Larita: la madre de los metaleros colombianos que migran a Estados Unidos
Foto cortesía de El Festival del Diablo.

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Música

Larita: la madre de los metaleros colombianos que migran a Estados Unidos

Larita se ha vuelto una guía clave para todos lo amantes del música pesada que llegan a Nueva York en busco de nuevos caminos.

Hace 19 años, Lara Gallegos llegó a Nueva York buscando rehacer su vida. Era madre soltera, sus padres murieron con pocos meses de diferencia, todavía no cumplía los 30 y no conocía a muchas personas en esa descomunal ciudad. Durante sus primeros días en Estados Unidos, Larita solía acompañar a su hijo al colegio y empezó a notar que en el barrio donde vivía con sus tíos, había un grupo de metaleros con cara de colombianos. Un buen día hizo contacto con ellos y comenzó a adentrarse en la escena metalera de Nueva York y, curiosamente, también en la de Colombia.

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En 2015, Larita, quien es cocinera profesional, fue una pieza fundamental del Festival del Diablo. Ella estuvo encargada de alimentar a los cientos de metaleros que llegaron a La Calera para cabecear con furia durante la segunda edición del festival. Este año, Larita´s Hell's Kitchen regresa para asegurarse que las tropas del Averno tengan un banquete digno de sus profanas fauces.

Pero el trabajo de Larita por el metal colombiano va mucho más allá de hacer las hamburguesas y perros calientes satánicos del festival. Esta mujer de pelo negro, brazos tatuados y voz amable, es un puente entre las escenas de Colombia y las de Nueva York. Ella se ha vuelto un referente en esa ciudad, una persona que los metaleros del país buscan para pedirle ayuda y ella es como la mamá de todos los que llegan buscando una oportunidad en Estados Unidos.


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Larita es parte de una red de personas que ayuda a las bandas cuando se aventuran en Nueva York, ya sea para una gira, para buscar contactos, o para instalarse en la ciudad. Ella cuenta que le gusta apoyar a la gente, porque para ella fue muy duro hacerse camino en ese país y no quiere otros paisanos pasen por lo mismo. Además, considera que es fundamental hacer vínculos y nexos que fortalezcan el metal colombiano. Pero el camino de Larita ha sido muy largo. Cuando llegó a Nueva York comenzó a trabajar en un estudio de grabación manejado por su tío y en un principio se instaló en ese país con una visa de estudiante, pero mantenerla era muy costoso, así que como otros millones de latinos residentes en Estados Unidos, optó por la ilegalidad. Después de tres años de trabajo tuvo que dejar el estudio, pero gracias a los contactos de su tío consiguió empleo en un teatro dedicado a difundir y apoyar el arte colombiano. Durante cinco años ayudó a organizar los eventos, conciertos, obras de teatro, bailes, encuentros y demás actividades culturales. Pero el ser migrante ilegal es complicado e inestable, así que le tocó dejar su trabajo y de nuevo empezar de cero. En 2002, junto con Andrés García, bajista y miembro fundador de la banda pereirana de brutal death metal Internal Suffering, fundó el sello Goregiastic Records. En esa época Andrés, junto con sus compañeros, se fue a Nueva York en busca de nuevos espacios y oportunidades para la banda. Él y Larita se volvieron pareja y con el sello empezaron a crear vínculos con las bandas colombianas.
En los cinco años que duró Goregiastic Records, el sello trabajó con grupos nacionales como Belial y Carnal, e internacionales como Torso Fuck y Putrid Pile. Pero el mayor aporte del sello fue apoyar y crear lazos con las bandas colombianos. Gracias al internet Larita comenzó a hablar con muchas personas en Colombia y esas conexiones la convirtieron en una especie de faro en la enorme e intimidante Nueva York.

Foto por Juan José Horta.

Larita recibió en la ciudad a grupos como Goretrade y Headcrusher, quienes también migraron buscando potencializar sus carreras. La casa de Larita se convirtió en un refugio, en un lugar donde llegar, donde pedir ayuda, donde encontrar metal. Cuando una banda llega a tocar a la ciudad, ella la apoya con la convocatoria, va a los conciertos, consigue gente y sobretodo guía a los grupos.
Larita es como el barquero del metal colombiano. Quien lleva a las hordas del infierno a través del río y los ayuda a moverse en la compleja Nueva York. En 2007 Goregiastic Records cerró y la relación entre Larita y Andrés terminó. Una vez más ella se encontró sin trabajo, seguía indocumentada y de nuevo debía comenzar de cero. Un buen amigo le ayudó a conseguir trabajo en una mansión en Long Island. Ella dijo bueno y empezó a camellar ahí. En medio de este nuevo proceso de rearmar su vida conoció a su actual esposo quien la apoyó en todos sus proyectos y la ayudó a legalizarse. Ella cuenta que lo primero que hizo fue viajar a Colombia para conocer a la gente con la que llevaba años hablando por internet. También decidió que quería estudiar algo que realmente le apasionaba y entró a una escuela de gastronomía. Desde hace dos años trabaja en una compañía de banquetes como cocinera de línea y chef de eventos. Cuando se le pregunta ¿para ella qué significa el metal?, Responde sin titubear: "la fuerza". Esa fuerza que mueve a millones y que ha ella la ayudó a sobrevivir en Estados Unidos. Esa fuerza con la que el 25 de noviembre durante la tercera edición de El Festival del Diablo, alzará una vez más su cocina del infierno. Hamburguesas, perros calientes, tacos, café, pasteles, cerveza son los platos que Larita junto con su equipo cocinaran para los hambrientos seguidores del demonio.

Larita es como Lilith, la madre de los súcubos y los íncubos amantes de la distorsión. No nos queda más que decirle: ¡Gracias!