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Harmony Korine nos habla del rodaje de ‘The Beach Bum’ en los cayos de Florida

La cinta, la primera del mítico cineasta tras un parón de siete años, nos muestra el periplo de bar en bar de Moondog ⎯interpretado por Matthew McConaughey⎯, intentando escaquearse de escribir poesía.
MA
traducido por Mario Abad
The Beach Bum
Cortesía de NEON

Jamil González y Judd Alison, dos fixers y localizadores de exteriores, observaban cómo se hundían varios veleros en el agua después de que el huracán Irma lo arrasara todo a su paso por Cayo Oeste. En uno de los veleros, dijo González, alguien había escrito “Enviad ayuda” y un número de teléfono. Llamaron y se les informó de que, afortunadamente, todos sus ocupantes se encontraban a salvo en un refugio. Fue una experiencia estremecedora, aseguraban, y ocurrió tan solo un mes antes de que el legendario cineasta Harmony Korine —guionista de Kids, todo un referente de los 90, y director de la excéntrica y alucinante Spring Breakers— empezara la grabación de The Beach Bum, su proyecto más reciente, una mirada a la "América cósmica" y los borrachos, degenerados y románticos que habitan el que en su día fuera el mítico retiro de Ernest Hemingway.

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“Estábamos muy intrigados. Hacía muy poco que había ocurrido lo del huracán y no sabíamos muy bien qué íbamos a hacer. Inicialmente, hablamos de montar algo para ayudar a la gente”, dijo Alison. “Y cuanto más intentábamos ayudar, mejor conocíamos a quienes sufrieron en mayor medida la catástrofe, que no eran los turistas, sino los que denominamos los ‘caracolas’”.

Estrenada el 29 de marzo (y producida por VICE Studios), The Beach Bum es una especie de carta de amor desmedida a los cayos de Florida, una comedia negra bañada por el sol que se regodea en la resiliencia de sus habitantes ⎯los propietarios de embarcaciones, los camareros, los bebedores⎯ y ese estilo de vida al que no piensan renunciar fácilmente. Un retrato de los caracolas a través de los ojos de Korine.

“La mayoría se ha resignado a aceptar los huracanes como parte de la vida en esta zona”, dijo David Hawthorne, jefe del puerto deportivo Garrison Bight. “Les gusta la vida aquí y se acostumbran”.

De The Beach Bum se ha dicho que es una película guiada por sus personajes, como si Woody Harrelson hubiera cogido la silla de ruedas en la que estaba postrado McConaughey al final de la primera temporada de True Detective y la hubiera dejado delante de un bar en los cayos de Florida. Allí, McConaughey se transforma en Moondog, la clase de tipo que de buena mañana se pone fino de vino tinto, se viste con lo primero que pilla en el armario y se dispone a escribir ⎯o más bien se escaquea de hacerlo⎯ su gran novela americana, al estilo Richard Brautigan. En palabras del propio McConaughey en una entrevista para GQ: “Moondog es un verbo. Un poeta folk. El personaje de una canción de Bob Dylan que transita bailando por el placer y el dolor de la vida con la certeza de que cada interacción es una ‘nota’ más en la tonada de su vida”. Es algo que perfectamente podría decir el propio Moondog en la película.

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Cortesía de NEON

Luego están los hombres (principalmente, hombres) con los que se busca problemas. Zac Efron, con su corte de pelo a lo Zoolander y un dispositivo Bluetooth constantemente pegado a la oreja, parece sentir el mismo fervor por Dios que por esnifar narcóticos. Snoop Dogg se gana muy bien la vida con el contrabando de drogas. Martin Lawrence, un guía turístico con un loro adicto a la coca, sufre flashbacks de la guerra de Vietnam pese a que nunca estuvo allí y no es capaz de distinguir un delfín de un tiburón. Jonah Hill, cómo no, tiene acento sureño. Jimmy Buffett hace su aparición interpretándose a sí mismo.

“Cuanto más tiempo pasas en Cayo Oeste, más frecuentemente ves aparecer un perfil concreto”, me explicó Harmony Korine por teléfono. “Esa especie de ensalzamiento de la falta de ambición”.

“Esa gente sabe cómo vivir”, continuó Korine. “Es realmente increíble”.

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Hablando con González y Alison, uno empieza a entender de lo que habla Korine: parece que se puede hablar con esta gente tomando una o siete cervezas.

“Lo grande de Harmony es que siempre quiere que todo sea auténtico”, me explicó Alison. Como el “tío del coco” que los guio, en un estado de “sopor etílico”, hasta una plantación secreta de aloe en la que, según cuenta Alison, demostró las propiedades milagrosas de la planta restregándose una por toda la cara. O la pareja de negros cristianos, descendientes, según González, de los primeros colonos negros de la región y que se ofrecieron encantados a convertir su casa en un gallinero para la grabación. O el propietario del “Well Hung” (bien dotado), un barco al que sube Moondog en la película y que en la vida real es un bed and breakfast. (“Lo único que cambiamos fue el nombre, aunque la verdad, podrían haberlo dejado igual”, dijo Alison).

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Es muy fácil quedarse enganchado de todas estas personalidades, igual que cuando en Spring Breakers nos quedamos enganchados de James Franco y un puñado de estrellas de Disney Channel armados con pistolas. Pero en The Beach Bum, tan importante es el lugar ⎯y lo que transmite⎯ como cualquiera de sus extravagantes personajes, ya que no es posible concebir ninguno de esos dos elementos sin el otro. Obviamente, la cinta es una exageración, aunque Korine me aseguró que vio a hombres intentando hablar con los delfines.

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Via IMDb

“Intentamos buscar sitios que estuvieran un poco escondidos”, señaló. “Grabamos en distintos cayos, no solo en Cayo Oeste”. Sitios como el Hogfish Bar & Grill, el Schooner Wharf Bar, Duval Street, el extremo más meridional de Estados Unidos o el Palm Beach Country Club.

“No vas a encontrar un sitio como este en ninguna parte”, me aseguró Alison. “Hay muchísimos turistas que vienen y se van, pero también están los despojos, los marginados. Piénsalo: si no tienes nada, estás sin blanca y quieres ser artista, ¿por qué no intentarlo en el paraíso?”.

Ni siquiera un huracán puede frenar eso.

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