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Identidad

La Universidad del K-pop, donde las niñas compiten para convertirse en estrellas

Para todas aquellas chicas que quieren llegar a algo en la industria del K-pop de Corea del Sur, los centros de formación son un riguroso y carísimo primer paso hacia el estrellato, aunque muy pocas estudiantes consiguen en realidad contratos con...
Photo by Jean Chung via Getty

Un grupo de chicas adolescentes balancea los brazos y cae al suelo sobre sus rodillas al unísono. Es la tercera vez que repiten la misma coreografía. "Haz que silbe como un misil", retumba la música. Se trata del famoso estribillo de una de las nuevas bandas de K-pop formadas por chicas que ahora causa sensación, Blackpink (a veces escrito BLΛƆKPIИK).

En el centro Def Dance Skool, situado en el lujoso distrito Gangnam de Seúl, donde viven montones de celebridades, chicas jóvenes procedentes de toda la capital de Corea vienen a ensayar en la "Universidad del K-pop", un centro de formación para aquellas niñas que quieren llegar a algo dentro de la intensa escena de la música pop del país. Su objetivo es firmar un contrato con uno de los tres sellos discográficos más importantes de Corea ―SM, JYP y YG, a menudo conocidos como los "Tres Grandes"― y convertirse en un ídolo del K-pop.

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Pero incluso cuando alguna de las chicas consigue un contrato, su formación no termina ahí: cada uno de estos sellos posee su propio mega-centro de formación, donde las estrellas de K-pop en ciernes son sometidas a intensos programas diarios que consisten en bailar, cantar, modelar y hacer ejercicio. Se las pesa cada mañana y cada noche y la cifra resultante se envía al jefe de entrenadores, que se encarga de controlar su dieta. Si tienen suerte debutan al cabo de seis meses, pero si no es así la espera puede durar hasta diez años.

"En lugar de centrarse en un aspecto físico y un talento naturales, el K-pop consiste en moldear a las chicas, que más bien se consideran un producto", afirma Cho Shin, director adjunto de marketing internacional en Warner Music Korea. "Y ese producto puede moldearse hasta que se convierte en algo impecable".

Todo ese proceso lleva su tiempo, indica Cho. Y dinero. Uno de los métodos más conocidos para transformar a las adolescentes en estrellas del pop en Corea es mediante cirugía plástica: en Corea no existe ningún estigma asociado a la modificación del rostro para mejorar la imagen pública. "Lo primero y lo más importante es su aspecto físico", afirma Kim Min-seok, antiguo entrenador jefe en YG que ahora dirige su propio centro de formación, el Sandfactory. "Si una chica no tiene la cara bonita pero tiene buen cuerpo, el problema puede arreglarse con cirugía estética", dice sin pestañear. A menudo, las estrellas en potencia obtienen un préstamo de los sellos discográficos por el 50 por ciento del coste de la cirugía, pero después tienen que devolver el dinero.

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Kim explica que ese énfasis en el aspecto físico perfecto procede de la década de 1970, cuando la industria del K-pop apenas empezaba a dar sus primeros pasos. En aquella época una chica podía hacerse famosa solo por ser guapa. Con frecuencia los sellos importantes reclutaban chicas coreano-norteamericanas en EE. UU. y las traían de vuelta a Seúl para lanzarlas al estrellato.

Actualmente, la muy conocida perspectiva de realizar entrenamientos constantes y abandonar la propia vida para entregarla a un sello discográfico no desanima a los miles de niñas que se inscriben en los centros de formación como el Def Dance Skool. Tan solo este centro cuenta con unas 1.200 estudiantes en sus tres sucursales, mientras que el Sandfactory cuenta con unas 200. Y hay un gran número de otros centros de formación de K-pop en todo Seúl.

El centro Def Dance Skool. Foto por el autor

Oh Jin-hwa, que enseña baile K-pop a unas 240 chicas en el Def Dance Skool, indica que puede ser muy difícil abordar el tema del aspecto físico. En ese centro de formación, ni ella ni ninguna otra instructora saca jamás el tema de la cirugía estética delante de ninguna niña. Sin embargo, sí les aconsejan que pierdan peso, pero afirma que explicar a estas chicas que están a punto de aventurarse en la vida pública sigue siendo más fácil que decirles que quizá tengan que pasar por el bisturí.

"A veces tenemos problemas con algunas chicas que no quieren cambiar su pelo", afirma Oh. "Es más fácil que te fiche una discográfica si tienes el cabello moreno y largo porque así puedes dejar impronta de inmediato" (Oh lleva el cabello corto y teñido de color plateado).

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La ley impide que los instructores masculinos de los centros de formación digan a las alumnas que tienen que perder peso y normativas como esta son un indicativo de la gravedad del empeño. Yang Sun-kyu, CEO del Def Dance Skool, explica que existen límites importantes: el gobierno también ha prohibido los ensayos en estos centros hasta altas horas de la noche. "Vemos una estrella del K-pop y no nos paramos a pensar seriamente en ella, pero es un trabajo real, como un abogado o una enfermera", me explica en el pretencioso estudio de grabación del Def Dance Skool mientras bebe zumo de uva helado.

"Dentro de la cultura coreana valoramos la educación desde una edad muy temprana", afirma Yang. Y explica por qué el sistema musical coreano está exclusivamente centrado en el concepto de la formación. "Si alguien recibe formación en una escuela de baile es porque la ha elegido antes que la formación intensiva [para asignaturas académicas]. Han elegido un camino diferente".

