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Según William R. Brownfield, subsecretario de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley de Estados Unidos y funcionario de alto rango del Departamento de Estado, encargado de dirigir las políticas en meses previos a la reunión del 4/20, la nueva tendencia respecto a la regulación de drogas es la de centrarse más en "la reducción de daños" que en la "erradicación". El 8 de marzo, Brownfield declaró en una conferencia de prensa: "Al final, el problema no es que un gobierno decida despenalizarla o no; es que siga trabajando de manera cooperativa para reducir los daños que ocasiona este producto". A nivel internacional, esa distinción sutil supondría un cambio radical del marco normativo de la regulación de las drogas y podría dar pie a que los gobiernos se replanteen sus políticas.¿Cuánto te cuesta un té en el supermercado? ¿Dos céntimos? Eso es lo mismo que cuesta producir un porro, no 3,5 euros, que es más o menos el precio comercial del cannabis para un porro
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Mientras las organizaciones criminales sacan el máximo provecho de ese precio inflado, el cambio de precio alterará drásticamente el modo de vida tanto de los granjeros de Emerald Triangle en California como de los campesinos que la cultivan en la República Democrática del Congo. Cualquier regulación de los precios de productos de marihuana podría tener consecuencias muy negativas para los agricultores.En California —un estado donde el uso de marihuana para fines médicos es legal y muchos esperan que se vote a favor de su uso recreativo este otoño—, conocí agricultores que trataban de clasificar su producto en distintas variedades para justificar sus elevados precios. Pero en la RDC, un país que ha sido asolado por guerras civiles y desastres naturales, hay muchas menos opciones. De hecho, la criminalización de la marihuana ayuda a muchos congoleños afectados por la pobreza a ganarse la vida de forma modesta.Cuando los visité en julio del año pasado, la cadena de distribución de marihuana me llevó a Kivuye, un pequeño pueblo en el territorio de Masisi, al este del país. El pueblo estaba bajo el control de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un conocido grupo rebelde creado por militantes Hutu que llevaron a cabo un genocidio en Ruanda, su país vecino. A las FDLR les trae sin cuidado el negocio de la marihuana; el oro y los minerales raros son su negocio. En cambio, para los agricultores que conocí, la hierba es su sustento.Pregunté a Mwembo, uno de los agricultores, por qué él y sus compañeros de Kiyuve la cultivan. Me respondió que eso les "permite comprar productos de primera necesidad como sopa o sal. Puedo lavar esta chaqueta que llevo puesta porque me compran la marihuana. Cuando mi hijo necesita ropa, puedo reunir dinero para comprársela. Por eso lo hacemos".Muchos ven a la marihuana legal como un bien muy preciado, y es cierto que ha mejorado la economía en diversas situaciones, pero la legalización y su regulación podrían representar dificultades para otros. Espero que los agricultores como Mwembo puedan seguir manteniendo a su familia si la ONU toma la decisión de despenalizar la marihuana y deja de ser lucrativa como mercado ilícito.La criminalización de la marihuana ayuda a muchos congoleños afectados por la pobreza a ganarse la vida de forma modesta