Casas okupas, clubes de sexo y punk: así era la movida lésbica del Londres de los ochenta

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Casas okupas, clubes de sexo y punk: así era la movida lésbica del Londres de los ochenta

Hablamos con la cineasta Siobhan Fahey sobre cómo era la vida entonces, cuando salía de fiesta y vivía con un grupo de lesbianas separatistas, anarquistas y punks.
MA
traducido por Mario Abad

Hace treinta años, en 1987, Londres era un lugar muy distinto para la comunidad LGBTQ+. Los gais se reunían cerca de King's Cross, las lesbianas empezaban a abrir los primeros clubs exclusivos de S&M y la gente ligaba en las manifestaciones, en vez de usar aplicaciones de citas.

Hay un grupo de Facebook en el que se mantiene vivo ese recuerdo gracias a las aportaciones de los gais y las lesbianas que frecuentaban el célebre pub The Bell, en la zona de King's Cross, durante la década de 1980. En este foro comparten vídeos de YouTube y fotos en las que aparecen mucho más jóvenes, con mucho lápiz de ojos y disfrutando de la fiesta. Pero quizá lo más llamativo sean las fotos de los bloques de viviendas de lujo que hoy día sustituyen a los clubs que solían frecuentar.

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La artista y cineasta lesbiana Siobhan Fahey, que residía en Londres en aquel entonces, actualmente trabaja en el rodaje de Rebel Dykes, un documental centrado en las vidas de sus amigas, un grupo de lesbianas separatistas, anarquistas y punks que vivían en las casas okupas de Brixton y alrededores.

La cinta no solo retrata la guerra cultural en la que se enfrentaron las lesbianas partidarias del positivismo sexual y un grupo de lesbianas feministas y estiradas, sino también la hostilidad de la sociedad hacia las lesbianas y los gais.

Nos reunimos con Siobhan para que nos contara qué cree que ha cambiado para las lesbianas de Londres en treinta años.

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Bear & Peri, Marcha lésbica, 1989. Foto: Del Lagrace Volcano

VICE: Tu documental, Rebel Dykes , se centra en un periodo y un lugar muy concretos para las lesbianas: el Londres de la década de 1980. ¿Podrías darnos unas pinceladas de aquella época para ponernos en situación?
Siobhan Fahey: Thatcher estaba en el Gobierno, por lo que el ambiente político era muy similar al de ahora, sobre todo en lo respectivo a las medidas de austeridad que hemos vivido recientemente. Todo parecía frío y duro y daba la sensación de que había gente sin techo por todas partes.

Vivíamos en casas okupas en Brixton y teníamos que mudarnos constantemente cuando nos desalojaban. Había muchas movidas políticas a las que necesariamente teníamos que oponernos, como el apartheid. Prácticamente todos los sábados había alguna manifestación contra algo. Esa era nuestra vida social y nuestra forma de difundir las noticias.

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"Vestíamos de cuero, llevábamos el pelo al estilo cepillo y botas enormes… Un aspecto muy agresivo para que se viera que somos una banda"

¿Qué suponía ser lesbiana en aquel entonces?
Ser parte del colectivo LGBTQ+ era peligroso. La gente se horrorizaba de ver a homosexuales besarse o ir por la calle de la mano. Muchas boyeras sufrían agresiones constantes. No había modelos a seguir. Pero también era muy emocionante y divertido ser las marginadas.

Nos manteníamos unidas, como las chicas malas. Vestíamos de cuero, llevábamos el pelo al estilo cepillo y botas enormes… Un aspecto muy agresivo para que se viera que somos una banda. Éramos marginadas de la sociedad y también marginadas dentro de la comunidad lésbica.