Si una chica no tiene la cara bonita pero tiene buen cuerpo, el problema puede arreglarse con cirugía estética

El tema es complicado. La escena del K-pop se va expandiendo y va evolucionando a una velocidad de vértigo. Cho Shin, de Warner, me explica que cada vez gira más en torno al éxito de los supergrupos: bandas de chicas y bandas de chicos rabiosamente populares, que el sello SM empezó a producir a finales de la década de 1990 sentando las bases de la tendencia actual. Las adolescentes de los centros de formación compiten por ocupar un lugar en uno de estos supergrupos. "En el caso de los centros más pequeños, todo gira en torno a la creación de redes. Se anima a las adolescentes a asistir a estos centros y a utilizar las redes que establecen allí para que las discográficas las fichen", afirma Cho.

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Tanto chicos como chicas participan en estas escuelas, pero sus exigencias son diferentes. En el centro Sandfactory ―situado en el extremo opuesto del distrito de Gangnam que el Def Dance Skool― Kim me habla sobre los grupos de chicas adolescentes en formación que quieren llegar a ser ídolos. "Las chicas son más sensibles; los chicos tienen una mente más fuerte", explica en la sala de reuniones del centro de. "Si pides a las chicas que hagan determinada cosa, es posible que se echen a llorar. Son muy celosas y más difíciles de controlar".

La instructora de baile Oh afirma que esa es simplemente la naturaleza de una industria que va a degüello y de las chicas que quieren triunfar. "Vemos que las chicas forman sus propios grupos, pero esto es una competición [entre las estudiantes]. Tienen que competir para conseguir un contrato en una discográfica". El gerente del Def Dance Skool, Woo Eun-young, añade que es fácil ver la pasión con que se mueven sus chicas en la industria del K-pop, a pesar de lo aterradora que puede ser la vida con un sello discográfico.

Jenna Park, una inteligente mujer de negocios que se ha asociado con Sandfactory para dirigir su propio centro de formación exclusivamente para extranjeras ―S K-pop Entertainment― afirma que "hay un lado bueno, pero también un lado muy oscuro en el K-pop". Me explica que los peces gordos de la industria están cambiando el aspecto físico de las estrellas femeninas de forma muy agresiva, para que su apariencia sea más occidental. "Ahora tienen la piel más blanca", afirma.

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El centro Def Dance Skool. Foto por el autor

Mientras tanto, Park sabe que sus estudiantes extranjeras probablemente no triunfarán en el mundo del K-pop mainstream, porque la industria "no está preparada para una cara blanca", según ella. De todos modos, tampoco es ese el objetivo de su centro de formación. Park obtiene actualmente enormes beneficios ofreciendo a las chicas extranjeras vivir la experiencia de las estrellas coreanas. Con el aumento de popularidad del K-pop en el extranjero ―y con el Ministerio de Cultura y Turismo de Corea del Sur promocionando activamente este tipo de música a nivel internacional― Park puede cobrar a una estudiante 3.000 $ (unos 2.700 €) por un programa de formación de una semana de duración. Y aunque el Def Dance Skool no es tan caro, aun así sigue cobrando unos 200 $ al mes por estudiante estudiante (en torno a 180 €).

"No hay nadie aquí que viva en la pobreza", me explica mi traductora Rhiannon Brooksbank-Jones, una expatriada británica y estudiante en el centro Def Dance Skool que vino a Seúl para vivir su pasión por el baile K-pop.

Sin embargo, las chicas procedentes de China, Japón y el Sudeste Asiático con dotes para convertirse en ídolos del pop coreano y que puedan dominar el idioma tienen muchas posibilidades de conseguir pasar a formar parte de un supergrupo, dice Park. Los sellos discográficos cada vez se interesan más por chicas de otros países asiáticos para incrementar la base de fans de sus grupos en todo el continente. Últimamente incluso han realizado audiciones por toda Asia. "Creo que ahora es posible que las extranjeras se abran camino en nuestra industria", indica Kim.

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De entre todas las adolescentes en formación, resulta difícil saber quién conseguirá su sueño, aunque lo que sí es cierto es que muy pocas llegarán a abrirse camino en la escena de la música pop. Kim afirma que, de sus 200 estudiantes, solo unos 15 conseguirán un contrato con una de las tres discográficas más importantes y añade que las chicas tienen más probabilidades que los chicos. "Las chicas tienden más a querer ser estrellas del K-pop y existe un mercado enorme para ellas", explica.

Pero el mayor problema para que los hombres consigan un contrato es el servicio militar obligatorio del país. Las empresas de entretenimiento se ven obligadas a responsabilizarse de los miembros de las bandas de chicos cuando se les llama a filas. "Es un riesgo muy elevado", afirma Kim. La banda más popular de Asia, la supersensación del K-pop Big Bang, podría disolverse pronto debido al servicio militar obligatorio.

Las carreras de las ídolos femeninas del K-pop también están íntimamente ligadas a la política coreana, lo que añade más presión ―y más recompensas― a sus carreras. El K-pop forma parte de lo que a menudo se conoce como "poder blando" de Corea del Sur, especialmente si se compara con Corea del Norte. El gobierno a veces hace sonar canciones de K-pop en la zona desmilitarizada (ZDM) que separa los dos países como parte de las retransmisiones matutinas de propaganda del país.

"He visto en las noticias cómo las mujeres norcoreanas se acercan a la frontera a escuchar K-pop en la ZDM" afirma Yang. "El K-pop es más significativo si ablanda el corazón de las personas".

Yang también me cuenta que el centro Def Dance Skool tuvo una vez como alumna a una desertora norcoreana que ahora es toda una celebridad. La chica explicó a Yang que sintió la inspiración para escapar cuando escuchó en el Norte una canción de un supergrupo femenino llamado Girls Generation.

"Ninguna chica norcoreana se entristecería si consiguiera triunfar en Corea del Sur y alguien le dijera que su canción ha sido escuchada en Corea del Norte", afirma Yang.