Medio Ambiente

La gran pausa: cómo el confinamiento podría ayudar a salvar el planeta

Figuras de todo el mundo muestran que debemos reconsiderar lo que entendemos como 'esencial'
descenso emisiones carbono coronavirus
Imagen: VICE

Desde el comienzo del confinamiento, nos hemos visto obligados a comprar solo lo “esencial”. Pero el significado de esta palabra cambia en cada país: en Canadá, la marihuana se considera necesaria y, en Reino Unido, la policía tuvo que disculparse por custodiar los pasillos de los supermercados que no consideraban “esenciales”. Todo esto ha hecho que nos preguntemos qué será considerado necesario después de la Gran Pausa.

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Probablemente, todo esto tendrá mucha más importancia en el mundo laboral. Si puedes trabajar desde casa, como muchos hemos descubierto, ¿de qué sirve ir en coche todos los días a la oficina? Si las empresas pueden tener reuniones internacionales por videoconferencia, ¿son necesarios los viajes de negocios?

¿Podría tener un efecto positivo en el planeta el descenso de los desplazamientos, la producción y las operaciones capitalistas en general? Y, de ser así, ¿podría una acción global organizada, como las que hemos visto durante la pandemia, ofrecer una hoja de ruta para el futuro que favorezca a la gente, al planeta y a la economía?

Aire limpio

Cuando los científicos advirtieron que las emisiones debían comenzar a bajar a partir de 2020 para evitar el peor escenario del cambio climático, probablemente no pensaron que una pandemia ayudaría a conseguir ese objetivo. Se ha señalado en repetidas ocasiones que la COVID-19 podría desencadenar la mayor caída en las emisiones de dióxido de carbono antropogénico (las producidas por los seres humanos) desde la Segunda Guerra Mundial.

global no2 levels coronavirus

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Las imágenes de los satélites de la NASA muestran una disminución drástica en los niveles de contaminación de China, en Wuhan, donde se originó el virus, Pekín y Shanghái debido al descenso de la actividad económica. Aunque sea por circunstancias terribles, es una noticia positiva y, si se mantiene, podría encaminarnos en la dirección adecuada para revertir el daño que hemos causado en el planeta. Esta caída de las emisiones de CO2 también se observa en otras partes del mundo en comparación con estas mismas fechas el año pasado.

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Según el Global Carbon Project, se esperaba que las emisiones globales de dióxido de carbono aumentaran este año. Sin embargo, podrían disminuir un 5 por ciento (unos 2500 millones de toneladas), las cifras más bajas desde la recesión económica de la década pasada.

air travel drop coronavirus

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Uno de los principales emisores de dióxido de carbono es bastante obvio: los vuelos. Según FlightRadar24, un sitio web que registra el tráfico aéreo mundial en tiempo real, el promedio de conexiones diarias se ha reducido en más de la mitad estos dos últimos meses, de 183 890 el viernes 10 de enero a 71 809 el martes 14 de abril. Tras una caída dramática entre el 9 y el 29 de marzo, nos encontramos con un 71 por ciento menos de vuelos comerciales cruzando el cielo.

No podemos esperar que esta cifra se mantenga cuando se levante el confinamiento, principalmente porque aquellos que puedan permitírselo volverán a reservar en masa las vacaciones que habían tenido que cancelar. Pero deberíamos aprender de estos últimos meses: solo en Estados Unidos, cada año se llevan a cabo unos 65 millones de vuelos de larga distancia por negocios. Con todo lo que hemos visto hasta ahora, ¿realmente son viajes esenciales? En 2018, el 67 por ciento de los participantes de una encuesta indicaba que le parecía complicado hacer negocios por videollamada; si al 33 por ciento restante le bastara con hacer videoconferencias, los vuelos de negocios se reducirían un tercio.

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Pero el clima no es el único que se beneficia de todo esto. Según la OMS, se estima que la contaminación atmosférica mata a 7 millones de individuos cada año, y que nueve de cada diez personas respiran cantidades muy altas de contaminantes. En China y en India, países con la peor calidad del aire del mundo, se ha podido ver por primera vez el cielo gracias al confinamiento.

El Centro De Investigación Climática Internacional (CICERO) en Noruega registró un descenso de entre el 20 y 30 por ciento de la contaminación atmosférica el pasado febrero. Si esos niveles se mantienen durante un periodo largo, podríamos salvar entre 50 000 y 100 000 vidas.

El mundo tiene que abrir sus fronteras de nuevo: las consecuencias económicas del Gran Confinamiento son terribles y podrían empeorar la calidad de vida de millones de personas. Pero las empresas responsables podrían aprender de todo esto, hacer cuenta de todos los vuelos innecesarios por los que pagan cada año y cambiar sus políticas en consecuencia.

