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conspiraciones

Teorías de conspiración que han moldeado nuestra forma de pensar

Un repaso a la historia que llevó al cuestionamiento masivo de la autoridad.
MA
traducido por Mario Abad
Teorías de conspiración

Mucho ha llovido desde aquellos tiempos en los que el principal tema de conversación de los teóricos de la conspiración eran los asesinatos de presidentes. Hoy, todas las especulaciones en torno a la muerte de Kennedy se nos antojan como meras anécdotas sin importancia. Las teorías de la conspiración modernas parecen asuntos mucho más serios, como también lo es la actitud de los que las defienden.

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En 2017, el panorama ha cambiado, y el perfil del fanático de las teorías conspiranoicas ya no es el del friki rarito que pasa más tiempo conectado a internet que al mundo real; hoy día, el factor conspirativo está tan vinculado a nuestra forma de procesar la información que se ha convertido en una forma de pensar entre muchas personas de todos los ámbitos de la sociedad ―desde los "escépticos" de YouTube hasta esa tía tuya que comparta noticias sacadas de abovetopsecret.com o ese compañero de trabajo, que sería un tipo de lo más normal si no fuera porque está convencido de que las especulaciones sobre los chemtrails son ciertas.

La gente ha dejado de creer en el Gobierno, los medios, las grandes corporaciones o cualquier otra institución que ostente un gran poder.


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Tras el terrible incendio que calcinó la torre Grenfell en Londres hace un par de semanas, un joven vecino declaró a una periodista de la BBC que tanto él como el resto de la comunidad sentían que los vecinos adinerados de los barrios de alrededor los consideraban una carga, y las torres en las que vivían, una aberración estética, y añadió que no le sorprendía nada que el incendio lo hubiera provocado el mismo Gobierno o el ayuntamiento para deshacerse del edificio y sus habitantes.

Aunque se trata, claramente, de una respuesta influida por las emociones, sí es sintomática de cierta actitud generalizada de desconfianza hacia las personas que manejan el cotarro, de que esos líderes traman a diario oscuras conspiraciones contra nosotros.

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Y esto nos lleva a preguntarnos: ¿dónde se originó esta cultura tal como la conocemos hoy y qué significado tiene para todas esas personas que se adhieren a ella?

En 2017, el panorama ha cambiado, y el perfil del fanático de las teorías conspiranoicas ya no es el del friki rarito que pasa más tiempo conectado a internet que al mundo real; hoy día, el factor conspirativo está tan vinculado a nuestra forma de procesar la información que se ha convertido en una forma de pensar entre muchas personas de todos los ámbitos de la sociedad

La teoría de la conspiración más famosa sea, posiblemente, la que asegura que los atentados del 11S fueron el resultado de un "trabajo interno", que los ataques no fueron obra de al-Qaeda, sino un intento de los poderes fácticos por azuzar la cultura del miedo o justificar la reclamación de indemnizaciones millonarias o el inicio de la guerra por el petróleo.

Afirman que las torres cayeron a causa de una serie de demoliciones controladas y se preguntan por qué nadie se extraña de que el edificio número 7 no fuera objeto de los ataques.

Todos conocemos los argumentos generales sobre los que se sustenta esta teoría ―"el combustible de un avión no puede derretir vigas de acero", etc.― y los hemos visto repetidos hasta la saciedad en miles de foros.

La teoría de la conspiración más famosa sea, posiblemente, la que asegura que los atentados del 11S fueron el resultado de un "trabajo interno", que los ataques no fueron obra de al-Qaeda

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El documental Loose Change (2005), de Dylan Avery, fue el detonante de la proliferación de esta teoría, pero para entender cómo las teorías de la conspiración influyen en la mentalidad del público en general en la década de 2010, debemos centrarnos en otro documental: Zeitgeist.

La cinta de Peter Joseph, estrenada en 2007, contiene una sección sobre el 11S, aunque empieza desmontando la religión organizada. El documental señala que todas las historias que explican el origen de muchas figuras religiosas, como Horus o Dionisio, tienen una base común: un alumbramiento por parte de una virgen, una resurrección y, curiosamente, un nacimiento en 25 de diciembre.

