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Cultură

Albergues, okupas, robos... el día a día de un joven 'sin techo'

Joan lleva cuatro años durmiendo en habitaciones compartidas con drogadictos y delincuentes donde el robo es algo frecuente. Cuando no hay plazas en los albergues, los jóvenes como él suelen apostar por casas okupas.

Joan solo tiene 24 años y ha visto cosas que la mayoría de los jóvenes de su edad no verán jamás. Joan se quedó solo y se convirtió en un 'sin techo' con apenas 20. Ha estado cuatro años pasando de un albergue a otro, pernoctando en habitaciones compartidas con otras personas sin hogar. Ha dormido junto a alcohólicos, drogadictos y delincuentes de poca monta. Joan se emociona cuando recuerda.

"Está nervioso y se entristece al pensar en todo aquello", nos dice Almudena, su técnica de intervención de RAIS Fundación, una entidad de iniciativa social que ayuda a jóvenes sin hogar, les ofrecen una vivienda en la que conviven durante 12 meses y les impulsa a consolidar su proyecto de vida adulta: encontrar trabajo y piso propio. Entonces… ¿De dónde es Joan? ¿Dónde está su familia? ¿Por qué ha llegado a esta situación? No es fácil de explicar, el joven comienza contando su historia con ambigüedades, algo confuso y sin dar muchas explicaciones.

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"Soy de Santo Domingo, de República Dominicana. Allí tenía muchos conflictos familiares y pocas oportunidades así que mi madre nos trajo a España a mis hermanos y a mí en 2008". Él y su familia, como tantos otros inmigrantes, vienen con la idea de que en España es muy fácil encontrar trabajo, o estudiar. "Eso me dijeron mis paisanos, eso me decía mi propia madre, que aquí podría trabajar y terminar los estudios, yo quería estudiar derecho"… Sin embargo, ninguno encontró trabajo. Al poco tiempo su madre volvió con él a Santo Domingo pero para Joan fue imposible aguantar la convivencia, así que decidió regresar a España y buscar ayuda en casa de sus hermanos y amigos. Un viaje de ida y vuelta y otra vez ida.

A pesar de que el paro juvenil está en un 52,39%, a Joan le tacharon de vago y sus propios hermanos le echaron en cara que no tuviera trabajo. Y esas peleas provocaron que este joven acabara viviendo en la calle, sin trabajo y sin apoyo familiar. "Me he tenido que buscar la vida durante los cuatro años que he pasado en la calle. Y sí, ha habido momentos en los que he pasado hambre".

En los albergues le daban de comer y le ayudaban con el bono transporte. Pero Joan tampoco tenía muchos más recursos para encontrar trabajo a pesar de que desde el propio centro le enviaban a bolsas de empleo y de trabajo temporal. ¿Pero quién va a querer contratar a chicos que no tienen residencia fija, que viven en un albergue cuando no duermen en la calle? Porque en abril, tras la Campaña del Frío, el Ayuntamiento cierra 543 camas. Todos sus ocupantes se mudan a los cajeros que haya disponibles o a los parques. Los jóvenes se suelen decantar por las casas okupas.

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Los tres perfiles de los jóvenes 'sin techo'

Hay tres perfiles de 'jóvenes sin hogar' -chicos que viven en infraviviendas, en pisos masificados o en casas amenazadas por órdenes de desahucio- . Están los ex tutelados, menores sin familia y tutelados por el estado que se quedan desamparados tras cumplir la mayoría de edad. Están los niños o jóvenes extranjeros que llegan solos en busca de unas expectativas que pocas veces se cumplen. Y están los jóvenes que sufren la violencia dentro de sus hogares, los que se ven obligados a abandonar. Joan pertenece a los dos últimos tipos, un inmigrante sin oportunidades con fuertes conflictos familiares.

No se puede estimar el número total de afectados, además eso sería minimizar el problema. Lo que sí se puede contrastar son las cifras del informe Niños niñas y jóvenes sin hogar en España. En 2013 hubo 13.000 menores que se fugaron de sus casas y 9.000 expedientes abiertos por denuncias de padres que fueron agredidos por sus hijos. Por otro lado, 40.000 menores viven tutelados por el Estado. Asociaciones como Opción3 o RAIS ayudan a cientos de jóvenes sin hogar y cada vez hay más y cada vez son más veinteañeros los que viven situaciones que antes estaban reservadas para hombres que atravesaban los 40 años."Esto es una opinión personal, pero el hecho de que el número de jóvenes que se fugan de sus casas haya aumentado es debido a la crisis y la falta de recursos de las familias. La situación precaria conduce a la amargura y a la violencia en los hogares", declara Iván Torres, director de RAIS.

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En la Fundación también tienen varios pisos para personas convalecientes sin hogar. Para aquellos "sin techo" con enfermedades que tras pasar la peor parte de sus dolencias en el hospital son devueltos a la calle, donde o empeoran o sencillamente mueren. "Nuestro proyecto de ayuda para personas convalecientes consta de dos fases, una recuperación física y una integración social. Hay una mejora en el 70% de los casos", señala Torres. Los trabajadores sociales de los hospitales trabajan mano a mano con estas asociaciones. Aunque no tratan con adictos directamente, muchos de los enfermos consumen alguna droga o beben demasiado alcohol, así que al final el problema de la adicción se convierte en una enfermedad más que erradicar.

Las drogas, las peleas y la redención

"Muchas veces he estado a punto de caer en el mundo de las drogas, de vender…Pero he sido duro, he pensado muy bien las cosas", reconoce Joan. No es fácil vivir en la calle y compartir habitación con todo tipo de personas. "He visto cómo están los yonquis en los albergues, cómo están de enfermos. Además hay mucha gente mala con la que he tenido problemas, sobre todo con los borrachos que compartían mi habitación. Me gritaban, discutían, muchos me robaban. Al final comprendes por qué debes ir por el buen camino. Reconozco que a pesar de las diferencias que teníamos, mi madre me enseñó a tomar buenas decisiones".

Almudena vuelve a intervenir en la conversación. "Cuando nos trasladaron el caso de Joan nos dijeron que era un chico conflictivo y que solía meterse en peleas, pero lleva aquí desde agosto y de momento no hemos tenido ningún problema". Entonces Joan vuelve a tomar la palabra: "Bueno, yo tengo un carácter fuerte y estaba en constante tensión por mi situación y por la falta de trabajo y de dinero. Además hay muchas personas muy envidiosas y es difícil relacionarse con ellas. En los albergues se discute por la comida, por la televisión, por cualquier tontería hay tensión".

Un trabajador social del centro de acogida municipal para personas sin hogar 'Juan Luis Vives' le contó a Joan lo que RAIS hacía con los chicos en su situación. "En cuanto me habló de este sitio yo me quise venir encantado. Aquí estoy más relajado que antes. Más centrado en mi futuro. Estoy haciendo prácticas de reponedor aunque también tengo experiencia como camarero o como dependiente de una tienda de ropa. El tema del trabajo me lo tomo muy en serio". Joan tiene nueve meses por delante para construir su futuro y no quiere dar ningún paso en falso, por eso prefiere no desvelar su apellido ni posar de frente en las fotografías.