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la batalla del 10

Landon Donovan marcó el antes y después de la rivalidad México-Estados Unidos

Rivalidad México-Estados Unidos siempre ha habido, solo que antes era fácil ganarles. Pero, hubo una persona que puso un parteaguas a la rivalidad.
Foto: Donald Miralle / Getty Images

"Amo ganar. No importa el equipo en el que esté, siempre quiero ganar", Landon Donovan

¿Fue un partido o fue una persona? Indudablemente el odio a los Estados Unidos existe por muchas razones extra deportivas, pero en el futbol, te has cuestionado ¿en qué instante comenzó la rivalidad con los Estados Unidos?

Ellos han tenido lo que nosotros hasta la fecha no hemos conseguido. Un futbolista al cual, los aficionados estadounidenses odien. Ni Hugo Sánchez, Cuauhtémoc Blanco, Rafael Márquez o quien quiera que digan, se ha ganado la etiqueta de 'non grato' en la Unión Americana. Nadie ha podido igualar al inimitable Landon Donovan.

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Pensémoslo de esta manera. Donovan jamás tuvo una expresión incorrecta de México, al contrario, cada que podía alababa el nivel de nuestros jugadores y de nuestro equipo. Nunca tuvo un acto deshonesto, grosero o racista, su soberbia que tanto detestábamos pasaba por decir que pese al buen futbol azteca, los Estados Unidos eran mejores. ¿Hay algún problema en ello?

Buscamos maneras de mejorar (el futbol de Estados Unidos), pero para mí México es uno de los mejores en todo el mundo, en progreso, con la juventud, y con las selecciones es casi lo mismo siempre, y creo que por mucho tiempo va a ser así. En mi opinión la juventud en México es mejor que la nuestra

Él rompió el molde del futbolista estadounidense. Lo latinizó. Enseñó que el futbol robótico de la Unión Americana podía mezclarse con la técnica y la picardía de una cultura hecha para ganar. De su mano, los Estados Unidos comenzaron a tener una forma de ser, y gracias a ese liderazgo e incremento de nivel, llegó el parteaguas para comenzar la década de oro del futbol estadounidense que comenzó a inicios del nuevo milenio.

El gran dolor que provocó la figura de Estados Unidos es que siempre que presumió que su selección era mejor, nos lo cumplía en el campo. Mientras más decía que deportivamente Estados Unidos nos superaba, y nosotros más nos esforzábamos en contradecirlo, él se aparecía en el campo y con actos más que con palabras dejaba en claro que efectivamente, ya no vivíamos en los años 80 cuando los gringos apenas entendían que el futbol se jugaba 11 contra 11 y que la pelota debía patearse en lugar de aventarse con la mano.

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No tengo la menor duda en decirlo. Lo creo y lo reafirmo: somos mejores

Landon Donovan es histórico e inolvidable. Es imposible comprender la rivalidad México-Estados Unidos sin el '10'. Es tan importante, que en el momento que decidió retirarse, la prensa mexicana le dio una cobertura igual o mayor al adiós de un jugador azteca. Es tan clave, que muchos aficionados americanistas hubieran deseado que el norteamericano jugara en su equipo y fuera el reemplazo del 'Temo'. Fue tan mediático, que marcas mexicanas lo utilizaron como imán de campaña para explotar sus productos.

Al jugador estadounidense lo insultamos, lo despreciamos y lo idiotizamos. Nos ganó el estigma de verlo orinar en el césped del Estadio Jalisco cuando no tenía ni 23 años. Parecía que tal hecho era tan malo como verlo hacer pipi en la bandera nacional. Esa imagen la conservamos porque era más sencillo odiarlo que aplaudirle su nivel y futbol en una tierra donde no abundaba el talento creado para el balompié.

A veces es importante cuestionarse si era más importante ganarle a los Estados Unidos o a Landon Donovan. ¿Por qué cuando Miguel Calero le detiene un penal le hace una seña de "aquí no"? ¿En qué instante la batalla de Donovan se transformó en una pelea contra todo el futbol mexicano y no solo contra la selección nacional? Que yo recuerde, Donovan jamás atacó al colombiano o a la institución hidalguense.

Hay futbolistas que nacen para jugar en un equipo y no funcionar en la selección de su país. Hay otros que simplemente se les da un rival. Para nuestro dolor, Donovan nació para jugar bien contra México y para golear a México cada que se podía. Tuvo de hijo a la mejor versión de Oswaldo Sánchez y de cliente al mejor Rafael Márquez. Nos tuvo a su beneplácito con selecciones como la de Ricardo Lavolpe, considerada la mejor de los últimos años, y para colmo de males, nos anotó en el trágico partido de la Copa del Mundo de 2002.

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Hay quienes vemos como algo afortunado el paso de Donovan en el futbol estadounidense. Por mucho que quisiéramos olvidarlo y enterrarlo en algún recóndito espacio de este planeta, él fue el causante que se rompiera era la jetatura de México. Con él acaba esa maligna racha de derrotas de nuestro vecino del norte, y él comienza un nuevo ciclo en el futbol de aquel país. No pudo Alexi Lalas, tampoco Tony Meola o el propio Cobi Jones.

Hoy los Estados Unidos son una máquina que camina sola. Los engranajes quedaron armados y pulidos para que su futbol sea lo que hoy es, pero la sombra de Landon no se ve quién la pueda llenar. El odio deportivo ante México se ha incrementado y cada vez es mejor. El 'Efecto Donovan' lo comprendieron sus compañeros, lo entendió el tipo que maneja las redes sociales de la US Federation e incluso, al fin, después de tanto, la afición de los Estados Unidos.

Yes I do. Remember this? https://t.co/9qixv7gnvj pic.twitter.com/p9wONfywaZ
— Landon Donovan (@landondonovan) September 29, 2015

Mientras tanto, México sigue añorando a su Donovan. Ese que declare que somos mejores, y que en el campo lo cumpla. Ese que se atreva a mear algún histórico estadio y a romperle deportivamente la madre a cuanto jugador joven y veterano se le ponga enfrente.

La rivalidad de México y Estados Unidos no nació por un partido de Copa Oro. El odio siempre tendrá tintes políticos y sociales, pero futbolísticamente, se dio en el mismísimo instante que Landon Donovan escribió con actos, que el futbol de su país nos había alcanzado y superado.

Si, #ElFutbolEsNuestro, pero el que rompe el antes y después de la rivalidad, le pertenece al gran Landon Donovan.