“Cada época tiene sus trampas”: hablamos sobre el Tour con Ander Izagirre
Foto de B. Bade, ASO

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dos ruedas y muchas trampas

“Cada época tiene sus trampas”: hablamos sobre el Tour con Ander Izagirre

¿Qué pasará en el Tour este año? ¿Sobrevivirá la carrera a los mil intentos de hacer trampa de sus protagonistas? Hablamos con el periodista Ander Izaguirre para buscar respuestas.

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La edición 103 del Tour de Francia empezó el pasado fin de semana, así que es un buen momento para preparar el terreno y saber qué esperar de la competición reina del ciclismo mundial —célebre, desgraciadamente, por el dopaje sistemático, las caídas espeluznantes y por los aficionados pirados que corren como sabuesos al lado de los ciclistas.

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Como en VICE Sports seguimos creyendo en la pureza del deporte a pesar de todo, hemos decidido charlar sobre el estado de la competición con el periodista y escritor vasco Ander Izagirre, autor de Plomo en los Bolsillos: malandanzas, fanfarronadas y locuras del Tour de Francia, sobre todo lo que rodea a la ronda francesa y la salud del deporte a dos ruedas.

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VICE Sports: ¿Por qué, a pesar de todas la polémicas, sigue el Tour gozando de una fama y aura envidiables?

Ander Izagirre: Hay una frase que se dice mucho en el mundo del ciclismo: "El Tour de Francia es la carrera más grande del mundo y el Giro de Italia es la más bonita". Estoy bastante de acuerdo con ella. Yo creo que al aficionado del ciclismo el Giro le parece una carrera espectacular, pero el Tour tiene algo que no tiene ninguna otra carrera.

Foto de B.McBeard, ASO

Solo hay que ver en la televisión cómo en Francia, en julio, gente a la que no le importa mucho el ciclismo sale a las calles. Los pueblos están a tope de gente, ponen sus pancartas y hacen sus montajes con los tractores. Es un fenómeno social más allá del deporte. En Francia lo cuidan mucho casi como una seña de identidad nacional.

Creo que tiene que ver con esa tradición, con esa historia de más de cien años, de ser la primera gran vuelta que se inventó. Los franceses cultivan mucho la leyenda, te cuentan las historias de hace ochenta años, les gusta mucho potenciar esa leyenda un poco melancólica.

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De hecho, una curiosidad de este año: no sé en qué ha quedado, pero hace unos meses hubo una polémica grande porque uno de los patrocinadores principales del Tour iba a ser un vino chileno. Imagina eso… ¡en Francia! A los agricultores les pareció algo ofensivo; los productores de vino estaban muy enfadados y querían boicotear el Tour. Ahí se ve que es una seña de identidad nacional.

¿Y cuál es el estado del ciclismo al inicio de este Tour?

Yo creo que desde el punto de vista de la competición han sido unos años muy interesantes porque han coincidido varios grandes ciclistas como Chris Froome y Nairo Quintana; también está Alberto Contador, por supuesto. Ha habido otras épocas en las que había un gran dominador, pero en estos últimos años parece que hay más opciones. Son Tours más divertidos y creo que el ciclismo vive un momento interesante.

Cabe decir que el deporte aún está recuperándose de tantos años de escándalos por el dopaje, y siempre queda una sombra, pero creo que por suerte en los últimos años la cosa ha ido mejorando un poco. Hay menos escándalos, podemos tener un poco de fe: soy optimista tanto desde el punto de vista del espectáculo como desde el punto de vista de la credibilidad.

Foto de A. Broadway, ASO

Dices que no hay un claro dominador entre los ciclistas. ¿Te parece que ocurre igual en cuestión de equipos?

Este es un tema recurrente: es verdad que Froome ha sido el dominador más claro en los últimos años y a su equipo le tenemos un poco de miedo los aficionados, porque domina tanto que puede hacer la carrera aburrida.

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Lo que ocurre es que el año pasado empezó así: la primera etapa de montaña en los Pirineos parecía que iba a ser un dominio tremendo y, bueno, el Tour es muy largo y Quintana y Valverde apretaron mucho en los Alpes y les pusieron en dificultades.

El equipo que lleva Froome ahora, el Sky, es un equipazo. Tiene al menos cuatro o cinco ciclistas que podrían estar entre los diez primeros y eso asusta. A los aficionados nos gusta que haya más anarquía, que no haya un dominador claro.

El Sky nos recuerda a los tiempos del US Postal de Lance Armstrong y ese dominio abrumador que 'mataba' un poco la carrera. Hay otros equipos fuertes: está el Movistar y está el Astana. Yo creo que, aunque acabe ganando Froome, al menos sí que va a haber mucha batalla. Espero que así sea.

¿Será entonces un Tour más peleado?

Sí, a Froome le costará más de lo que le costaba a Armstrong. No sé lo que va a pasar, pero si no gana él a mí no me importa, y si se lo merece me parece muy bien. Espero, a pesar de todo, que haya lucha. El año pasado parecía que iba a ser un dominio tremendo; acabó ganando Froome, pero sufrió en los últimos días. Nos gusta eso, ver al líder pasar apuros. Eso es lo que esperan los aficionados.

