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Ese Brad Pitt que algunos tanto echábamos de menos es el que vuelve para entusiasmarnos en War Machine. En este largometraje recién estrenado por Netflix, el actor de Oklahoma despliega toda su hipérbole paródica para dar vida al general Glen McMahon, un personaje inspirado libremente en Stanley McChrystal.Cuando el bueno de Brad enarca la ceja y aprieta su mandíbula cuadrada para soltar las consignas más simples y testosterónicas que puedas imaginar, interpela a sus interlocutores con gestos altamente exagerados y resalta a la enésima el absurdo de su personaje mediante una voz gutural e irrisoria, podemos empezar a frotarnos las manos, porque está claro que aquí va a haber carcajadas aseguradas.War Machine está basada en una historia real, poca broma. Después de servir en Irak, el general McChrystal fue nombrado jefe de las tropas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán. Al parecer, el tipo era un estratega militar de primer orden, pero la crónica de sus pasos por el Emirato Islámico demuestran que desbarrancó a lo grande.Más allá del disfuncional despliegue del ejército norteamericano, iniciado en 2001 por George W. Bush tras el 11-S, el comandante en jefe del contingente militar de Estados Unidos en Afganistán rubricó el desastre conjuntando su reclamo de más tropas con algunas declaraciones polémicas sobre la administración Obama, y lo remató invitando a un periodista de la Rolling Stone a pasar largas temporadas con él y sus hombres, experiencia sedimentada de forma sensacionalista en el artículo The Runaway General, que desembocaría en la destitución del general. Por cierto, sí, se trata de aquel número de la revista con la mítica portada Lady Gaga en bikini y con metralletas. Uf.
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McMahon es la representación histriónica de la vanidad marcial, la ambición masculina y una manera rancia y simple de ver el mundo, atributos que en War Machine se dan de morros con las aristas de la realidad.En su ridícula cruzada por Afganistán, el histrionismo de McMahon y los oficiales que le rodean deriva en axiomas memorables, como "no es humanamente posible proteger a la gente y matarla a la vez", genera el milagro de las matemáticas de la contrainsurgencia, donde eliminar a algunos talibanes puede dar como resultado una multiplicación exponencial de fieles a la causa, y da lugar a una rocambolesca ampliación del famoso eslogan de Barack Obama, "Yes we can… not do thing".A su paso por un mundo que no entiende, el general interpretado por Brad Pitt se encuentra con personajes tan singulares como el despistado capitán afgano Badi Bassim, una incisiva política alemana interpretada por Tilda Swinton, y el presidente de Afganistán interpretado por Ben Kingsley, que se arrodilla mucho antes para conectar el Blue Ray a la televisión que para rezar.El tiempo ha terminado por oxidar lamentablemente todas las condecoraciones del ejército norteamericano tras el fiasco de Afganistán, pero desde su estreno, War Machine tiene bien ganadas todas las condecoraciones a sátira bélica de nuestros días, sin contención valerosa que valga.Lee: La única mujer jefa de policía en Afganistán desafía a los talibanes