno y espacioso interior. Cocineros jóvenes en pantalones ajustados y camisetas blancas voltean, añaden condimentos, y envuelven furiosamente hamburguesas para una multitud constante. Cada día preparan más de 600 hamburguesas.