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Aún hay esperanza para la humanidad: hablamos con un joven que fabrica prótesis para perros con una impresora 3D

No sólo las fabrica sino que las regala. Su objetivo es comprar otra impresora para fabricar diseños más específicos, como un carrito para la cadera, aunque asegura que "hoy la demanda me supera"
Alejandro con Luki

Artículo publicado por VICE Argentina

Alejandro Colli nunca se imaginó que a sus 18 años iba a ayudar a caminar con normalidad a perros con amputaciones y a recibir solicitudes para fabricar prótesis caninas desde toda Latinoamérica. Tenía apenas 16 años cuando sus padres le regalaron una impresora 3D y logró hacer su primer diseño: un molde de masa para galletitas. Ese día de 2016, recuerda, corrió por su casa en Lanús a mostrárselos y darles las gracias; sabía que el regalo había sido costoso. También que podía vender por Internet los moldes que hiciera y así generar algún dinero para mantener sus gastos.

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“Fabricaba los moldes y los vendía por MercadoLibre y Facebook a 50 pesos. Mientras aprendía a usar la impresora y sus programas, comencé a entusiasmarme con mirar videos en YouTube de prótesis hechas en una impresora como la mía. Un día descubrí a Gino Tubaro, que diseña manos para personas amputadas y las regala, entonces dije ¿por qué no para los perros?”, cuenta Alejandro, junto a su máquina Prusa I-3 y desde su casa en la provincia de Buenos Aires. Gino Tubaro es un inventor argentino de 24 años y precursor en la fabricación de materiales ortopédicos usando tecnología 3D. Tomó popularidad cuando el ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, lo calificó como "un ejemplo a seguir" en un encuentro con jóvenes emprendedores, durante su visita al país en 2016. Desde ese día, Tubaro se convirtió en un referente de los diseños filantrópicos en impresoras, regalando hasta hoy más de 800 prótesis.

Alejandro Colli

Pero fue a comienzos de este año que Alejandro se animó a fabricar ensambles para el mejor amigo del hombre: “Encontré unos diseños, tipo plantillas, en Internet. Estuve dos meses aprendiendo a usar el programa, hacía todo por simple intuición. Este año, también, empecé la carrera de Ingeniería Informática, así que pude consultarles a algunos profes un par de dudas. Después compré la materia prima, que es un plástico derivado de maíz que se coloca dentro de la máquina, y herramientas para ajustar tornillos. Dos días después, ya tenía algunos modelos listos. Publiqué una foto en Twitter contando lo que podía hacer, para ver si a alguien le servía y ahí se viralizó todo”. Fueron más de 100 mil retweets con el siguiente mensaje: "Con mi impresora 3d estoy fabricando prótesis para perros. SON TOTALMENTE GRATIS, espero que me puedan ayudar a difundir! Un perro sin una pata sufre problemas en la columna vertebral y en la extremidad contralateral a la amputada, entre otras enfermedades. Un RT no cuesta nada”.

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El costo actual de un implante ortopédico canino no es barato; ronda en los 20 mil pesos. Esa es la razón principal por la que decide obsequiarlos, aunque él afronté un gasto de entre 300 y 500 pesos. Así que no fue casual que le llovieran consultas de todas partes del país y también Latinoamérica, como México, Bolivia y Uruguay, pero por una cuestión de distancia, optó solo por Buenos Aires: “Por el momento, necesito ir a tomar medidas del perro o llevarle varios modelos para probar, así que no estoy tomando pedidos de afuera. Tengo 20 solicitudes pendientes por ahora. Ya entregué dos”.


