ToteKing
ToteKing. Foto cortesía del artista

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Música

ToteKing busca envejecer con gracia

Hablamos con uno de los exponentes más grandes del rap en español, sobre su papel en el panorama del rap de su país, cómo se mantiene vigente y lo que lo inspira.

En el rap no hay espacio para la inseguridad. ¿Acaso hay lugar para dudas personales en un género que se ha caracterizado por los excesos y la competición? ¿Cómo hacerse viejo y desvestirse de la armadura de ego y apariencias para poder relatar las experiencias y los pensamientos sin más pretensión que la honestidad? Estas son preguntas que el rapero español ToteKing se ha hecho, con las que lidia constantemente. Cuestionamientos que impulsan su carrera.

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El sevillano, a pocos meses de cumplir 40 años, se encuentra en un momento interesante en su carrera. Ya no es el niño prodigio de hace 15 años, rebosante de energía juvenil, una de las mayores promesas del rap español; ahora busca mantenerse en el tope mientras los años van pasando, consciente de que no puede seguir rapeando de lo mismo, ni de la misma forma en que lo hacía cuando empezó.

Y es que cuando empezó, Manuel González Rodríguez rápidamente llamó la atención del hip hop en habla hispana por sus versos que llevaban la biblioteca al rap sin que este perdiera su suciedad. Mientras estudiaba filología inglesa en la universidad, se unió a La Alta Escuela, junto con Juaninacka, Juanma y Dj Randy. Publicaron un único LP En pie de vuelo (1999), tras el cual el grupo se disolvió.

Desde entonces, ha publicado diez álbumes como solista, y ha demostrado ser una figura fundamental del rap de la península ibérica, encontrado formas de contar chistes, hacer agudos comentarios políticos y competir contra los mejores, así como lo hacía en el baloncesto, otra de sus pasiones de vida.

Su ascenso coincidió con el protagonismo de España como principal exponente del rap en español, influenciando en lo que pasaba en América Latina; es por eso que las rimas del Tote están engranadas en la educación de los que seguían el rap en español cuando el siglo XX empezó.

Este año presentó Lebron, un álbum que captura su estado actual: motivado para seguir siendo de los mejores, a sabiendas de que a muchos raperos se les dificulta mantenerse vigentes conforme los cumpleaños se van acumulando. Reconoce los desafíos que esto implica, pero su ánimo es alto para seguir haciendo música.

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También este año fue invitado a cerrar el Festival Hip Hop al Parque 2018 en Bogotá, Colombia, un desafío que lo emocionaba: era el último concierto de su gira por la región, que ya lo había llevado a Argentina, Uruguay y Chile. En la mañana del domingo, hablamos con Tote sobre cómo envejecer con gracia, su relación con los nuevos raperos, literatura y más.

NOISEY: Tú eres un veterano en el rap español, una suerte de OG. ¿Cómo afrontas ese papel de alguien que lleva 20 años en esto frente a lo que pasa ahora?
ToteKing: Ese tipo de cosas intento no pensarlas nunca, tío. Igual que cuando me preguntan que cómo llevo haber tenido cierta fama o reconocimiento o que me pidan fotos: ese tipo de cosas no las pienso mucho. Entorpecen el hecho de que pueda seguir creando más cosas. En el momento en que empiezas a plantearte si eres vieja o nueva escuela, si eres más OG o menos… o sea, por un lado, estoy agradecido de que haya gente que tenga mis influencias, que pueda haber abierto camino para el rap en este país, junto con muchos artistas que también lo han hecho. Está bonito, obviamente es una cosa que guardo con cariño. Pero, por otro lado, intento no centrarme mucho en eso, porque en el momento en que empiezo a pensar que dentro de poco voy a cumplir cuarenta años o que si soy OG, como dices tú, me pongo a pensar y, ostia, no quiero que eso me haga escribir menos, grabar menos, tocar menos. Quiero intentar pensar mentalmente que tengo veinte todavía, ¿sabes?

