FYI.

This story is over 5 years old.

romperse la crisma sin saberlo

La amenaza fantasma —y letal— de los deportes extremos

A Dave Mirra, una leyenda del BMX, le diagnosticaron CTE antes de su suicidio. Esta trágica revelación debe servir para recordar hasta qué punto los golpes en la cabeza son peligrosos para los deportistas.
Photo by Aaron Nardi

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

Hace unos días se hizo público que a Dave Mirra, la leyenda del BMX que se suicidó el pasado febrero a los 41 años, le habían diagnosticado encefalopatía traumática crónica —CTE en su acrónimo inglés—, una enfermedad neurodegenerativa vinculada a los traumas cerebrales repetidos.

Varios exatletas de deportes de contacto —jugadores de fútbol americano, hockey sobre hielo y boxeadores, entre otros— han sido diagnosticados con esta enfermedad, que actualmente solo puede ser detectada en el cerebro tras la muerte.

Publicidad

Más acción: Por qué el surf quizás sea único deporte realmente igualitario

Mirra es el primer caso conocido de CTE en el deporte extremo, pero cualquiera que esté familiarizado con su peligros para la cabeza —en forma de golpes— sabe que no será el último.

Coco Zurita volando. Foto por Aaron Nardi

"Te apuesto a que tengo más amigos que dedos en las manos que van a sufrir esta enfermedad", explica Mike Escamilla, de 38 años, que practica BMX desde que tenía 17. "Dave no es el primero. La verdad es que me asusta".

Escamilla se ha golpeado la cabeza en muchas ocasiones; tal vez en demasiadas. Según sus cuentas, se ha quedado inconsciente entre 10 y 15 ocasiones, ha sufrido dos caídas muy peligrosas y siete u ocho conmociones cerebrales.

En 2012, Escamilla se encontraba en Iraq en una exhibición para los soldados estadounidenses cuando al tratar de aterrizar sobre un camión de bomberos su freno frontal se clavó: cayó desde una altura de casi cuatro metros y su casco se rompió por la fuerza el impacto. El golpe afectó a su cráneo.

"Aquella ocasión fue la más escalofriante porque pude sentir el dolor en mi cerebro", recuerda Escamilla. "Las peores caídas cambiaron la forma en que mi vida funcionaba: me di cuenta que ya no era capaz de leer o hacer varias cosas al mismo tiempo".

Cuando se habla de las lesiones de cabeza con Escamilla y otros profesionales, rápidamente la conversación cambia al tema de los cascos. Mirra y Escamilla comenzaron sus carreras en un período donde los cascos no eran fáciles de conseguir: poca gente los usaba y, además, no eran algo molón. Hoy en día, afortunadamente, casi todos los niños en los skateparks y en las estaciones de esquí llevan uno puesto.

Publicidad

La mayoría de países han desarrollado leyes donde se dicta que los niños y adolescentes lleven el casco puesto mientras usan bicicletas, skates, esquís, etcétera. Sin duda es una buena medida: los cascos hacen un excelente trabajo a la hora de prevenir fracturas de cráneo, lo cual directamente salva vidas.

Sin embargo, como demuestra el caso del fútbol americano, el cerebro continúa siendo muy vulnerable a pesar de una buena protección del cráneo. Imagínatelo de la siguiente manera: el cerebro es una masa gelatinosa que flota dentro del cráneo, igual que la yema de un huevo dentro de la cáscara. Por mucho que envuelvas un huevo con acero y plástico de burbujas, la yema seguirá agitándose con cualquier impacto o cambio de dirección.

El rider Van Homan usando casco, una imagen poco habitual en el pasado pero muy común en el presente. Foto cortesía de Mike Escamilla

Uno de los abogados que representa a los fabricantes de cascos mencionó este argumento al comentar a VICE Sports que el diseño de los cascos no de por sí solo no puede evitar todas las lesiones de cabeza en deportes extremos. Saltar de un acantilado en esquís o realizar una pirueta con una bici de BMX pone en riesgo al cerebro independientemente de si se usa casco o no.

"Esta es la primera generación de personas que han convertido las lesiones de cabeza en algo común en el deporte", apunta Escamilla. "La gente solía hacer cosas atrevidas en los ochenta, pero el potencial de una lesión en la actualidad es mayor porque se intentan cosas descabelladas".

El diseño de los cascos debe encontrar el punto de equilibrio entre la protección y la comodidad de uso. En muchos deportes, los cascos necesitan ser aerodinámicos, permitir un amplio rango de visión y restringir lo mínimo el movimiento de cabeza: siempre, eso sí, deben proteger al máximo a su usuario.

Publicidad

"Cualquiera puede fabricar el casco más seguro del mundo, pero el tema es que tendría el tamaño de una pelota de playa", comenta David DeMartini, el director de marketing de Poc, un fabricante sueco de cascos para bicicletas y deportes de nieve. "Para nosotros, el meollo del asunto está en cómo crear algo que sea 100% seguro, pero ligero y aerodinámico a la vez".

Si vas a intentar hacer un mortal en unas escaleras… lo más seguro es no olvidarte el casco. Imagen vía Red Bull Content Pool

La mayoría de los cascos utilizados en los deportes extremos están diseñados para lidiar con un solo impacto: el material con el que están fabricados —el poliestireno (EPS)— no vuelve a tener la misma efectividad tras el primer golpe. Sin embargo, los cascos que pueden lidiar con múltiples impactos son cada vez más comunes y suelen estar hechos de polipropileno expandido (EPP).

Los impactos múltiples tienen una vinculación directa con el CTE, y las pruebas médicas y científicas actuales sugieren que los traumatismos cerebrales repetitivos son el factor de riesgo necesario —y quizás el único— de la enfermedad. El protocolo estándar después de recibir un impacto es volver a subirse a la bici o al skate como si no hubiera pasado nada, y eso es un error.

Los atletas de deportes extremos deberían cambiar su mentalidad y considerar que un golpe en la cabeza es una lesión seria, así que deberían recibir la aprobación médica antes de continuar practicando su modalidad. Para ser más directos: aunque un atleta no se rompa la crisma, ello no quiere decir que esté en condiciones de volver a practicar deporte como si nada.

Publicidad

"El valor del casco acostumbra a ponerse de relieve tras un incidente aislado", comenta DeMartini. "Una de las cosas que no se mencionan cuando se habla de el CTE es que las lesiones pueden existir aunque el afectado no se dé cuenta".

La trágica muerte de Mirra ha reavivado la conversación sobre el CTE dentro del deporte extremo. Para tipos como DeMartini, esto ayuda a la innovación de los cascos; para Escamilla y otros profesionales que buscan proteger sus cabezas, significa prestar más atención al diagnóstico de las conmociones y el período de recuperación necesario.

"Cada vez hay más profesionales que usan cascos cuando practican en la calle", explica Escamilla. "Tipos como Van Homan y Gary Young ya lo hacen; también me he dado cuenta de que el skater Mike Valley los usa en todos sus vídeos. Son grandes figuras de este deporte y es genial verles ejercer de ejemplos".

Aunque no sean una garantía completa, es evidente que el uso del casco es importante y necesario.

Sigue al autor en Twitter: @willgrant2