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Su primera entrega, a principios de este año, fue para la mascota de Daiana Mansilla, una vecina de Lanús que ya había visto lo que él hacía por las redes sociales, pero al principio, confiesa, no le inspiraba confianza: “Lo conocí a través de Twitter. La verdad que no le di importancia porque no me cerraba mucho. Tenía mis dudas. Amo a “Luki” (su perro) y lo mimo mucho desde que le amputaron una pata, así que no iba a dejarlo en manos de cualquiera. Pero menos de un mes después, la veterinaria me recomendó lo que él hacía y me pasó el número de su casa. Me comuniqué con la madre primero y después con Ale. Me preguntó las características de “Luki”, el tamaño del muñón, su peso. Empezó a venir todas las semanas a mi casa para probarle su pata “nueva”, hasta que le quedó bien. El proceso de adaptación fue largo. Todavía me cuesta que la quiera usar todo el tiempo. La veterinaria nos recomendó que vayamos de a poco, en momentos de placer, durante el paseo en la plaza o juguetear un rato en la casa. Hoy estoy muy feliz de que va a poder caminar con normalidad”.

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Diana con su perro Luki

El enorme caudal de consultas a través de las redes sociales llevó a Alejandro a organizarse para profesionalizar a su proyecto. En principio, armó un perfil en Idea.me, una plataforma digital de micro financiación (crowdfunding), que conecta a emprendedores que necesiten financiar sus ideas con colaboradores que aportan pequeñas cifras de dinero, a cambio de una recompensa luego. Así nació Propaw Lab “un proyecto de prótesis 3D”, cuyo objetivo es crear nuevos diseños para amputaciones más complejas y costosas. Actualmente, lleva recaudado 17 mil pesos gracias a 85 colaboradores. Pero su máxima aspiración es llegar a los 70 mil pesos: “Sigo regalando todas las piezas que hago, pero el que quiera puede colaborar con lo que sea. La plataforma te permite desde 50 pesos a dos mil. Mi objetivo principal es comprar otra impresora que me permita fabricar diseños más específicos, como un carrito para la cadera, y también aumentar la cantidad. Hoy la demanda me supera”.

Instrucciones para crear tu propia prótesis

Primero, lo obvio, necesitas la impresora 3D. El modelo Prusa I3 es la más tradicional y efectiva. Tiene un costo que parte desde 14 mil pesos y pesa 10kg. Luego, hay que comprar el material con que está hecho el producto. Se utiliza un filamento de hilo muy fino que pueden ser del tipo PLA, ABS o policarbonato. El ABS es el más utilizado en los procesos de fabricación actuales; sirve también para piezas de Lego, carcasas de electrodomésticos o componentes de automóvil. Es una especie de cable de 10 metros en un rodete que la máquina va absorbiendo, como si fuera un fideo de plástico. Su costo es de 150 pesos y para la pata de una mascota necesitarías un mínimo de dos unidades. También son excluyentes los componentes externos que lleva adherida la pieza: el velcro que ajusta la pata, los tornillos, pegamento, entre otros materiales, con un costo total de 200 pesos. Finalmente, y lo más complicado de conseguir, es diseñar en el programa Ultimaker Cura, un software para este tipo de trabajo. Podes descargar una versión gratis desde su página oficial, pero su uso no es sencillo. Aunque haya varios tutoriales, hay que tener nociones básicas de diseño para lograr un simple modelo. Pero si conseguís todo lo anterior, el último paso es clickear el botón “imprimir”, esperar entre seis u ocho horas y listo. Tu prótesis está lista para hace feliz a una mascota con inconvenientes motrices.

Impresora 3D

¿Quién inventó la impresión 3D?

El inicio se remonta a 1976, cuando se inventó la impresora de inyección de tinta. Pero fue en 1983 que Chuck Hull, un físico estadounidense, utilizó por primera vez luz ultravioleta para endurecer los recubrimientos de una mesa, creando y patentando un nuevo proceso tecnológico: la estereolitografía. Básicamente es un método que permite crear objetos sólidos con impresiones sucesivas de capas finas de un material, a través de rayos UV, y provenientes de datos digitales.

En 1986, Hull funda la empresa 3D Systems, con otros socios, en California y se convierte en la primera compañía de impresión 3D del mundo. Un año después, se comercializa la primera máquina SLA-1. Hoy la compañía es líder en el mercado mundial de innovación tecnológica del rubro y su fundador fue incluido en el “salón de la fama” de los inventores en su país, además de recibir el galardón europeo al inventor del año.