¿Qué quieres decir?
En aquella época había grandes diferencias entre nosotras y las mujeres que se hacían llamar "lesbianas políticas". Su oposición a los hombres era tal que pensaban que lo mejor que podían hacer era pasarse al lesbianismo, aunque no les gustaran las mujeres. Simplemente odiaban cualquier cosa que a su modo de ver supusiera "imitar la heterosexualidad"; las camioneras, las fantasías que incluyeran elementos masculinos, los juegos de poder…

Odiaban a muerte los dildos y el porno, y en general eran muy extremistas y molestas. Basaban sus ideas en filósofas como Sheila Jeffreys y, posteriormente, Julie Bindel. Ahora el enemigo son las mujeres trans, pero en aquel entonces éramos nosotras. Nos daba la sensación de que siempre nos estaban echando bronca por ser lesbianas o feministas.

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"En aquella época había grandes diferencias entre nosotras y las mujeres que se hacían llamar 'lesbianas políticas'. Su oposición a los hombres era tal que pensaban que lo mejor que podían hacer era pasarse al lesbianismo, aunque no les gustaran las mujeres"

¿Cómo afectaba eso a la movida lésbica de entonces, si es que había una?
El año 1987 fue muy importante porque abrió sus puertas un emblemático club fetichista lésbico que acabó convirtiéndose en el hogar de las boyeras punk como nosotras y un sitio en el que las diferencias entre las feministas estiradas y las punks a favor del positivismo sexual se hacían todavía más aparentes.

La fiesta se llamaba Chain Reaction y se celebraba los martes por la noche en un bar de gais en Vauxhall llamado The Market Tavern, que hace tiempo que desapareció. La primera noche yo trabajé como stripper y recuerdo que hubo mucho sexo en vivo, experimentos sadomaso y ¡mucho cuero!

Una vez hicieron un espectáculo sexual sobre una moto. Hoy algo así sería impensable. Era muy loco. Lo bueno es que éramos una verdadera comunidad y, de hecho, muchas de las que salían juntas o se hicieron amigas siguen juntas o siendo amigas en la actualidad.

"La primera noche yo trabajé como stripper y recuerdo que hubo mucho sexo en vivo, experimentos sadomaso y ¡mucho cuero!"

¿Qué pensaban las lesbianas políticas de aquello?
La noche de la inauguración montaron una manifestación en la puerta. Al día siguiente entraron con pasamontañas y destrozaron el local. Al final, otro grupo de boyeras amantes del cuero las persiguieron y nunca volvieron por allí, pero la noticia llegó a los periódicos y, como decimos en el documental, desde aquel día el local se hizo todavía más popular. Echando la vista atrás, ahora veo que lo importante no era el sadomaso.

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Creo que era más bien un tema de disfrutar de la sexualidad en un mundo en el que el lesbianismo estaba tremendamente asociado con el celibato y el feminismo. Aquella noche solo duró un par de años, pero supuso una gran influencia para el feminismo a favor del positivismo sexual, la cultura de las Riot Grrrl, el movimiento queercore, etc.

"Era más bien un tema de disfrutar de la sexualidad en un mundo en el que el lesbianismo estaba tremendamente asociado con el celibato y el feminismo"

Dices que muchas de vosotras vivíais en casas okupas. Cuéntame más cosas sobre eso.
Estuve varios años de okupa, hasta que a principios de los noventa me mudé a Londres y al resto de mujeres les ofrecieron viviendas que no tenían mucha salida en el mercado. Cuando éramos okupas, generalmente teníamos que cambiar de sitio cada seis meses o cada año.

Vivimos en un montón de pisos pequeños entre Tulse Hill, Brixton y Clapham que seguramente hoy son casas preciosas que valen millones. Solíamos robarle la electricidad a los vecinos o cosas así. A veces te mudabas a una casa nueva y el teléfono seguía funcionando, y se empezaban a formar colas de gente que quería entrar a llamar a Australia.

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Un panfleto de Chain Reaction y un artículo sobre una manifestación contra la apertura del club

¿Vivías solo con lesbianas?
Vivíamos en comunas solo de mujeres en las que no todas eran lesbianas, aunque sí la mayoría. Allí cocinábamos juntas y teníamos gatitos. Recuerdo que en el sótano de nuestra casa de Braislford Road teníamos una sala de ensayo para bandas de punk.

