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Feminismo

Esas chicas que tienen más amigos que amigas

"Fui tan aceptada en el boy's club que, durante algún tiempo, no me di cuenta de sus privilegios ni de mis desventajas".
Foto cortesía de la autora

Hace unos cinco o seis años, durante una noche de fiesta, uno de mis amigos de toda la vida me dijo que era la única chica a la que respetaba. Seguramente pensó que me halagaría, que aquello no era un insulto al género al que pertenecía sino un piropo para mí.

No supe responderle más que un "qué coño dices" y cambié de tema. Años después, me arrepiento de que mi respuesta no fuera todo lo explicativa que debería haber sido. O incluso de que no resultara todo lo violenta que debió ser.

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Nunca volvimos a hablar del tema y nunca le he dicho que aquello estuvo muy mal. Ya apenas nos vemos y la última vez que hablé con él fue para discutir sobre por qué "las feministas queríamos cambiar algo tan sagrado como el lenguaje, criticábamos a las mujeres que se depilan o se maquillan y asaltamos iglesias en tetas".

Le respondí que yo me depilaba, me maquillaba y nunca había asaltado nada en tetas. Que ojalá lo hubiera hecho. Y me di cuenta de que seguramente ya no respete a ninguna chica. Porque, como me comentó aquella noche, yo era la única a la que le brindaba ese privilegio.


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Era la única tía a la que respetaba porque le recomendaba webs de vídeos porno que no conocía, porque en la charla de sexualidad de segundo de la ESO había sido la única persona de género femenino que había levantado la mano cuando preguntaron que quién se masturbaba y porque hacía skate mejor que él. Porque fumaba porros y porque criticaba a las tías que ponían de excusa la regla para justificar que estaban locas, como él. Porque, durante mis primeros años de universidad, fui la tía del grupo de tíos. La chica aceptada en el boy's club.

Fui tan aceptada en el boy's club que, durante algún tiempo no me di cuenta de sus privilegios ni de mis desventajas. Del machismo endogámico de la sociedad en la que vivía y vivo ni de que desmarcarme de los estereotipos que se asociaban a mi género era el motivo por el cual le caía bien a los tíos, o le caía a los tíos mejor que otras tías.

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"Cuando decían 'las chicas son tal o cual', asentía. Y en el fondo pensaba que tenían razón"

África (27 años), también fue la tía grupo de tíos durante su adolescencia. "Ahora lo veo clarísimo, yo estaba siendo machista entonces, aunque en ese momento no fuera consciente. Creo que para detectar algunos niveles de machismo tienes que entenderlo, intentar empatizar. En mi caso, como no lo sufría, lo practicaba. Cuando se hablaba de la sexualidad de alguna amiga de forma crítica o incluso como burla, participaba en ello o lo permitía".

Asegura que "cuando decían 'las chicas son tal o cual', asentía. Y en el fondo pensaba que tenían razón, porque yo no entraba en ese esquema, no cumplía quizá tanto como tras chicas lo que se esperaba de una chica. Ahora me doy cuenta de que lo único que tenía de distinta era su beneplácito. Me permitían ser quien quisiera ser mientras que al resto de chicas no".

"Algunas chicas encajan mejor en los grupos de chicos porque, llegadas a una cierta edad, muchas niñas perciben que 'lo femenino' está devaluado y se alejan de ello"

Contacto con Asunción Bernárdez, Directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense, para comentar el fenómeno. "Es algo muy concreto, habría que hilar muy fino para hacer afirmaciones sobre por qué algunas chicas encajan mejor que otras en los grupos de chicos. Pero seguramente tenga que ver con que, llegadas a una cierta edad, muchas niñas perciben que 'lo femenino' está devaluado y se alejan de ello. Se dan cuenta de que, en el mundo adulto, los juguetes con los que siempre han jugado —Barbies, muñecas, el rosa…— sufren una devaluación, y se acercan más a una estética o a unos roles de género que se asocian con lo masculino", comenta.

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"Quizá sean las chicas que se desmarcan de los estereotipos las que son más aceptadas por los grupos masculinos, aunque habría que comprobarlo de manera empírica", concluye.

Ana Sánchez, psicoterapeuta que trabaja desde la perspectiva de género en Psicología en Femenino, lo suscribe. "También ocurre al contrario. Hay grupos de chicas que aceptan mejor a ciertos chicos durante la infancia y la adolescencia. Pero en los dos casos hay algo en común: siempre ocurre con personas que se alejan de los estereotipos de su género. Es decir, las chicas que no cumplen con los roles de género que 'se esperan' de las chicas son mejor aceptadas por los grupos de chicos y viceversa. Lo que ocurre es que los estereotipos de género femeninos están mucho peor vistos que los de los chicos, por lo que quizá haya más chicas que sientan que no encajan con ellos y se muevan hacia lo masculino que al revés", comenta Ana.

"Se nota en cómo hablan de otras tías, generalizando, sin considerar que tú lo seas, o en que sólo te llaman para los planes a ti", me responde África cuando le pregunto que cuándo supo que era una chica más o mejor aceptada por los tíos de su grupo.

"Siempre ocurre con personas que se alejan de los estereotipos de su género"

Después le pregunto a Fernando, uno de mis amigos, por qué me concebían de manera distinta en el grupo de los chicos que al resto de mis colegas, por qué cree que durante mis primeros años de universidad siempre estaba con chicos. Me dice que es porque huelo como un tío y nos reímos. "No sé. La verdad que la sensación de estar contigo es la de estar con un colega de la infancia, que entonces sí que eran sólo chicos. Puedes estar lo más relajado posible, no te alteras por ningún humor negro, ni por un comentario o gesto obsceno".

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La psicóloga Ana Sánchez también relaciona este fenómeno con los grupos de iguales y la necesidad de pertenencia durante la adolescencia. "Cuesta menos aceptar a alguien parecido. Es más fácil que una chica con un comportamiento más activo o más segura de sí misma, algo que nuestra sociedad considera que responde más al estereotipo masculino, se integre en un grupo de chicos. Y también al revés, es más sencillo que a un chico al que le gusten más unas actividades tranquilas o al que le guste más hablar y reflexionar se integre en un grupo de chicas. Muchas veces, lo que lleva a unas personas a acercarse a otras es la medida en la que se identifican con ellas".

"En el proceso de devenir adulta, una niña tiene que asimilar que pertenece al grupo devaluado dentro del sistema de los géneros"

"La formación de la identidad masculina, hablando de manera estereotipada, es mucho más lineal: a los niños les gustan los coches de pequeños y cuando se convierten en adultos les siguen gustando los coches. Les gusta el fútbol de pequeños y les gusta de adultos. En el proceso de devenir adulta, una niña tiene que asimilar que pertenece al grupo devaluado dentro del sistema de los géneros. Y quizá esto guarde relación con que las chicas que 'se masculinizan' son más aceptadas en los grupos de hombres".

Pero ese devenir en adultas de las niñas que "se han masculinizado" y que, quizá como consecuencia, han sido más o mejor aceptadas por los grupos de chicos también implica otras cosas. Entre ellas, darse cuenta de que, de algún modo, el machismo era el responsable de que fueran esa excepción, esas "chicas que no son como las demás". De que fueran aceptadas en el boy's club.

"Antes creía que era algo 'guay' ser parte del grupo de tíos por sentirme respetada por la gente a la que yo respetaba: los chicos", me cuenta África. "Ahora lo entiendo de otra forma. Respeto a las personas de manera individual, aunque eso me pueda costar el no ser 'la chica a la que respeten'".