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Lo preguntaba más en un sentido de responsabilidad, si sientes que como referente de la escena tu perspectiva cambia, al estar tan metido y haber hecho tanto. Si dices "tengo que cuidar de esto", como un guardián…
¡Claro! Igual ten en cuenta que hay referencias más grandes que yo, ¿no? Kase y Violadores. Mira, a mí lo que me gusta es el sitio en el que estoy. Me gusta mucho. Antes de la entrevista estábamos hablando de Roc Marciano y de Conway. Soy un amante de la música, en definitiva, me gusta que cuando se hable de mí o cuando la gente comente de mí ––que es lo que suele pasar–– sepan que sé de beatmakers, que sé de producciones y cómo se trabaja una, conozco mucho rap de muchos sitios. Soy un amante de la música, no la dejo nunca, siempre estoy investigando. Eso quiere decir que aparte de investigar lo que hacen otros, no paro de investigar en posibilidades para mí: cosas que cambio en los conciertos, intentos de canciones nuevas. Hace poco saqué un single, “Veneno”, y si te fijas es un drumless. Estoy intentando hacer cosas que tu digas “bueno, este nota tiene una edad, pero se ha mantenido”. Quiero envejecer bien, es mi ilusión, quiero que la gente diga “este tío es un señor”, ¿sabes? No un niñato, que intenta ahí… es un señor.

Por eso tu disco se llama Lebron.
Sí. Justo por eso, brother. Así me siento yo. Cómo entrena, hay un video de él entrenando por ahí espectacular. Yo me lo tomo en serio, tío: yo hago mis pesas, salgo a correr, como bien, he hecho deporte, he hecho muay thai y baloncesto toda la vida. Tengo algunos problemas con la voz porque llevo siete conciertos seguidos, dimos tres en España, uno en Chile, otro en Uruguay, apenas durmiendo. Y ahora hoy en Colombia es el más importante. Estoy un poco jodido, pero voy a darlo todo. Igual, tío, estamos intentando siempre ser profesionales.

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Lebron, luego de ser una estrella juvenil hace 15 años, ahora acobija bajo a su brazo a jugadores jóvenes que están surgiendo, como Brandon Ingram en los Lakers, para enseñarles con respeto sobre lo que ha aprendido. ¿Tú haces lo mismo con raperos de Sevilla?
Sí, un par de veces. Ha pasado con los raperos que pasan por el estudio de grabación que tengo en casa. A lo mejor un viernes que hemos salido a tomar algo, y estoy con todos los colegas, siempre a los que se acaban quedando de fiesta más tarde les digo “oye, ¿acabamos la fiesta en mi estudio?”, y acabamos lo que queda de la botella, o abrimos una botellita, y nos da la mañana ahí haciendo freestyle o escuchando música. Hay muchos de ellos que hay poniendo música, o charlando o haciendo free o comentando anécdotas de mis conciertos, les he podido ayudar o darles consejos. Les hablo de cómo lidiar con las discográficas, de mi experiencia con Sony, de BOA, de Universal, de sitios grandes por los que me he movido. Entonces sí, siempre intento ayudar.

¿Cómo fue tu experiencia con esas disqueras grandes? ¿Qué ventajas y desventajas les ves?
Yo me acabo de ir de Sony. En mi caso concreto, a las discográficas grandes no les saqué mucho partido. Mi música ––que es una cosa que la gente no acaba de entender–– pese a que en España o en otros sitios sea ‘grande’, porque la conoce más gente del rap y en Sevilla y España me oyen raperos, pero también gente que le gusta el metal, el rock, no ha dejado de ser under. Si yo estoy haciendo un tema como el último, “Veneno”, un drumless, ¿tú crees que eso va a sonar en la radio? Yo no soy un buen negocio pa’ Sony. La experiencia estuvo bien. Yo nunca me bajé del burro y ellos nunca lo intentaron, hay que decirlo a favor de ellos, nunca lo intentaron: solo buscaron que mi rap tuviera más presupuesto para los videoclips y mezclas, cosas del trabajo; nunca me intentaron imponer una colaboración con alguien o sugerirme algo. Me he dado cuenta de que en realidad no tiene mucho sentido. Ellos están enfocados a otras cosas, a la música urbana y yo prefiero ir por otro lado.

