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verano

Videoclips cañís y purpurina festivalera: tendencias que odiarás este verano

Hay varias cosas pujando fuerte para tenernos hasta el coño cuando llegue septiembre.
Foto por Jesús Calonge

El verano es una mierda digan lo que digan las canciones y los anuncios. Y es una mierda por varias razones, algunas más obvias que otras. El calor, la rozadura entre dedo gordo y dedo de al lado del dedo gordo provocada por las chanclas, los viajes que se pega la peña y te hacen darte cuenta de que pedir pizza todos los domingos es vivir por encima de tus posibilidades y por eso te toca ir a Águilas (Murcia) un año más o que solo pongan películas de mierda en el cine son algunas de ellas. Otra es que no pase nunca nada.

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Porque entre finales de junio y principios de septiembre no pasa nada. Nace un panda y te lo cuentan en las noticias de Antena 3, te tragas de paso el posado de la Casa Real en Palma y conjeturas sobre si esas niñas son cyborgs o qué y poco más. Y esta ausencia de contenido aboca a los días a repetirse en bucle, a parecer calcos, fractales los unos de los otros hasta que llega el 31 de agosto.

Esto provoca un hartazgo generalizado. Del verano, de los días y de lo que contienen, que se repite hasta el infinito también. Si no, ¿qué explicaría que no existiera la llamada canción del otoño o de la primavera? El caso es que el verano y todo lo que contiene está abocado a cansarnos a base de repetirse una y otra vez, y este año hay varias cosas que vienen pujando fuerte para tenernos hasta el coño en septiembre.

Cosas como los videoclips que exaltan lo cañí, lo muy español y mucho español, lo rancio, sin ningún tipo de pretensión filosófica o ideológica, sin ningún tipo de mensaje. Solo porque mola. Un nazareno en skate, cómo no se nos había ocurrido antes. Recuperar la estética de Bigas Luna y replicar todas y cada una de las fantasías, usos y costumbres del macho ibérico, palillo en boca incluido. Eso es reventar la industria desde dentro, claro que sí.

Y es que, seguramente y como muchos sospechamos, el Malamente de Rosalía, el Bien Duro de Tangana y el Me Pelea de Dellafuente están hechos como las entrevistas aleatorias de Pol Rodellar pero con movidas tradicionales y/o que hasta ahora nos parecían casposas en las bolas de huevos Kinder, eligen al azar entre los elementos pintorescos y costumbristas y lo que salga, sale. Toda la vida sufriendo porque mi madre escucha a Chiquetete y a Los Chunguitos mientras cocina para esto.

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En la misma línea que los videoclips con la españolidad más exaltada que Santi Abascal está la peña que se ha dado cuenta del filón que supone el pueblo del que hasta hace tres años se avergonzaba en los Stories. De ellos también acabarás hasta la cencerreta este verano.

Son los que se han dado cuenta de que lo que antes era cateto ahora es genuino. La vajilla marrón clarita, símbolo de la clase obrera, las tazas de latón con desconchones, el crucifijo de encima de la cama, las botellas de agua que en realidad son botellas de Coca-Cola rellenas de agua en las esquinas para que no se meen los perros… Cualquier cosa que pinte decadente o desfasada es digna de 15 segundos de gloria para hacerle ver a los demás que ellos no son como la peña que solo sube cosas guapas cuando en realidad sí que lo son. Replicar el mismo patrón pero al revés también es ser escoria humana.

Luego están los festivales. Y la manía que le ha dado a la peña por ir vestida igual que sus colegas, que solo tendría sentido en caso de que fuera para poder encontrarse si no hay cobertura. O los de los bindis. O los de la purpurina. O los que se descalzan si hay césped. De todos ellos también te hartarás este verano.

También de la peña que ahora reivindica el reggaeton como música empoderadora e instrumento de reivindicación y acusa al que no lo hace de racista y clasista pero se pasó su primera juventud cruzándose de brazos cada vez que en un garito ponían Sexy Movimiento porque "esonoeramúsicaeramierda". Rectificar es de sabios, pero con la condición de que no saques tus argumentos de hilos de Twitter.

Hablando de hilos de Twitter, este verano también te hartarás de esa peña que tiene más certezas y argumentos de los que tendrás tú en dos o tres vidas y millares de retuits y favs. Solo hay una cosa más odiosa que esa peña: las listas.

Las listas absurdas, como esta, que los medios nos vemos abocados a crear cada estío porque la insaciable bestia de internet nos pide mandanga y no tenemos nada que contar pero sí la fea costumbre de comer todos los meses. Porque lo realmente angustioso, la putada mayor y la razón primordial por la cual el verano es un mojón tremendo y acabarás hasta los cojones de él es que nunca pasa nada. Eso explicaría también que tú hayas llegado hasta esta línea.