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Cultură

Cómo alquilar tu apartamento a un refugiado y pagar el alquiler mediante crowdfunding

Una joven pareja de Berlín ha creado una web estilo Airbnb, Refugees Welcome, que une a refugiados con gente que quiere compartir una habitación que le sobra.

Bakary con Jonas y Mareike. Foto por Jean-Paul Pastor Guzmán

En estos momentos, Alemania está acogiendo a más refugiados que ningún otro país de Europa, y se espera que la cifra de demandantes de asilo del país llegue a los 800.000 en breve. Pese a que algunas formaciones de extrema derecha han reaccionado a la crisis migratoria con una total falta de solidaridad, han sido muchos los ciudadanos y colectivos alemanes que han mostrado su voluntad de dar acogida a estas personas. Entre ellos, una pareja de jóvenes que en enero de este año crearon un sitio web, siguiendo el modelo de Airbnb, con el que tratan de poner en contacto a refugiados con personas dispuestas a darles alojamiento gratuito durante un mínimo de tres meses.

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El sitio, Refugees Welcome, surgió después de que Mareike Geiling, de 28 años, se fuera de Berlín para pasar un semestre dando clases en El Cairo y decidiera ofrecer su habitación a un Bakary, un refugiado de Mali, y ofrecer su parte del alquiler a plataformas de crowdsourcing. Tras un par de charlas por Skype con su novio, Jonas Kakoschke, y con una trabajadora social amiga suya, Golde Ebding, los tres crearon una web en Wordpress para ayudar a otras personas a hacer lo mismo. Dos meses después, Refugees Welcome ya estaba activo y recibiendo solicitudes tanto de refugiados como de posibles huéspedes. Geiling afirma que el éxito fue rotundo. Ahora, ella y Kakoschke se dedican de lleno al proyecto, actualmente implantado en Alemania y Austria, pero prevén aplicarlo en otros países en breve. Llamé a Mareike para que me contara más detalles.

VICE: ¿Qué os impulsó a crear el sitio web?

Mereike Geiling: No nos gusta cómo tratan a los refugiados en Alemania. Nadie abandona su país sin un motivo, y el gobierno los está acogiendo en alojamientos masificados a las afueras de la ciudad, donde no viven los alemanes, y en los que 100 personas se ven obligadas a compartir un baño. Te ponen en una habitación con un montón de gente que no es de tu país y cuyo idioma seguramente no entiendas y allí tienes que pasar meses. Es deprimente.

Vimos varios documentales por la tele y leímos sobre el tema, y llegó un punto en que dijimos, «Vale, esta situación nos preocupa y queremos contribuir a cambiarla». El concepto que ofrecemos es bien sencillo. Alguien busca habitación y alguien la ofrece. Nosotros ponemos en contacto a ambas partes. No es nada complicado, por eso nos extrañaba tanto que nadie lo hubiera hecho antes. Creemos en la convivencia porque es algo que beneficia a los refugiados en muchos aspectos. Pueden mejorar su alemán, crear una comunidad y estar orgulloso de pertenecer a ella. La gente que vive en Alemania puede ayudarles a establecerse y nosotros solo ofrecemos una habitación por persona, por lo que todo el mundo tiene intimidad.

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¿Qué ventajas obtiene el huésped?

Bueno, la convivencia también enriquece a los huéspedes, obviamente. Tienen la oportunidad de conocer las razones por las que los refugiados acuden a nuestro país. Sabemos que muchas de las personas que están dando alojamiento a refugiados han dejado de verlos como una masa de gente anónima, porque ahora conocen sus historias personales. Es muy interesante ver el mundo desde la perspectiva de alguien que no es de Alemania.

¿Cómo fueron las cosas con Bakary?

Ahora Bakary es un buen amigo nuestro. Hemos tenido muchos inquilinos en nuestras habitaciones cuando no estamos en casa y yo también he vivido en muchísimos pisos compartidos, pero la convivencia con Bakary fue una de las mejores experiencias. No porque fura un refugiado, sino porque nos caímos bien y todo fue muy sencillo. Antes de quedarse en el piso dormía en la calle, con lo que, lógicamente, su situación mejoró al venir aquí. A veces salíamos juntos de marcha o cenábamos todos juntos cuando venían amigos a casa, y él nos llevaba a la mezquita.

Actualmente tenéis presencia en Alemania y Austria. ¿Tenéis pensado expandiros?

Precisamente esta semana ha venido alguien de Inglaterra para interesarse por el proyecto para implantarlo allí. Desde el principio hemos recibido muchos correos de gente que quiere hacer lo mismo en sus países y ya se han formado grupos en algunos de ellos. Estamos convencidos de que el mes que viene estará activo en los Países Bajos y en Portugal. Grecia y Francia van muy avanzados, también, pero también nos han escrito de Suecia, Noruega, la República Checa, España, Suiza… Ahora hay mucho trabajo que hacer, pero nunca actuábamos de forma proactiva, sino que respondemos a los mensajes que nos llegan. Por supuesto, nos encantaría apoyarlos. A ver si funciona.

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¿Ofrecéis formación a los huéspedes?

No es una formación, pero cuando se registran, alguno de nosotros se pone en contacto con ellos y, como ambas partes solemos tener muchas preguntas, aprovechamos para resolverlas. Luego seguimos en contacto con ellos e intentamos conocerlos. A menudo muchos de ellos siguen colaborando ofreciendo asistencia e información a los refugiados, así que no están solos.

Golde Ebding, Mareike Geiling y Jonas Kakoschke. Foto por Jean-Paul Guzmán

¿Qué consejos darías a quien quiera montar una iniciativa social similar?

Les contamos la idea a algunas personas, que dijeron que no iba a funcionar y que surgirían muchos problemas. Nosotros respondimos, que nos importaba una mierda, que lo haríamos de todos modos, y vimos que sí funcionaba. Nuestro consejo es que traten de conocer bien el grupo al que se dirigen, que haya mucha comunicación con ellos y que estén al corriente de sus necesidades reales. Luego solo hay que usar internet como herramienta y se trata de un proceso de prueba/error. Si no funciona, no pasa nada porque no hemos invertido cientos de miles de euros. Si no ha funcionado tan bien como esperábamos, al menos ha servido como declaración política, que también es positivo.

¿Crees que es una iniciativa que puede crecer mucho?

El asunto del asilo para refugiados no es un tema exclusivo de Alemania ni de Europa: es un problema mundial. Por eso también recibimos emails de los EUA y de Australia. Me encantaría ver que sigue en marcha dentro de un año o dos y si pudiera ampliarse a otros cinco países más, sería maravilloso.

Traducción por Mario Abad.