crisis climática

La cumbre contra el cambio climático de Madrid es una farsa

El COP25 no sirve de nada si no se cumplen los acuerdos de París.
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Una mujer levanta un cartel en la protesta contra el cambio climático en Madrid del 27 de septiembre de 2019. Fotografía por Luis H. Rodríguez/VICE

La Cumbre contra el Cambio Climático que se celebra esta semana en Madrid ha sido una auténtica carrera a contrarreloj. Se ha organizado en tiempo récord y de hecho los alemanes decían que solo los españoles podían hacerlo por esa mezcla de capacidad e inconsciencia que dicen que tenemos.

Pero algunos miembros de la comunidad científica con los que ha contactado VICE se quejan: han tenido solo 24 horas para postularse para la zona azul, zona destinada a la ciencia, y hay quienes han acabado teniendo un stand en el espacio dedicado a la interacción con el público: el verde. Para no producir su enojo la organización ha creado la llamada zona coral, una especie de cajón de sastre para acoger aquellas peticiones que no se han podido dar a tiempo.

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El hecho de mantener la presidencia al Gobierno de Chile también ha tenido repercusión y ha generado aún más detractores por las consecuencias políticas y sociales que eso tiene. Además recientemente la ONU ha alertado del incumplimiento del primer acuerdo vinculante sobre el clima que 195 países firmaron en diciembre de 2015 en París, un plan de acción que pone el límite del calentamiento global muy por debajo de los 2ºC.



“El acuerdo de París ya no merecía más acuerdo”, nos dice Luis González Reyes, doctor en químicas, activista e investigador de temas relacionados con el ecologismo. “Cada uno de los países pusieron una mesa de las reducciones voluntarias de emisiones que llevarían a cabo, cada cual decidió libremente la cantidad y no hay ningún tipo de sanción si no las cumplen. Las cumbres que han venido luego, que serían un desarrollo y una concreción del pacto, no dejan de ser una farsa porque en realidad no hay acuerdo".

Según dice Luis esto tiene que ver con el punto de vista técnico. “Si estuviésemos en 1970 aún tendría algún sentido desarrollar este tipo de acuerdos porque podrían allanar el camino para llegar a uno que fuera vinculante. Pero es que estamos en 2019 y lo que tenemos es un momento clave en la lucha climática, estamos en el borde de que todo el sistema climático se active para llevarnos a otro notablemente más cálido, entre 4 y 6 grados centígrados más, independientemente de lo que hiciéramos los seres humanos”, nos cuenta.

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"Si estuviésemos en 1970 aún tendría algún sentido desarrollar este tipo de acuerdos, pero no en 2019"

Luis González Reyes nos explica que si se deshielan grandes capas heladas que funcionan como espejos en el planeta parte de la reacción solar que debería reflejarse y volver al exterior del planeta, lo que hará es que se absorbería en espacios azules o marrones, mares o rocas y cuanto más se absorbiera más temperatura habría en el planeta. “Esto llegaría a ser un bucle de alimentación positiva, cuanto más deshielo, más calentamiento y así sucesivamente y pasaría exactamente igual con el metano o el sistema vegetación suelo”, nos dice.

“Estando a punto de que se activen estos bucles de retroalimentación, lo que hay que hacer son reducciones muy fuertes. En el último informe de Naciones Unidas se planteaba una reducción del 8% anual. Lo que hay sobre la mesa en esta cumbre está muy lejos de esta cifra y se está viendo que las necesidades técnicas y científicas están chocando con las realidades políticas quedándose muy por debajo por esta cifra”, explica.

Según Luis los avances no se hacen en este tipo de cumbres, los avances fundamentales se están haciendo con las luchas antiestractivistas contra proyectos petroleros, gasísticos o carboníferos, pero también contra el monocultivo, el uso de pesticidas y de abonos, que son espacios reales de reducción de las emisiones o por lo menos de no aumento de ellas.

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Desde el punto de vista político y social algunos activistas también denuncian el sentido del evento. “La cumbre del COP25 nos parece una farsa. Ni siquiera se están cumpliendo los acuerdos de París, que ya denunciamos en su día que eran insuficientes y que la propia ONU ha confirmado que no se están respetando”, nos dice Tom Kucharz, portavoz de Ecologistas en Acción.

Según nos cuenta, como consecuencia de la inacción de los gobiernos y la debilidad del Acuerdo de París, la temperatura global podría subir más de tres grados centígrados en este siglo. "Ésta situación perjudica a cientos de millones de personas, sobre todo en África, América del Sur, el sureste Asiático, los estados insulares y Oriente Medio”, dice. "Son ya muchas cumbres de Naciones Unidas que fracasaron o cuyos resultados no han estado a la altura de las demandas de la comunidad científica ni de la emergencia climática. Es una muestra más de la cooptación vergonzosa de las industrias fósiles de la política climática y la falta de voluntad política para aplicar medidas reales”.

“Curiosamente los patrocinadores del COP25 son las empresas más responsables del cambio climático en España y el mundo”

Otro de los puntos que se denuncia desde Ecologistas en Acción es el tema de quién patrocina esta cumbre. “Curiosamente los patrocinadores del COP25 son las empresas más responsables del cambio climático en España y el mundo”, asegura Kucharz. "El dinero que ya había invertido el Gobierno de Chile ha caído en un saco roto, por lo que el evento ha costado a España entre 35 millones de euros y 60 según varias fuentes, y generará 65 000 toneladas de CO2".

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Además Tom Kucharz denuncia el carácter eurocentrista de la convención. “Es la tercera vez seguida que se celebra en un país europeo y es inaceptable que la COP25 siga presidida por Chile cuando su gobierno ha violado a los derechos humanos, provocando muertes, miles de heridos, de detenciones ilegales y de violencia sexual contra las mujeres. Trasladar la cumbre ha España significa que el gobierno de Pedro Sánchez blanquea la violencia de Piñera y se pierde el foco internacional de la vulneración de derechos que ha cometido el gobierno chileno”.

Como muchos activistas ecologistas, Kucharz entiende la lucha contra el cambio climático como una lucha interseccional, también a favor de los derechos humanos, al servicio de la lucha feminista y de los pueblos indígenas y de personas refugiadas. Es por esto que en la manifestación del próximo 6 de diciembre en Madrid, tendrá en su cabecera una representación de todos estos colectivos.

Para denunciar todo ello y mostrar las alternativas existentes, se está organizando la Cumbre Social por el Clima, que tendrá lugar en la Universidad Complutense del 7 al 12 de diciembre.

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