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¿Cómo afrontas ahora esa independencia, que es relativamente nueva para ti?
Bien, tío. Es la primera vez que voy a vivir el mundillo de no tener sello. Antes de Sony estaba con BOA. Y bueno, antes del disco de La Alta Escuela saqué una demo, que esa sí la grabé yo, hice las copias yo y se las regalé a mis colegas, y luego llegó una discográfica y me fichó. Ahora no tengo en la cabeza ningún plan, ahora directamente lo que voy a hacer es sacar canciones por mi canal, dar conciertos, y cuando me apetezca hacer otro disco, un LP, ya me sentaré a hablarlo mejor con una discográfica a ver si tienen algo que ofrecerme, si no lo hago yo. No, por ahora quiero sacar singles, divertirme, tío.


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Me hablabas de que quieres hacerte viejo con gracia, pero en el rap no es tan claro cómo envejecer. ¿Cuál crees que es la clave?
Del disco nuevo de Lebron rescataría como temas fundamentales: “Bartleby”, “Mi Colega”, “Puzzle”, precisamente porque no son temas de un chavalito que está empezando, son temas de una persona que te habla de sus sentimientos, de cosas que ha vivido, y de cosas cerca de la música que no te las puede contar un chaval pequeño. Esa es la ventaja de envejecer, que tienes más experiencia para hablar de eso. Creo que para no caer en ser una persona de 40 con mentalidad de crío y que tu música siga sonando a crío, lo que hay que tener es valor: valor de asumir donde estás… Aunque tampoco creo que tenga que ser una norma, habrá personas que tengan 50 años y siguen siendo críos de 20 y le sale. Pero yo, por ejemplo, si veo a un señor como JAY-Z pintarse el pelo de rosa, tatuarse la cara y salir vestido como payaso, haciendo un disco entero de auto tune, diría "esto está mal, tío". Él puede hacer lo que quiera, pero yo diría ‘esto está mal’. Yo no quiero acabar así.

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¿Cómo sientes tu relación con los raperos más jóvenes que están surgiendo en España?
Yo no tengo ninguna relación con los nuevos, salgo en algunos casos puntuales que nos conocemos y hay cordialidad, pero yo no tengo ninguna relación con ellos. Yo soy un tío solitario. Hace poco me hicieron una entrevista y me preguntaron cómo dialoga la vieja escuela con la nueva. Les dije, primero, que yo no me considero vieja escuela, yo quiero pensar que puedo ser un JAY-Z español, o un Nas, y ellos no serán nunca vieja escuela. No quiero que me metan en ese casillero, para empezar. Y segundo, dije que no había que dialogar, tío, ¿sabes? Tienen que ser mundos separados. Si surge algo, pues guay. Pero yo no tengo ningún interés de acercarme a nadie a rascarle nada, ni tampoco de que venga nadie a rascarme a mí. Tiene que ser algo natural. Por ejemplo, de la nueva generación, Erick Hervé es brutal, me quiero hacer algo con él, ese tipo de acercamientos los hago encantado. O con Dheformer. Son chavales jóvenes, pero hay unión. Pero con gente que hace música más trap, “música urbana”, no hay una relación musical, entonces es muy difícil que la haya en lo personal. Estamos en distintas ligas: yo estoy con los raperos, ¿sabes? Me llevo bien con Foyone también.

