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falacias

No, los fans del fútbol no son unos puteros aunque las autoridades insistan

Con la llegada de la Euro 2016, las autoridades francesas han recuperado la (falsa) teoría según la cual la afluencia masiva de aficionados al fútbol provoca un aumento de la prostitución.
Reuters

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Vuelve una y otra vez: cada ocasión en la que hay una gran competición deportiva internacional, retorna como si de una advertencia se tratara. Concretamente, cada dos años, unas pocas semanas antes de la Euocopa de turno o la Copa del Mundo.

¿Es cierto que la afluencia de aficionados extranjeros aumenta la demanda y la oferta de prostitución? No se conoce las cifras exactas, pero sin duda la respuesta es afirmativa. Esta vez, un mes antes del inicio de la Eurocopa de 2016 en Francia, el Alto Consejo francés por la Igualdad entre Mujeres y Hombres (HCE) quiere evitarlo.

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El 21 de abril, el HCE —que tiene la misión de "asegurar la convivencia de la sociedad civil" y "estimular el debate público sobre las orientaciones generales de las mujeres y la política de igualdad de derechos "— emitió un comunicado de prensa donde comunicó que, con el objetivo de prevenir el sexismo y la violencia sexual, impulsaba diversas medidas "para evitar que el país se convierta en un gran complejo de prostitución. "

"En los grandes eventos deportivos anteriores se ha demostrado que muchos de los aficionados, ya sea habitualmente u ocasionalmente, aprovechan para consumir prostitución", explica la institución en un comunicado.

"Las redes de prostitución prevén de antemano está situación, una oportunidad enorme para conseguir enormes beneficios, y alimentan la trata de personas (sobre todo de países pobres)", prosigue.

El HCE pidió a las autoridades que durante la Eurocopa 2016 la prostitución siga siendo un delito, haciendo referencia a la aprobación de la ley sobre la penalización de los clientes que el parlamento aprobó a principios de abril.

El club Artemis de Berlín, ubicado en un lugar perfecto estratégicamente hablando, cerró durante la Copa del Mundo de 2006. Imagen vía Reuters.

Esta advertencia era previsible, pues hace diez años de la apoteosis de esta conexión entre los aficionados y la prostitución. Antes de la Copa Mundial de 2006 en Alemania, los medios pronosticaron que el Mundial iba a batir el récord de solicitudes de licencias para prostíbulos. Entonces se abrieron enormes burdelesen un país que acababa de legalizar la prostitución después de estarlo anunciando durante cuatro años.

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A pesar de las perspectivas, los prostíbulos no tuvieron más actividad. Una de las razones aducidas por una de las prostitutas fue que la naturaleza de eventos deportivos como la Copa del Mundo es una actividad que atrae a grupos de amigos y familias.

"Esto es difícilmente compatible con una visita a un burdel, para ello se tiene que ser demasiado furtivo y solitario", explica Stephanie Klee, una prostituta que lideraba un lobby que defiende los derechos de las trabajadoras sexuales.

"Es complicado que alguien les diga a sus amigos que después del partido lo esperen 20 minutos mientras se va a un prostíbulo".

Cuatro años más tarde, en el Mundial de Sudáfrica, la historia se repitió. Esta vez, todo empezó debido a un anuncio que avisaba de que se importarían mil millones de preservativos y al rumor de la llegada de 40.000 "esclavas sexuales".

El país africano estaba destinado a ser el próximo campo de batalla entre los aficionados al fútbol y los turistas sexuales; esto conllevó que diferentes asociaciones y varios medios de comunicación anunciaran que la Copa del Mundo estaría nuevamente protagonizada por la prostitución.

La presión policial contra las trabajadoras sexuales aumenta durante los grandes eventos deportivos. Foto de Damir Sagolj, Reuters

Después de la competición, el Fondo de Población de las Naciones Unidas publicó un amplio estudio sobre el impacto del Mundial en la prostitución de Sudáfrica. En la primera página, el testimonio de una de las prostitutas entrevistadas decía que "tal vez todo sea mejor cuando se acabe el Mundial…". La principal conclusión, inesperadamente, fue que no aumentó significativamente el número de clientes en los prostíbulos durante la Copa del Mundo.

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El investigador Marlise Richter, del Centro Africano de Migración y Sociedad, fue una de las personas que llevaron a cabo este estudio. Después de entrevistar a 1.800 prostitutas, declaró lo siguiente a la revista española Líbero: "Antes, durante y después de la Copa Mundial, las prostitutas tenían un promedio de 12 clientes por semana; un máximo del 7% de los clientes quería sexo sin condón; y el servicio costaba alrededor de los 10 euros".

