Sigue a THUMP México en FacebookMe enteré a finales de Septiembre que me habían seleccionado para participar en el programa ALTCITY CDMX_CHAMELEON de Marshmallow Laser Feast, una residencia artística presentada por el British Council y MUTEK México.Cuando decidí participar en el concurso sólo sabía que me presentaba a un proyecto en el que trabajaría con otros artistas locales para encontrar y grabar entre todos algunas historias de esta gran ciudad, explorándola y reflejándola a través de retratos presentados en RV (Realidad Virtual) y simplemente esa idea me fascinaba.
Mientras respondía a las preguntas de la aplicación para residencia pensaba para mis adentros que podía tener bastantes posibilidades de ser elegida. Lo pensé por varias razones pero la principal de ellas era porque mi trabajo se basa en gran medida en retratar personas a las que considero especiales (y "espaciales") y que a mi parecer representan algo importante y único en esta sociedad o, al menos, para mí.Para mi suerte, justo de esto se trataba el proyecto que, bajo el nombre de CHAMELEON (Camaleón), me inspiraba a contarles al equipo de MLF cuánto me fascina esta ciudad por, precisamente, la cantidad de facetas que tiene; lo camaleónicos que siento que somos los que vivimos acá, y la experiencia personal que tengo retratando humanos y sus huellas en este mundo.Me dicen mis amigos antropólogos que yo, de manera inconsciente, llevo 16 años haciendo antropología visual… y quizás es verdad. Desde luego yo no sabía de 3D, RV o sobre escanear personas o espacios en 360 grados pero sí sé de personas, de observar, de pasar desapercibida y de escuchar.
El primer día que nos juntamos en la Escuela de Cine, Diseño y Televisión CENTRO –donde hemos tenido el placer de trabajar durante dos semanas y media utilizando sus materiales y espacios- nos presentamos y mostramos algo de nuestro trabajo, expusimos ideas al grupo, y creamos toda una serie de conceptos y de temas de la Ciudad de los que queríamos hablar bajo el tema de "Camaleón"; así comenzamos esta maravillosa experiencia. Todos coincidimos en que queríamos llegar a representar los contrastes, la velocidad y la armonía dentro del caos que encontramos en esta ciudad.
Sólo en unas horas teníamos claro el tipo de personas que queríamos retratar y el porqué:Por un lado apostábamos por representar los contrastes que podían presentarse en la vida de una sola persona. Así elegimos a Iván, un chico de 32 años de edad que es carpintero y coreógrafo, director de teatro y bailarín. Alguien que en una sola persona reúne profesiones tan diferentes.Por otro lado, queríamos a alguien mayor, alguien que hubiese visto mucho de la Ciudad de México. Alguien que la hubiese visto cambiar, gentrificarse, convertirse en lo que es hoy. Ary, uno de mis compañeros, propuso retratar a su abuela Yolotl, quien tiene 85 años. Las piezas empezaban a encajar de manera mágica. Yolotl es antropóloga, escritora e investigadora y ha estudiado al ser humano y sus costumbres durante casi toda su vida.
En el extremo opuesto, nos pareció una idea fantástica el ver a través de los ojos de alguien muy, muy joven… y así apareció Narika, la sobrina de 6 años de Rafa, otro de los componentes del proyecto. Una niña dulce e inteligente y a quien le gusta mucho el color rosa y cuyo animal favorito es el delfín.Nuestro cuarto retratado es Gerardo, quien trabaja en una barca en Xochimilco y que pasa las horas –los días y los meses– moviéndose sobre agua, en una ciudad que poco a poco se hunde porque se construyó sobre un lago. Una persona del sur de la Ciudad, cuya vida es un contraste en sí misma también, del agua a la tierra, del trabajo a casa, de la soledad a la familia.
Así emanaban ideas, palabras, pensamientos: "ojos, plantas, agua, raíces", "capas, grietas, arrugas"… una ciudad construida sobre un lago, donde el agua fue sepultada y las construcciones dieron lugar a capas. Capas que hablan del tiempo, construcciones que hablan del ser humano, que se hunden con el paso del tiempo. Tiempo que han visto estos ojos. Grietas producidas por los árboles que se rebelan y que escapan del concreto, que reclaman la selva a la que pertenecían. Miradas ancestrales, tiempo, vejez, sabiduría… grietas como arrugas. Personas que se convirtieron en observadores sin quizás haberlo elegido, porque su profesión, tal vez, les ayudó a aprender a mirar hacia otras culturas, hacia otros países, entender otros idiomas, entender al paso del tiempo…
Tras dos semanas y media de comunicación, experimentación, creación, recapitulación, y muchas ganas, llegamos a un resultado aún más perfecto de lo que hubiera imaginado: cuatro retratos en VR, donde sin hablar nos cuentan su historia, nos presentan sus espacios, nos llevan a su mundo. Cuatro personas que no sólo existen en realidad virtual sino que son el reflejo de millones de personas de esta ciudad.
Para "materializar" los lugares fotografiamos en 3D y 360 grados sus lugares de trabajo, sus hogares, sus fantasias. Nos colamos en un parque acuático abandonado, fuimos a mercados, teatros, caminamos por las calles, agarramos camiones juntos, recolectamos sonidos, texturas, canciones, voces y pensamientos. Compartimos inquietudes, cuestiones técnicas, problemas temporales y posibles soluciones. Y todo fue fluyendo, cada hora, cada día.
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Así, tras las máscaras que encubren los cambios y contrastes de la CDMX, CHAMALEON se presenta como el resultado de una colaboración artística y colectiva de profesionales del video, la animación, la fotografía, el sonido, la dirección de arte, el 3D… jamás imaginaría participar en algo así, simplemente porque jamás imaginé que podía existir algo así.Llevo años cercana al video mapping, porque aunque yo sigo tirando fotos con cámaras de película analógica y revelando en laboratorio, tuve la suerte de tener un buen amigo que me introdujo en un mundo al que nunca había prestado atención antes: el de las artes digitales. A partir de las cosas que él me enseñó y de trabajar juntos acomodando de manera participativa mis nociones "analógicas" con las suyas "digitales", cada vez me he abierto más a la posibilidad de crear arte utilizando herramientas tecnológicas que, como les decía al grupo ese primer día de introducción, es una de las cosas que pido a las tecnologías: crear y cambiar el mundo para bien.
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