Pero si hay algunos beats 808/trap en Lebron. Más allá de un tema ético, ¿cómo cambia tu estilo y tu letra ahí?
La letra, si te fijas, no cambia nada. Esos temas de Lebron son “Tonto”, “Libera el estrés” y “No Love”. Son temas que me seducen por lo deportivo que tienen, porque si siempre estás rapeando en 90 BPM, en 80 BPM, nunca te pruebas en otros contextos, y a mí me gusta estar ready en cualquier contexto. Si un DJ me suelta un beat de trap para hacer freestyle, yo quiero poder rapearlo. Es como ir al gimnasio, no quiero que me pillen nunca en blanco. Es feo que lo diga yo, porque no quiero hacerme autobombo, pero sí que es verdad que de mi generación pocos se meten ahí con gracia. Y yo solo coqueteo, no me meto ahí jamás. Nunca verás que saque un disco nuevo con catorce temas de trap, y eso que ni siquiera son trap. Lo que hice viene inspirado por artistas de Nueva York que me molan como Dave East, Styles P, Joey Bada$$, que son gente que mantienen la esencia, pero son capaz de experimentar con cositas. Eso a mí me gusta. ScHooolboy Q, tío, Kendrick: son rappers, pero igual se meten sus 808. Yo quiero esa línea. O por ejemplo mira a JAY-Z, que en el 4:44 no tiene nada de 808 porque lo produjo No I.D., pero con Beyoncé en su disco Everything Is Love, cómo se mete a los beats de trap, se mete rapeando. Eso yo lo puedo hacer, y me gusta.

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Has colaborado con artistas latinos como Chyno Nyno y Los Aldeanos ¿Cómo ha sido tu acercamiento al rap de América Latina? Porque al ser sevillano, estás más cerca a nuestra región.

Sí, mucha gente me lo ha dicho, que congeniamos bien los sureños por el acento, la guasa y eso. Bueno, yo de los latinos, lo que tengo que decir, para empezar, es que creo que hubo un momento en el que la escuela española era muy potente y marcaba muchas tendencias acá, y ahora creo que ha dado la vuelta: ahora creo que los latinos son los números uno. Lo digo de corazón. Lil Supa’ es un nivel que ni creo que sea latino, es un nivel americano. Y hay gente que dirá “¿pero por qué lo comparas con los gringos?”, y yo lo hago porque para mi gusto son los mejores. Lil Supa’ podría rapear con Roc Marciano, está a ese nivel. Lil’ Supa es la polla. Yo qué sé, Jonas Sanche, tío, Fianru en Argentina, hay muchísima gente haciendo cosas brutales. Hay mucha gente con nivel. Apache, tío, Akapellah, están haciendo cosas buenas, modernas. Yo mi vínculo con ellos siempre ha sido de verlos cuando coincidimos en los viajes. A Lil’ Supa lo conocí en Venezuela, en San Antonio de los Altos, un día que tocamos junto con McKlopedia. He conocido a mucha gente en el camino que me ha caído muy bien, con Movimiento Original hemos coincidido en Chile. Tengo un profundo respeto por América Latina. De Colombia no conozco porque es mi primera vez acá.

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Ya has contado que en la época cuando hiciste El Lado Oscuro de Gandhi tuviste algunos problemas de ansiedad. El rap aún es genero machista, que no siempre da espacios para ser vulnerable. ¿Cuáles son los retos de hablar de salud mental como rapero?
En su momento tomé la decisión de contar que tenía el trastorno psico compulsivo diagnosticado y que me medicaba, y le perdí el miedo a decirlo. Me costó, porque el rap es una coraza, cuando sales te desproteges y puede ser peor. Pero creo que lo he hecho bien, creo que con el tiempo ha sido una buena decisión, me ha servido para decir la verdad, para ser yo mismo, para ser más natural. Y luego veo gente de otros contextos que me hacen sentir que ese debe ser el camino. No sé si viste que DeMar DeRozan, de los Spurs, y Kevin Love, de los Cavaliers, confesaron que tenían problemas de depresión. Y claro, cuando hay presión detrás de ti te pones malito, tío, y la cabeza hay que cuidarla igual que te cuidas la garganta o una lesión en el tobillo, ¿sabes? La gente tiene mucho miedo, porque en el rap siempre hay que proyectar esa imagen de éxito, pero yo me quité de eso y fui directo, como soy yo.