"Sólo el 1 o el 2% de las prostitutas eran de fuera de la ciudad", continuaba Richter. "La principal diferencia que se observó durante el Mundial de Alemania fue que las trabajadoras sexuales estaban bajo una mayor presión policial".

"Si se repite una mentira muchas veces llegará a ser verdad", explica Morgane Merteuil, portavoz de la Unión de Trabajo Sexual de Francia (Strass). Este es un gran mito que se repite cada vez, pero que hoy sabemos que es una invención.

"Lo que se observa es más bien un aumento de la represión de las prostitutas al acercarse a estos grandes eventos", corrobora Marlise Richter. Como ejemplo puso el del Mundial de Brasil de 2014 y los Juegos Olímpicos de Londres, donde hubo grandes redadas y registros porque "querían limpiar la ciudad".

Las grandes aglomeraciones de gente hacen pensar que el consumo de los servicios sexuales aumentará… pero la historia demuestra todo lo contrario. Foto de Nacho Doce, Reuters

En Francia, a un mes escaso de que empiece la Eurocopa, el Strass no observa nada extraño. Para él, las redes que teóricamente tienen que "importar" las prostitutas a estos grandes eventos son "un delirio total, pues se juega con el mito de una industria desconocida para muchos. Sí que hay redes de este estilo, pero no se organizan así".

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"Personalmente, he observado que ha habido un aumento superior en los clubs de provincia que en los de las ciudades, que cerraban a las 10 porque las noches de partido no iba nadie", recuerda Merteuil.

A pesar de que la prostitución no aumenta, sí que lo hace el riesgo de ataques contra las trabajadoras sexuales: "Algunas compañeras no quieren trabajar las noches de partido porque hemos observado que hay más violencia", añade la portavoz.

Merteuil afirma que sería "lógico" que algunos de los muchos aficionados que llegaran a Francia en junio fueran a los burdeles después de ir a los partidos, pero está lejos de ser un fenómeno de masas… contrariamente a lo que quieren hacer creer las asociaciones contra la prostitución que crean la alarma social.

El estereotipo de cliente de los burdeles se parece al prototipo tradicional del aficionado al fútbol. Foto de Alessandro Garofalo, Reuters

Una vez hecha la composición de la situación, parece que la proximidad de una gran competición internacional de fútbol sirve, sobre todo, para que algunas organizaciones que están en contra la prostitución tengan protagonismo mediático: este es el caso del HCE y su voluntad de "coordinar el debate público", o del grupo Femen, que en 2012 organizó una protesta en topless en Kíev para protestar contra un supuesto aumento del turismo sexual durante la Eurocopa de Polonia-Ucrania.

Esta causa se mantiene gracias al detrimento de la imagen de los aficionados. La idea es simple, o al menos se lo parece a Nicolas Hourcade, un sociólogo especialista en aficionados: "El estereotipo del aficionado es el de oso quejica y machista, una idea que liga con el estereotipo del cliente que va a los burdeles", explica.

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"Yo creo que lo que está en discusión es ese estereotipo, más que una realidad científica", prosigue Hourcade. No obstante, el sociólogo acepta que el público en el fútbol es principalmente masculino y esto puede conllevar "comportamientos machistas".

El propio Hourcade matiza sus conclusiones sobre la violencia de género y acepta que "no es tanto porque se trate de fútbol, sino por el gran número de personas que se juntarán en un mismo sitio". El sociólogo piensa que "la prensa busca remarcar que pagar por los servicios sexuales está prohibido por la ley" cuando realmente no se sabe qué cantidad de aficionados acuden a los prostíbulos.

"Obviamente, algunos aficionados lo hacen, pero no es posible decir si la proporción es mayor que la de la población masculina en general", concluye Hourcade.

Entonces, ¿de dónde sale este cliché que no desaparece nunca? ¿Hay estudios que confirmen este estereotipo? Desde el HCE solo dijeron que "los estudios publicados" confirman esta teoría, pero añadieron que saber con seguridad cuántos y quiénes son los clientes de los prostíbulos "siempre es difícil de verificar."

La historia desmiente todos estos estudios y teorías: con los datos obtenidos en la mano, lo más cercano a la realidad es decir que, en realidad, las grandes competiciones internacionales de fútbol no tienen un impacto sensible en el negocio de la prostitución.