Menos movimiento

movement during coronavirus

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Los informes de movilidad que Google ha publicado —que utiliza los datos de geolocalización anónimos de los teléfonos móviles para ver si la gente está respetando las normas de distanciamiento social— demuestran que nos movemos mucho menos. En países como Alemania, España, Italia, Reino Unido y Estados Unidos, ha habido una disminución de los movimientos y un incremento en el número de gente que se queda en casa.

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traffic decrease coronavirus

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Este descenso de la movilidad también supone menos coches en las carreteras de las principales ciudades del mundo. Según la empresa TomTom, el tráfico ha caído sustancialmente desde que comenzó la pandemia. Por primera vez en años, mucha gente se encuentra con las calles que suelen estar llenas de gente completamente vacías. En Reino Unido, la Oficina del Gabinete ha revelado que el 29 de marzo el tráfico nacional había bajado un 73 por ciento. En la India, gracias al toque de queda, se han registrado en un día los niveles más bajos hasta la fecha de la contaminación producida por el tráfico.

En el Reino Unido, la mitad de la población no ha podido trabajar desde su casa y los que sí lo han hecho son en su mayoría profesionales con salarios altos. Sin embargo, datos de la Cámara de Comercio Británica muestran que “el 54 por ciento de las empresas de todo el país han recurrido al teletrabajo”.

En la Unión Europea, los medios de transporte generan casi el 30 por ciento de las emisiones de CO2 y los vehículos de carretera suponen un 70 por ciento del total. En Inglaterra, un 67 por ciento de los trabajadores, unas 20,5 millones de personas, acuden al trabajo en coche. Imagina el impacto medioambiental que tendría si tan solo un cuarto de esa cifra trabajara desde casa cuando fuera posible.

Menos coches y menos aviones implicaría una menor demanda de combustibles. Según datos de Rystad Energy, una consultoría energética noruega, en 2020, la demanda de petróleo mundial podría caer más de cinco veces y además el consumo de gasolina y diésel se reduciría en un 9,4%. Eso son 2 600 millones menos de barriles de crudo al día.

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Relaciones a distancia

phone call increase coronavirus

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Todos sabemos que durante el confinamiento la gente intenta estar más conectada. La aplicación Houseparty pasó de 3955 descargas el 16 de marzo a 81 858 una semana después, según Priori Data. Además, Verizon, una compañía telefónica estadounidense, maneja unas 800 millones de llamadas telefónicas al día durante la semana, más del doble del Día de la Madre, que normalmente es el día con más llamadas del año.

Según AT&T, en estados unidos se hacen un 35 por ciento más de llamadas durante el confinamiento y el tiempo de conversación también ha aumentado en un 33 por ciento. Las llamadas por internet se han duplicado.

businesses waste money office space

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Los beneficios medioambientales de que menos gente viaje están claros, pero las empresas también se pueden beneficiar económicamente. Un informe de la consultoría Abintra Consulting muestra que las empresas más grandes de Inglaterra y Gales invierten diez mil millones de libras al año en espacios de trabajo desaprovechados y que se podría prescindir de un 30 o 50 por ciento de estos mediante el trabajo flexible.

En Estados Unidos, un estudio publicado por Cintrix halló que un 62 por ciento de la gente que todavía no teletrabaja cree que podría hacerlo desde casa al menos una vez por semana. Según Global Workplace Analytics, en 2019, solo un 3,6 por ciento de personas trabajó desde casa la mitad o más del tiempo, pero se estima que, a finales de 2021, entre un 25 y 30 por ciento de la población teletrabajará varios días a la semana.

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De acuerdo con Rob Jackson, presidente del The Global Carbon Project, “trabajar desde casa, aunque sea un día o dos a la semana, podría reducir los gases de efecto invernadero, limpiar el aire de las ciudades y salvar vidas como resultado”.

Futuros esenciales

Aunque en principio hemos visto una mejora en el impacto del cambio climático en las últimas semanas, los expertos advierten que podría ser solo por poco tiempo. Un par de meses no es nada comparado con las décadas de dióxido de carbono acumuladas en nuestra atmósfera y solo un cambio estructural real puede tener un resultado duradero. Si los Gobiernos actuaran con la misma urgencia con la que han gestionado la crisis de la COVID-19, podríamos evitar catástrofes mucho más grandes y calamitosas que una pandemia.

Con todo, a pesar del daño que el SARS-CoV-2 ya ha causado en todo el mundo —pero no nos olvidemos de la recesión que aún está por venir— algunos de los beneficio colaterales son indiscutibles.

Menos coches en la carretera, más gente teletrabajando y menos gente volando distancias cortas para una sola reunión beneficia claramente al planeta a corto plazo. Si seremos capaces de aprender de todo esto es algo que aún está por ver.

@sabfaramarz

Este artículo se publicó originalmente en VICE Reino Unido.