¿Cómo tomas lo que está pasando ahorita con la censura y persecución a los raperos Valtònyc y Pablo Hasél por sus comentarios y rapeos?
Mi país es una vergüenza y no hay libertad de expresión real. Hay un analfabetismo enorme, no en las calles, sino en las altas cumbres. Los políticos tuitean con faltas de ortografía y expresiones dignas de un auténtico animal, los fachas van por la calle… Hay mucha pobreza intelectual. Hace poco Willy Toledo se cagó en la virgen y en el rey, y lo denunciaron y hay tenido que ir al juzgado, tío, a declarar… es ridículo. Hay que aprender de sitios donde la libertad de expresión realmente funciona. Nuestro país no la tiene. Hay gente que cree que la libertad de expresión es la que no jode a los demás, y eso es mentira. Precisamente la libertad de expresión radica en que tú puedas joder a los demás. Hay otro problema que ha surgido en España en las últimas semanas, que fue un cómico que hizo un monólogo burlándose de los gitanos. Y estaba claro que era una broma, pero hubo gente que empezó a protestar en internet, se hizo bombo, y al final tuvo 400 amenazas de colectivos gitanos, y todo era solo una broma. Porque si vamos a decir que la libertad de expresión es que puedas decir lo que quieras, pero hasta cierto punto, entonces no es libre. La libertad de expresión es que te pueda decir que tu gorra es fea, compadre, y asumir que tú me digas “qué mal cantas, Tote”. Mi país tiene mucho político de derechas, no lo tienen interiorizado.

En "Nada es seguro" dices algo como que lo que inspira a los demás te parece chiste y lo que te inspira a ti los demás no saben que existen. Ya en tu etapa de madurez, ¿qué lees, qué ves, qué escuchas?
La literatura, yo devoro. He escrito un libro, no me había atrevido, estoy editándolo y cerrando el contrato editorial, estoy muy contento. Yo siempre he leído mucho, pero desde que mi padre falleció he estado devorando libros, y me ha agarrado también ese impulso de que te puedes morir mañana y quiero escribir. Siempre le he tenido respeto a la literatura precisamente porque al leer tanto te da miedo publicar, porque sabes dónde está el nivel. Pero cuando pasó lo de mi padre me dije: "tío, me voy a morir y nunca voy a escribir nada", y lo tengo dentro porque es mi vida, es lo que hago. Yo entreno, ensayo mis canciones y leo. De vez en cuando voy a cine. La literatura es mi vida, es lo que más me inspira.

Un par de libros que hayas leído este año que te hayan marcado que recomiendes
Hay un escritor irlandés maravilloso que se llama Flann O’Brien. El Tercer Policía, de él, es divertidísimo, es la polla, un librazo. Hay un tío que hace ensayos que me gusta mucho, Simon Leys, y tiene un libro que se llama La felicidad de los pececillos, es una maravilla. Y después, he estado leyendo cosas de América Latina. He estado leyendo una obra maestra que me faltaba, Zama, de Di Benedetto, y también he leído a Sergio Chejfec, un argentino que me gusta. Te podría decir muchos, pero para mí Vilas Matas siempre es referencia, es mi escritor favorito.

¿Cómo llegaste el estilo drumless y qué méritos le ves, ahora que incursionaste en él con "Veneno"?
Me gusta porque suena serio, no suena a un disco de verbeneo y pachanga, suena a una cosa seria. Es más acorde a como soy yo. Aunque tengo mis momentos de guasa, y el Lebron tiene temas de guasa que están más arriba, porque tenemos esa actitud al ser sureños. Tampoco podría hacer un LP entero de ese estilo, como Roc Marciano, porque no vivo en una ciudad oscura donde llueve todo el año.

Sí, Sevilla no es Nueva York, podría ser más Los Ángeles…
¡Exacto! Y de hecho mi onda, tendría más que ver ––entre comillas, porque no se puede comparar lo que yo hago con ellos–– con lo que hace TDE. Me gusta esa onda de rapear barras buenas en ambientes oscuros, pero también poder meterte en ambientes más fresquitos. Smoke DZA incluso en Nueva York es más fresquito que Roc Marci, o Dave East. Curren$y… Pero el drumless es una onda que me viene bien, ya no somos chavales, y me suena más a lo que me apetece hacer ahora.

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