La honestidad del mundo femenino de Anny Lutwak

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La honestidad del mundo femenino de Anny Lutwak

El trabajo de esta joven fotógrafa se centra en cómo se ignoran los problemas de las mujeres y se asocian a cuestiones estéticas.

Este artículo fue publicado originalmente en i-D, nuestra plataforma de moda.

Anny Lutwak empezó a hacer fotos a los 13 años cuando vivía en Manhattan y le dio por experimentar con sus primeros carretes de color. Ahora está en su segundo año de estudios en el Bard College y utiliza la fotografía para explorar la sexualidad femenina y la tarea cada vez más complicada de expresarla o camuflarla. Su nueva serie, "Female Trouble", se fija en los problemas físicos a los que se enfrentan las mujeres y la forma en que los problemas de género —como la violencia doméstica, la opresión sexual y la imagen del cuerpo— pueden llegar a trivializarse y asociarse a cuestiones estéticas.

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Lutwak le pinta un ojo negro a una de sus modelos y a otra la adorna con un pene con brillantes. Algunas de sus imágenes muestran las realidades gráficas y crueles del abuso, mientras que en otras los efectos son mucho menos discernibles. A continuación charlamos con la artista sobre la forma en que la experiencia femenina se representa de forma visual y sobre cómo las mujeres están ganando control sobre su propia representación fotográfica.

¿Cómo fue el proceso de reflexión que dio origen a esta serie?
Más que cualquier otra cosa, fueron las propias fotos las que desencadenaron el proceso de reflexión. Empecé a hacer fotografías para este proyecto con la intención de hacer un estudio sobre el performance, y relacionando eso con el modo en que muchos de los problemas a los que se enfrentan las mujeres se ignoran o se ven como algo falso.

Cuando comencé a juntar las ideas con las fotografías, empecé a cuestionarme mi autoridad sobre la situación. No creo estar capacitada para hablar sobre algunas de las cosas que trato en mis obras, lo cual es complicado, porque ya las hice y me siento completamente responsable de ellas. Sin duda me hicieron pensar mucho sobre lo lejos que puedo —y debería— llegar con mi fotografía en términos éticos.

¿Qué te hizo escenificar situaciones que muestran los efectos de la violencia?
En mi trabajo voy pasando de situaciones escenificadas a otras reales dependiendo del proyecto. Este en concreto se centra en la idea de la fabricación (o la creencia de que algo está fabricado), así que para mí sólo tenía sentido exagerar eso como forma de venganza. Es una forma de decir: "Ok, ¿crees que nos estamos inventando esta porquería? Aquí lo tienen, falso, bello y envuelto de forma bonita con un lazo". Nuestros problemas no son bellos o fáciles de afrontar, son reales y horribles, y la gente tiene que empezar a tomarlos en serio.

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Cuando se retrata a las mujeres con la cámara, ¿crees que la gente es consciente de la falsedad o la fabricación de las imágenes?
Creo sin duda que se espera de las mujeres que sean sexis y que actúen como un objeto ante la cámara (al igual que en la vida real), aunque eso depende mucho de la relación entre el sujeto y el fotógrafo. Personalmente, busco momentos en los que el sujeto se olvida de la cámara.

¿Quiénes son las mujeres que aparecen en tus fotos?
Son mis amigas. A la mayoría de ellas las conozco muy bien, pero no pensé en sus experiencias personales a la hora de construir las narrativas de las fotos. Tuve en cuenta quién estaría cómoda haciendo qué. Todas hemos sentido en algún momento que no nos tomaban en serio por nuestro sexo, y este proyecto trata esa idea como algo universal en lugar de fijarse en las experiencias específicas de mis amigas.

¿Por qué incluiste un desnudo masculino y por qué decidiste decorar su pene de esa forma?
Quería incluir una especie de objetivación femenina del cuerpo masculino como una forma de devolver la mirada masculina sobre sí misma. Esta colección de fotos existe en un mundo donde todo tiene un toque femenino y asociado a la estética. Existe un estigma contra esto en el mundo del arte —el arte femenino a menudo se considera menos válido, artificioso o incluso se ve como algo cursi— así que quería jugar con eso y utilizarlo de una forma que espero pueda empoderar a las mujeres.

¿Ves la fotografía como algo que puede empoderar la representación de uno mismo? ¿Puede también asociar los problemas de las mujeres con la estética y continuar reflejándolas como víctimas?
Creo que puede ir hacia ambos lados. He visto algunos de los problemas a los que se enfrentan las mujeres representados en fotografías marcadas por la estética, pero también he visto la fotografía como una herramienta para la propia representación, y este proyecto habla precisamente sobre eso. Últimamente he estado viendo una increíble cantidad de obras creadas por personas que se identifican como femeninas y que se encuentran en el lado que promulga el empoderamiento. Creo que mientras tengamos el control sobre cómo retratamos nuestras propias experiencias, podemos esperar resultados muy positivos.