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Todos los espacios eran multifuncionales; en otra casa había una guardería; a veces la gente montaba cafeterías. En el 121 de Railton Road, en Brixton, había una librería anarquista con un club en el sótano y una cafetería en la parte de arriba. Mucha gente iniciaba campañas activistas con lo que recaudaban de las fiestas que montaban.

También dices que muchas de vosotras no teníais trabajo.
No había nada informatizado, por lo que era más fácil que ahora hacer cosas sin que te pillaran. Como con el tema de las ayudas económicas: la gente las solicitaba usando nombres distintos y se ponía pelucas y cosas así.

No recuerdo que conociera a alguien con un trabajo normal. Quizá una mujer que era profesora. Yo trabajaba como stripper en peep shows, como muchas otras lesbianas que conocía, y varias de ellas se dedicaban a oficios manuales como la carpintería o la fontanería.

Parece que, de algún modo, la situación económica propició la creación de esa comunidad tan unida, ¿no?
Totalmente. Permanecíamos siempre unidas. Pero esa historia de que los artistas, los creativos y los primeros okupas fueron los responsables de la gentrificación, vimos cómo ocurría, pero fue muy distinto y a muy pequeña escala. La zona de Brixton en la que vivíamos las activistas y punks era muy chunga. Ni siquiera la policía se pasaba por ahí.

"Yo trabajaba como stripper en peep shows, como muchas otras lesbianas que conocía, y varias de ellas se dedicaban a oficios manuales como la carpintería o la fontanería"

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Sí que abrió una tienda de productos dietéticos Brixton Whole Foods, en la que trabajaban muchas lesbianas. Fue de las primeras tiendas pijas de la zona. Todavía está ahí, en Atlantic Road. El problema es que una comunidad como la nuestra no podría seguir existiendo hoy día en Londres porque no hay espacio y todo es muy caro.

Ahora vivo en Mánchester. Aquí y en Glasgow todavía puedes montarte fiestas caseras, vivir en casas grandes o en comunas.

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Una motera frente a una casa ocupa. Autora desconocida

¿Qué recuerdos tienes del Orgullo de finales de los ochenta?
Era muy distinto, mucho más reducido. El primer Orgullo al que fui terminó en los Jubilee Gardens, junto al Támesis, una diminuta parcela de césped en la que se celebraron actos locales y tocaban bandas del colectivo. Fue muy divertido.

La caminata no era tan del rollo desfile con banderas. La gente nos miraba, lo que nos daba la excusa perfecta para ir todavía con una estética más extrema, con botas y cadenas, para restregarles en la cara nuestra identidad.

¿También acudieron las lesbianas políticas?
No el día del Orgullo, pero hubo una marcha de bolleras muy famosa, en 1987 o 1988, a la que asistimos fetichistas y punks con pancartas. Nos mandaron a la cola de la manifestación. No querían dejarnos marchar y había gente repartiendo propaganda contra nosotras, pero luego empezaron a seguirnos un grupo de fascistas, y ahí fue cuando acabamos liderando la manifestación, porque teníamos un aspecto más agresivo y los espantamos.

"La zona de Brixton en la que vivíamos las activistas y punks era muy chunga. Ni siquiera la policía se pasaba por ahí"

Por último, ¿cuál crees que ha sido el mayor cambio que se ha vivido en la cultura lésbica en estos treinta años?
No creo que haya cambiado mucho, porque sigue existiendo esa especie de división en dos bandos dentro del colectivo. Mi comunidad sigue siendo prácticamente igual que antes, pero a veces entro en esos videoblogs que cuelgan algunas lesbianas y me resulta todo muy ajeno. Todas esas mujeres con pinta de heteros, el pelo largo… Es como si estuviéramos esperando a que todo se volviera más aceptable; todo se ha suavizado. En Facebook están intentando prohibir la palabra dyke (tortillera en inglés). Todo el mundo debería poner esa palabra en su perfil.

@MillyAbraham