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Politică

Por qué VOX ha sacado 12 escaños en Andalucía

Dos redactores de VICE España se pasaron un par de horas dándose mútuamente la chapa sobre el tema y esto es lo que sacaron en claro.
Santiago Abascal VOX Andalucía
Marcelo del Pozo/Reuters

Ayer por la tarde, a eso de las 20:30, mi amiga Ana Iris Simón me envió un audio de WhatsApp diciéndome que bajaba al colmado a pillar palomitas antes de enchufarse a ver a Ferreras hasta las tantas hablando de los 12 de VOX en Andalucía, estaba flipando. Pero a la vez, la verdad es que no le sorprendía demasiado. Y a mí tampoco: llevamos desde hace meses hablando de los debates de la izquierda (primero, que si "lo del Bernabé" y luego que si "lo de los rojipardos") y del rearme intelectual de la derecha en toda Europa ("lo de Italia", "lo de Dugin", "lo de Abascal calcándole el discurso a Ramiro Ledesma"), de cómo nos creemos más especiales de lo que somos y de los errores constantes de los opinólogos de las redes sociales (y de algún que otro medio también, para qué nos vamos a engañar…). Así que nos pusimos a hablar de todo eso y más mientras veíamos cómo, cada pocos minutos, los numeritos de VOX aumentaban en la pantalla, y esto fue lo que sacamos en claro. — Gonzalo Herrera

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VOX le ha quitado votos a la izquierda

Cuesta decirlo, lo sabemos, pero hay que asumirlo. Ignacio Escolar mismo lo asumía ayer: "Solo si también logra apoyos entre los votantes de izquierdas —como pasó en Francia con Le Pen— se entendería un resultado así". Esto lo dijo antes de que se confirmase el resultado, así que no queda otra, VOX le ha quitado votos a la izquierda.

Y no, no se puede reducir a la marxista y decir que todo va por la pasta. Por poner un ejemplo, VOX ha sacado más votos en el distrito Sur de Sevilla (donde se encuentran Las 3000 Viviendas) que Adelante Andalucía (la marca de Podemos en la región), tal y como señalaba Francisco Jurado. Si ha sido en forma de voto protesta o ha sido un voto ideológico, da igual (da igual porque es casi imposible saberlo a ciencia cierta), lo que está claro es que Podemos no es ya el canalizador de la rabia "de los de abajo" ni el discurso para "los de abajo" solo da rendimiento a los partidos de izquierda. VOX lleva tiempo buscando la transversalidad nacionalista que buscan todos los partidos de derecha radical y parece que lo está consiguiendo.

Si en septiembre la izquierda se tiraba los trastos a la cabeza al grito de "rojipardo" o "posmoderno" —dependiendo del bando en el que estuviesen unos u otros— por el tema de las fronteras, de las patrias, del obrerismo nacional, de la diversidad y de que si lo importante es ser interseccionales o soberanos, la fuerte entrada de VOX en Andalucía gracias en parte a caladeros de la izquierda solo hace que echar sal en una herida que cerrarse, lo que es cerrarse, no parece que vaya a pasar. Más bien parece que supurará hasta que alguien ampute el miembro gangrenado o se muera el enfermo.

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Política para Twitter vs. Política para Tuenti

Las cámaras de eco es lo que tienen, al final uno se acaba creyendo que los titulares clickbait como "El zasca épico de Rufián a Aznar" o "Pablo Iglesias DESTROZA a la monarquía en 30 segundos", por muchos RT que tengan, no son representativos. Parece que se ha visto clara la diferencia entre hacer política para Twitter y política para fuera de Twitter… Política para gente que, si a día de hoy existiese Tuenti, estaría en Tuenti, no sé si me explico. Esa gente que se pasa el día compartiendo cadenas de WhatsApp de esas que "los medios no quieren que leas", cadenas diciéndole a las feministas que por qué no hacen movilizaciones masivas cuando un grupo de inmigrantes viola a una menor o con todos los numeritos de lo que han robado los políticos nacionalistas en Catalunya. Gente que hasta que (gracias a Dios) pasó de moda, caracterizábamos despreocupadamente como cuñados.

Por simplificar, la nueva izquierda está haciendo política para Rosalía y Amaia Romero, cuando la verdad es que el mundo está lleno de Aitanas, Malúes y Melendis.

