Polaroids vintage de borrachos y gente rara en el Barrio Rojo de Ámsterdam

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Polaroids vintage de borrachos y gente rara en el Barrio Rojo de Ámsterdam

A finales de 1970, solo los artistas, Marc H. Miller y Bettie Ringma, iban de bar en bar vendiendo retratos hechos con cámaras Polaroid a los turistas.

Hoy en día, Ámsterdam está llena de gente con cámaras Polaroid tratando de convencer a los turistas de que posen para una foto, que luego les intentan vender como recuerdo de sus vacaciones. Pero a finales de 1970, solo los artistas, Marc H. Miller y Bettie Ringma, iban de bar en bar vendiendo este tipo de retratos.

Los dos se mudaron de Nueva York a Holanda en 1979, y empezaron a vender Polaroids a 6 florines para poder ganar un dinero extra. Capturaron los diferentes rostros y lugares que componían la vida nocturna de Ámsterdam en aquel entonces: desde los bares marineros y los cafés turcos del Barrio Rojo, hasta el club trans Madame Arthur y la Whiskería A Go-Go. Sus fotografías ofrecen una visión única de una época en la que los bigotes abundaban, había mucho sexo y los borrachos se quitaban alegremente la ropa en los pubs.

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Me encontré con Marc H. Miller para saber más de sus Polaroids.

VICE: ¿Cómo se te ocurrió la idea de empezar a vender Polaroids en los bares?

Marc H. Miller: Bettie y yo acabábamos de mudarnos a Holanda y necesitábamos dinero. En Nueva York habíamos visto a alguien que vendía Polaroids a la gente en la playa en Coney Island. Decidimos tratar de hacer lo mismo en la ciudad playera de Zandvoort, pero obviamente la arena es mala para la cámara y andar por la playa era bastante complicado. Luego hubo problemas por las mujeres que tomaban el sol en topless… A pesar de que vendimos algunas fotos, no era el mejor modelo de negocio. Se nos ocurrió la idea de hacerlo en las discotecas y bares y fue un éxito inmediato.

¿Siempre visitábais bares específicos o ibais de puerta en puerta?

Íbamos de puerta en puerta. Una noche íbamos al Barrio Rojo y la noche siguiente, al área de Rembrandtplein o a la de Leidseplein. Bettie y yo nos turnábamos y solíamos hacer más o menos 50 fotos en una noche. Después de un tiempo, desarrollamos pequeñas rutas. El Barrio Rojo era el más interesante y probablemente el más lucrativo. Pero también había un montón de pequeñas subculturas, como los bares turcos.

En el bar turco Cascade. Foto por Marc H. Miller y Bettie Ringma.

En esos bares tenían un enfoque muy diferente. Cuando llegábamos, los dueños arreglaban una pequeña zona aparte donde la gente podía posar. La mayoría le mandaba esas fotos a sus familias en Turquía. Esas fotos eran mucho más formales que las que hacíamos en otros lugares, era una forma más convencional de retrato.

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También hay algunas fotos de desnudos en la colección. ¿La vida nocturna de Ámsterdam era tan salvaje en aquella época?

Había una bar llamado Café de Zon. Llamarlo un bar exhibicionista probablemente es una exageración, pero había un par de clientes frecuentes a los que les gustaba quitarse la ropa. Yo creo que entrar con una cámara a un lugar donde la gente ha estado bebiendo fomenta en cierto modo el exhibicionismo. La cámara los convertía en el centro de atención al menos por un momento y lo que hacían con ese momento dependía de su personalidad. Había algunos que aprovechaban la oportunidad para bajarse los pantalones o para mostrar el pecho.

¿Alguna vez tuvisteis algún problema?

Si te fijas en la colección, te vas a dar cuenta de que mucha gente quería hacerse fotos con Bettie. Esas fotos realmente muestran lo turbulento de la vida nocturna de Ámsterdam en esa época. La foto con el tipo del cuchillo enorme…, se ve perfectamente que está completamente fuera de sí.

Nunca tuvimos una mala experiencia, pero fue una aventura. Afortunadamente, Bettie es muy buena con la gente, y eso era muy importante, sobre todo cuando se trataba de recoger el dinero. A veces, esa era la parte más difícil: lidiar con la gente borracha y lograr que pagaran.

Bettie. Foto por Marc H. Miller y Bettie Ringma.

Aunque inicialmente la colección no comenzó como un proyecto de arte, sí acabó siéndolo posteriormente. ¿Cómo ocurrió eso?

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Al principio solo vendíamos los retratos. Esta colección existe porque un día nos fuimos a la Polaroid Corporation y dijimos: «Aquí tenemos material para una gran exposición, solo necesitamos que nos deis películas gratis». Polaroid terminó dándonos 500 películas. Estas fotos son básicamente duplicados: tomábamos la foto dos veces, vendíamos una y nos quedábamos con la otra.

En algún punto, alguien organizó una pequeña subvención para que pudiéramos grabar también un vídeo del proyecto. Expusimos la colección en Ámsterdam y después en Nueva York.

¿Y las imágenes fueron bien recibidas?

La exposición en Ámsterdam fue en una galería pequeña, pero también nos publicaron un artículo en la revista holandesa Nieuwe Revu. Seis páginas con nuestras fotos. Eso causó mucha conmoción. Después de que saliera el artículo, la gente literalmente comenzó a seguirnos por la calle. Bettie y yo volvimos a Nueva York en 1981 y el artículo salió más o menos un mes antes de que nos fuéramos. Estábamos haciendo fotos tan rápido como podíamos en esas últimas semanas, y conseguíamos hasta cerca de 150 fotos en una noche. La gente nos seguía de bar en bar, era bastante divertido.

Pero también recibimos un poco de crítica negativa. Una persona nos culpó de que su esposa lo dejara por una foto que le habíamos hecho.

Ko en el Café de Zon. Foto por Marc H. Miller y Bettie Ringma.

¿Teníais mucha competencia?

Cuando empezamos, éramos los únicos que hacíamos Polaroids en los bares. Pero cuando nos fuimos, también había alguien de Senegal que había llegado desde Londres y estaba tratando de trabajar en los bares haciendo lo mismo. Luego vimos a un joven que era mudo y a una mujer, así que supongo que hubo otros que también se inspiraron para hacer lo mismo al vernos por ahí o al leer el artículo.

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¿Crees que vuestras fotos son una representación acertada de lo que era Ámsterdam en es época?

Creo que realmente capturamos la vida nocturna de ese año. Realmente, fuimos a todo tipo de bares y por supuesto las imágenes son totalmente auténticas. Estas personas decidieron hacerse fotos y eligieron sus poses; lo único que hicimos nosotros fue presionar un botón. Quiero decir, éramos fotógrafos bastante buenos, así que la calidad era mejor de la que podrían encontrar con otros. Pero sí creo que este es un documento único de esa época en la historia de Ámsterdam.

Puedes ver más de los retratos de Polaroids y más del trabajo de Marc H. Miller en su página web 98bowery.com.

Un par de hermanos en el Café de Waag

Henk, el dueño del bar, y sus palomas entrenadas en el Whiskey A Go-Go

Nettie de Suriname en el Café Mascotte

Café de Zon

La tía Tina en el Café Popular

Piet y Pattie en el Café Rex

En el bar trans Madame Arthur

Un motociclista alemán en el Café Festival

Un joven mesero en el bar turco Cascade

Herman y Stien en el Copacabana

Fifi, la chica francesa del bar en el Mexico Saloon

Brigitte en el Café Emmelot

Mark H. Miller

Bettie Ringma