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Este hombre se emborracha con el alcohol que genera su propio cuerpo

Tras ser arrestado por conducir ebrio, el hombre recibió un diagnóstico médico que reveló que sufría el síndrome de la autofermentación, una enfermedad que hace que el intestino produzca etanol.
Gavin Butler
Melbourne, AU
MA
traducido por Mario Abad
cervez y barriga
Image via Pixabay (L) and NeedPix (R)

Fue en enero de 2011, más o menos una semana después de terminar un tratamiento de antibióticos por una lesión en el pulgar, cuando el hombre empezó a presentar una serie de síntomas inusuales: pérdida de memoria, neblina mental, depresión, conducta agresiva. Sus médicos no lograban entender qué le ocurría, por lo que en 2014 lo derivaron a un psiquiatra, que le prescribió un tratamiento con antidepresivos. Más tarde, la policía lo detuvo por conducir en estado de ebriedad. Pese a que el hombre no había bebido alcohol, el test indicaba que su tasa de alcohol en sangre equivalía a la de alguien que hubiera consumido entre 11 y 14 copas y se lo llevaron arrestado.

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Esta historia está extraída de un nuevo informe publicado en el BMJ Journal of Gastroenterology y titulado: “Informe de caso y reseña bibliográfica del síndrome de la autofermentación: probablemente un trastorno médico infradiagnosticado”. El informe señala que, tras el arresto, y ante la insistencia de su tía, el hombre de 46 años se sometió a una serie de pruebas que finalmente revelaron restos del hongo Saccharomyces cerevisiae (es decir, levadura de cerveza) en sus muestras de heces.



El Saccharomyces cerevisiae se suele usar durante el proceso de fermentación para transformar los hidratos de carbono en alcohol, lo que llevó a los médicos a sospechar que el hombre podía sufrir una enfermedad conocida como síntoma de la autofermentación.

“Se trata de un trastorno muy poco diagnosticado que provoca que los hidratos de carbono ingeridos produzcan alcohol de forma endógena”, explica el resumen del informe. “El paciente de este informe de caso presentaba hongos levaduriformes en la parte superior del intestino delgado y el intestino ciego que probablemente fermentaban los carbohidratos y los transformaban en alcohol”.

Para verificarlo, dieron al hombre una comida rica en hidratos de carbono mientras monitoreaban su tasa de alcohol en sangre. Al cabo de ocho horas, había subido a 57 miligramos por decilitro, lo que equivale a entre tres y cinco bebidas alcohólicas estándar para alguien de su peso y estatura. Tras la prueba, le recetaron un tratamiento antifúngico. Sin embargo, los síntomas se volvieron a manifestar después de varias semanas.

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“El evento más significativo causado por uno de sus episodios de ebriedad fue una caída que provocó una hemorragia intracraneal y requirió el traslado a un centro de neurocirugía, donde experimentó una recuperación completa espontánea en 10 días”, rezaba el informe. El hombre finalmente se recuperó después de cambiar la medicación antifúngica y suprimir la ingesta de hidratos de carbono durante seis semanas.

Desde entonces, se aventuró la hipótesis de que el desencadenante de los síntomas de ebriedad fue la exposición a los antibióticos, que alteraron el microbioma gastrointestinal y propiciaron el “sobrecrecimiento fúngico”. Pero este no es el único caso de síndrome de la autofermentación registrado. En 2016, una mujer de Nueva York cuadruplicó la tasa permitida en el test de alcoholemia, pero después le retiraron los cargos al dictaminar el juez, con pruebas que lo demostraban, que la mujer padecía esta enfermedad.

“Antes de este caso, nunca había oído hablar del síndrome de la autofermentación”, declaró el fiscal Joseph Marusak a la CNN. “Pero sabía que algo fallaba cuando le dieron el alta inmediatamente porque ya no presentaba síntomas de embriaguez”.

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