Y ¡sorpresa!, parece que hay muchos más fans de Melendi que de Amaia. Que son más los que están prestando atención a lo que dicen los cuatro creadores de opinión de redes y sus seguidores, que son miles, cierto, pero que son muchos menos de los que están al margen y que tienen sus propios canales para relacionarse con la realidad. Canales bastante más cutres, eso sí.

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Parece que Podemos (y quizás precisamente por esa cámara de eco creada por los medios y los opinadores que decíamos antes) no entendió que no sacó 5 000 000 de votos en las europeas porque fuese un partido de izquierda, sino porque era un partido populista: hablaba en términos simples (los de abajo contra los de arriba), no entraba en conflicto con el Homo cuñadensis (sacar la rojigualda, no hablar de feminismo, no hablar de izquierdas y derechas) y no tenía problemas en darle caña a la izquierda comunista de toda la vida (lo de la sopa roja de estrellas, que decía Pablo). Conforme más se ha alejado de eso, más se ha alejado de sus posibilidades de convertirse en una alternativa transversal, en una plataforma desde la que expandir su base e implementar sus propuestas sin avivar tensiones. Ahora ya es tarde: Tuenti ha vuelto.

El voto antisistema

Lo hemos dicho ya antes, pero VOX parece haber canalizado buena parte del voto protesta, un voto que no está de acuerdo con el sistema. En todos los debates sobre la libertad de expresión a la hora de hacer cosas de derechas (chistes machistas, chistes racistas, opiniones antiprogresistas y en contra de la diversidad, etc.) ha habido gente que argumentaba que la ofensa solo se tenía que amparar en la libertad de expresión cuando iba contra el Sistema.

Al Sistema siempre se lo adjetiva como capitalista, heteropatriarcal, etc. Y sí, capitalista es, pero es difícil no aceptar que en un momento en el que la cultura hegemónica acepta y amplifica a través de la cultura de masas los principales (por no decir todos) argumentos de la izquierda diversa e interseccional, estas opiniones son parte del sistema. De hecho, son una parte muy importante. Si no lo fuesen, ni Un Tío Blanco Hetero tendría cientos de miles de visitas en cada uno de sus vídeos ni VOX hubiese asumido ese discurso arrogante en contra de los complejos de la derecha. Hablan a gritos de estar en contra de la Ley Integral de la Violencia de Género, de las reivindicaciones del colectivo LGBTQ y de los colectivos racializados, de que España es cristiana aunque nadie vaya a misa… Si VOX dice que se ponen orgullosamente la palabra "facha" como medalla es porque hoy en día decir "soy facha" es edgy, es (al menos sobre el papel) ir contra la corriente. En un mundo en el que Putochinomaricón se ha convertido en icono, reivindicar a Julio Iglesias parece un acto de rebeldía.

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La importancia de la inmigración

Se ha intentado decir por activa y por pasiva que no, que en España la inmigración no es un problema, que somos tierra de acogida, que venga todo el mundo que el campo está muy vacío y hay espacio para todos. Se ha argumentado que en Catalunya, una de las comunidades con mayor porcentaje de inmigrantes, la inmigración no es un problema político y no hay ningún partido xenófobo. Parece ser que nadie se acuerda de que en el 2010, cuando todavía el debate independentista no había tapado al resto de debates, todos los partidos de derechas en Catalunya (desde la extrema representada por Plataforma Per Catalunya, hasta la más moderada representada por Unió) hacían campaña en contra de la inmigración.

En Andalucía, no hay nada que tape a uno de los elefantes en la habitación y la prueba es que en El Ejido (alto porcentaje de inmigrantes), VOX ha sido primera fuerza y en la provincia de Almería tuvieron unos resultados totalmente inesperados.

***

En definitiva, es fácil pensar que cientos de miles de personas votan mal, que la culpa de todo es del otro, sea quien sea el otro, que "yo nunca lo haría" y que esto es peor que una plaga bíblica o cualquier otro comentario fatalista y apocalíptico que se te ocurra. Pero no responde más que a dinámicas diagnosticadas desde hace… ¿dos, tres años? Nada nuevo bajo el sol, pero va siendo hora de que los que quieran plantarle cara a todo esto, se dejen de discursos moralistas, de dar lecciones, de mirar por encima del hombro y den soluciones.

Sigue a Ana Iris en @anairissimon y a Gonzalo en @ghtrasobares.

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