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Si quieres un carlino o un bulldog, piénsatelo dos veces

Una guía para tomar decisiones éticas a la hora de comprar el perro perfecto para tus fotos de Instagram.
Shutterstock

Hoy día todo el mundo quiere perros. Hubo una época en la que los gatos eran los reyes de internet y de los memes, pero ahora ese puesto lo ocupan los perretes. Nunca llegaréis a ser una pareja de modernos de ciudad si no tenéis una variedad diminuta y desproporcionada de bulldog al que os referís como vuestro “bebé peludín”.

Por desgracia, la moda de tener un perro —sobre todo las razas “de diseño”— tiene sus problemas. En 2016, veterinarios de la Universidad de Sídney publicaron un estudio en el que se analizaba la creciente tendencia de los australianos de adquirir razas de perros “braquicéfalos”, como los carlinos y los bulldogs, que suelen sufrir problemas respiratorios. Todos conocemos esas razas: patas cortas, la cara aplastada, ojos enormes y saltones… El meme perfecto.

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Por muy bien que nos siente avergonzar a alguien por gastarse un dineral en una mascota superfotogénica y con tendencia a sufrir graves problemas respiratorios, la situación es más compleja de lo que parece.

Los perros diminutos son ideales para nuestro estilo de vida cosmopolita, caracterizado por los espacios reducidos. Queremos que nuestras mascotas sean pequeñas para poder llevarlas a la cafetería. Y ¿qué hacen los criadores? Responder a estas necesidades.

Entonces, ¿qué consideraciones éticas hay que tener en cuenta a la hora de comprar uno de estos perros?

El dilema del perro pequeño

Muchos prefieren los perros pequeños a los grandes. Según las estadísticas del Australian National Kennel Council, en Australia (donde se llevó a cabo el estudio), muchos propietarios de perros se están mudando de las afueras a las ciudades, cambiando sus blue heelers y perros pastor por razas como los staffordshire o los bulldogs. En un periodo de 28 años, la popularidad de estas razas ha aumentado gradualmente.

Pero todo esto no justifica nuestra preferencia por tener perritos que no pueden respirar ni caminar bien. Se ha demostrado que estas razas pequeñas son más proclives a sufrir problemas respiratorios y de piel, un aspecto que no parece preocupar ni a criadores ni a compradores.

Primero hay que evitar a toda costa las granjas de perros y segundo debemos reconocer la verdad: que tal vez el perro perfecto para tu Instagram no sea un perro feliz

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“Creo que desde que se ha empezado a cruzar animales, existe la tendencia de priorizar la forma sobre la función. Ha aumentado la demanda de razas braquicéfalos [con la cara plana] tanto en perros como en gatos. La braquicefalia provoca problemas en las vías respiratorias y reduce la calidad de vida y el bienestar de estos animales”, explica la doctora Anne Fawcett, profesora de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Sídney y veterinaria de Sydney Animal Hospitals.

“Puede provocar un sufrimiento considerable a los animales. Los perros y gatos con braquicefalia extrema, por ejemplo, pueden sufrir graves problemas respiratorios. La respiración es un acto vital que necesitamos realizar en todo momento. Si tenemos esa capacidad limitada, cualquier cosa que hagamos se verá afectada, desde comer a dormir o hacer ejercicio”.

¿Qué pueden hacer los compradores?

Hay muchas cosas que puede hacer un propietario potencial para apoyar una cría ética de razas de perros. La primera es evitar a toda costa las granjas de perros y la segunda es reconocer la verdad: que tal vez el perro perfecto para tu Instagram no sea un perro feliz. No compres perros “de moda”, especialmente aquellos cuyos rasgos más característicos supongan una merma de su calidad de vida. Y plantéate seriamente hacer una visita a una protectora.

“Yo recomiendo a la gente que adopte en lugar de comprar”, explica la doctora kendy Teng, investigadora de enfermedades en animales en la Universidad de Sídney. “En estos refugios hay muchos perros pequeños que, si bien seguramente no sean de pura raza, está demostrado que son más saludables que los pura raza”.

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Pero hay otros aspectos éticos que considerar, también: para empezar, ¿por qué te compras un perro? ¿Estás segura de que podrás garantizar su felicidad?

“Piensa en tu estilo de vida y el tiempo libre que tienes”, añade Fawcett. “Si viajas mucho o pasas largas temporadas fuera de casa, la vida de tu perro puede verse afectada. ¿Vas a poder satisfacer las necesidades de tu perro según su raza y carácter? También has de tener en cuenta los gastos, como las visitas al veterinario. Un seguro para mascotas podría ser una buena solución”.

¿Qué pueden hacer los criadores?

Si te has enamorado de una raza con pedigrí, al menos asegúrate de que haces todo lo posible por comprárselo a un criador responsable. La industria de la cría de perros es inmensa y está regulada hasta cierto punto. Teng asegura que, si se lo propone, un criador puede desarrollar perfectamente su trabajo de forma ética.

Hay una serie de pruebas que pueden hacerse para determinadas enfermedades, explica. “Un criador responsable se asegurará de que tanto el semental como la hembra no tengan esas enfermedades congénitas en razas que están predispuestas a desarrollarla. Asimismo, los estándares raciales determinan qué rasgos deben tener los individuos de cada raza, y muchos de estos rasgos están vinculados a determinadas enfermedades. Por tanto, un criador ético debería procurar que estas características se modificaran para garantizar la buena salud de los perros”.

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Los bulldogs han sido criados de forma selectiva para tener esas cabezas tan grandes que ahora no pueden nacer de forma natural y hay que practicar la cesárea a las madres

Sin embargo, cabe destacar que este negocio es defectuoso de base. Las razas con pedigrí, tanto grandes como pequeñas, tienden a este tipo de problemas de salud, lo que obliga a los criadores a modificar a las razas para lidiar con los problemas que ellos mismos han creado. Los bulldogs, por ejemplo, han sido criados de forma selectiva para tener esas cabezas tan grandes que ahora no pueden nacer de forma natural y hay que practicar la cesárea a las madres. Por eso, para compensar, ahora están modificando la raza para que las hembras nazcan con la pelvis más ancha.

“¿Es posible criar estos perros sin estos problemas de salud? El problema está en la forma en que está formulada la pregunta”, señala Fawcett.

“En lugar de eso, deberíamos preguntarnos qué rasgos son compatibles con el bienestar del animal. No considero que haya muchos criadores que tengan muy en cuenta el aspecto ético. Por otro lado, creo firmemente en la opción de adoptar animales y de darles una segunda oportunidad, en lugar de crear perros de diseño a medida de las necesidades de la gente. Los animales también tienen intereses”.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Australia.