¿Alguna vez os habéis preguntado por qué las mascotas de los equipos deportivos se toman tan en serio su papel?¿O por qué tienen las cabezas tan grandes? (Esto no tiene nada que ver con mi argumento, pero bueno, también me intriga)Bueno, digamos que no hay una academia para elegir a las mascotas ni exámenes imposibles para conseguir el trabajo… y visto lo visto, quizás no iría mal que hubiera.La mascota de los Denver Nuggets de la NBA, Rocky —una mezcla muy rara entre un oso, un lobo y Pikachu que según dicen es un león de montaña— sacó literalmente del campo a un pobre chico que estaba jugando a fútbol americano en la media parte del partido entre los Denver Broncos y los Saint Louis Cardinals. Y no lo hizo con delicadeza, no: le empujó y le apartó con fuerza hasta tumbarlo. Increíble, un mal rollo de la hostia oye.Por si fuera poco, en lugar de asegurarse de que el chaval esté bien, Rocky va y se queda chuleándole. Cuando el chico se levanta, la malvada mascota le hace un movimiento a lo Karate Kid para despedirle. Lo más divertido es que el muchacho se pira tranquilo como si nada hubiera pasado.Aquí abajo tenéis el resumen entero de la situación, que muestra lo difícil que es ser niño y jugar a fútbol americano contra una multitud de mascotas cuya principal intención al parecer es desfogarse tras una semana de estrés:
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Rocky no es un desconocido hablando de incidentes. La mascota de los Nuggets ya apareció sin permiso en un encuentro de republicanos del estado de Colorado… y para más inri se desmayó cuando le estaban descolgando del techo para hacer su aparición estelar:
Parece que Rocky está haciendo oposiciones para unirse a Blue, la mascota de los Indianapolis Colts de la NFL, en el típico centro de desintoxicación contra las ansias de repartir leches a diestro y siniestro. Bueno, no sé si en realidad existe un centro así, pero viendo estas imágenes está claro que debería haberlo.Me comprendéis, ¿no? Es importante. Es necesario. Es URGENTE, joder.