Gran parte de esta argumentación es errónea, y la "teoría del mito de Cristo" ―como se la conoce― ya ha sido desacreditada por casi todo el colectivo de historiadores de las religiones. Sin embargo, Zeitgeist ejerció una gran influencia sobre las masas de jóvenes hastiados que la vieron y para ellos constituyó una especie de rito iniciático para convertirse a ese ateísmo del Monstruo Espagueti tan prolífico en la actualidad.

Pero ¿qué tiene que ver el ateísmo con las teorías de la conspiración? Uno pensaría que la inteligencia preclara de la que hacen gala los ateos de los foros está reñida con las chifladuras conspiranoicas, ¿no? A veces.

Y es que ambas tendencias nacen del mismo grado de escepticismo. El ateísmo no consiste solo en no creer en deidades o fuerzas superiores, sino que a menudo está ligado estrechamente al antiteísmo. Quienes profesan esta idea consideran que la religión es casi la única culpable de que exista la violencia y la guerra y de que no puedan disfrutar de su derecho a vivir en un mundo pacífico.

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Las teorías de la conspiración actuales se centran en las maquinaciones de los poderes fácticos para perjudicarnos a nosotros y a nuestras familias y para arrebatarnos nuestros derechos. En ninguna otra parte queda esto tan patente como en EUA, donde existen infinidad de conspiraciones centradas en la lucha por conservar el derecho de los ciudadanos a portar armas.

Las teorías de la conspiración actuales se centran en las maquinaciones de los poderes fácticos para perjudicarnos a nosotros y a nuestras familias y para arrebatarnos nuestros derechos

En la terminología bélica, una operación de bandera falsa es aquella que se utiliza para hacer creer al enemigo que personas que realmente son inocentes son las culpables de algo. En la actualidad, desgraciadamente, esta estrategia se usa cada vez que se perpetra un atentado o un asesinato en territorio estadounidense, y a menudo causa confusión entre el público.


En 2014, la New York Magazine publicó "The Sandy Hook Hoax", un artículo en el que se relataban el horrible calvario por el que los que los teóricos de la conspiración hicieron pasar a las familias de las víctimas de la masacre de Sandy Hook, ya que aquellos estaban convencidos de que los niños fallecidos en el tiroteo nunca llegaron a existir y de que la masacre no era más que una estratagema ideada por los lobbies contrarios a las armas para que se ejerciera más control sobre este aspecto.

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Pero es importante entender estas teorías en su contexto, y es que hay personas que obtienen beneficio impulsándolas.


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Alex Jones es el máximo responsable de Info Wars, un medio de "noticias" independiente en el que constantemente da pábulo a las teorías de la conspiración sin siquiera molestarse en aportar "pruebas" científicas o hechos probados, como al menos se esfuerza en hacer Loose Change.

No hay entrevistas a "expertos", sino intervenciones de otros conspiranoicos que afirman haber abierto los ojos a la verdad y que se sorprenden de que el resto del mundo siga engañado. Tras la victoria electoral de Trump, Jones dirige su canal como pollo sin cabeza, ahora que sus críticas a Hillary Clinton parecen haber funcionado.

El mensaje de fondo de Jones nos remite nuevamente a la actitud de los ateos internautas: despotricar con agresividad verbal contra los que no son capaces de ver la realidad.

El repunte de la desinformación enmascarada de verdad ha multiplicado exponencialmente la cantidad de teóricos de la conspiración. Y no es coincidencia que el aumento de la popularidad de estas teorías se haya producido tras salir a la luz gran cantidad de asuntos turbios de personas influyentes en la política y los medios de comunicación.

Casi todas las semanas salen a relucir casos de mentiras y duplicidades, de abusos sexuales por parte de políticos, asesinatos autorizados por el Gobierno, acuerdos armamentísticos, muerte y destrucción. Y como todos sabemos, no todo en el mundo de las conspiraciones es teoría. Gran parte de ello es real como la vida misma.

@joe_bish