Foto de B. Bade, ASO

Los especialistas dan un orden de favorito bastante similar: Chris Froome, Nairo Quintana, Alberto Contador, Thibaud Pinot, Fabio Aru… ¿coincides con este diagnóstico?

Sí, yo creo que a Froome se le ha visto muy fuerte. Ha ganado ya dos Tours y es el gran favorito. Quintana digamos que es el aspirante porque hasta ahora no ha conseguido ganarle, pero sobre el papel está en el ajo. Luego pasan cosas muy raras en las grandes vueltas, así que siempre hay esperanza para el resto de corredores.

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Contador, en mi opinión, está un escalón por debajo —y más después de su accidentado inicio—, pero es un ciclista muy combativo, y aunque sea inferior se atreve con ataques desde lejos y le da alegría a la carrera. No hay que descartar a los jóvenes tampoco: como dices, están Thibaut Pinot… y Fabio Aru, que participa en su primer Tour.

En el caso de España, ¿cómo llegan los corredores a este Tour?

Estamos al borde de una transición, porque hay tres ciclistas —Contador, Valverde y Rodriguez— que han sido los mejores en los últimos años; están llegando a una edad en la que posiblemente su carrera esté a punto de acabar. No se observa tampoco una continuidad entre los jóvenes.

También está Mikel Landa, que no acabó el Giro de Italia y en este Tour va a estar trabajando para Froome, con lo que no se espera que sea un aspirante. El ciclismo español está un poco inquieto por la falta de relevo entre sus principales bazas. Contador parece que empieza su declive… y claro, tener un aspirante a ganar el Tour es algo muy difícil.

Contador ha empezado con mala pata. ¿Crees que tiene opciones a la victoria?

Alberto lleva muchos años en la pelea y por supuesto que tiene un grandísimo nivel para seguir compitiendo… pero con ciclistas de este nivel, que han ganado varias grandes, llega un momento en que para ser quintos ya no vale la pena todo ese esfuerzo.

Le veo algo por debajo del nivel de Froome y Quintana, pero quiero decir una cosa: a mí Contador me gusta más cuando pierde que cuando gana. Porque cuando pierde hace cosas muy interesantes. Hace ataques locos desde muy lejos, a veces le salen bien. La Vuelta a España la ganó con un ataque a la desesperada en una etapa de la que nadie esperaba nada especial. Yo le agradezco estas cosas.

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La photo du jour / The pic of the day #TDF2016 @albertocontador pic.twitter.com/Pk8g6MXt1a
— Le Tour de France (@LeTour) 2 de julio de 2016

¿Representa Contador una cierta 'irracionalidad' en contraste con la racionalidad y lo cerebral de otros participantes?

Él tiende a una tradición ciclista que se basa en eso, en la estrategia, en decir "no soy el más fuerte pero te voy a atacar bajando un día que llueve"; o "voy a atacar en un puerto de segunda categoría a 60 kilómetros de meta". El ataque un poco loco que a veces consigue revolucionar la carrera, porque es inesperado, porque desmonta al equipo del líder.

Aunque hay otros ciclistas que son más mecánicos, más metódicos —a Froome mismo se le acusa de pedalear mirando siempre el potenciómetro—, en la televisión es más agradecido ver a ciclistas más valientes. Seguramente es más valiente el que está obligado porque no es el más fuerte, eso también es cierto.

Eso le pasó Vicenzo Nibali el año pasado: empezó el Tour bastante mal y fue mejorando y la última semana hacía ataques lejanos. Probablemente es el recurso del que no consigue ganar y está un escalón por debajo. Contador cumple muy bien con ese papel, aunque haya perdido sus opciones de ganar el Tour sabes que cualquier día lo va a intentar.

¿Qué opinión tienes sobre el dopaje y las trampas?

Los escándalos de dopaje le hicieron mucho daño al ciclismo porque afectaban a su credibilidad. Terminaba un Tour, había un ganador y quizá al cabo de una semana o unos meses se le descalificaba. Eso ha hecho mucho daño y no se ha recuperado del todo la credibilidad. Es cierto que en los últimos años no ha habido tantos escándalos, y poco a poco uno va recuperando la esperanza.

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Yo al menos veo las carreras en televisión con más tranquilidad y pensando que, bueno, que quizá lo que estoy viendo sí va a ser lo que va a quedar reflejado en la clasificación final. De todas maneras creo que hay que poner un poco en perspectiva todo este asunto.

El doping o la trampa ha existido siempre desde que hay competición, siempre hay alguien que intenta hacer una trampa o tomar una ventaja ilegal, y creo que siempre va a ser así. Es ingenuo pensar que en el deporte no va a haber nunca trampa… de lo que se trata es de perseguir esa trampa y de tenerla lo más controlada posible.

A veces, cuando me preguntan si esto se va a arreglar, les digo que yo no creo que se vaya a conseguir que nadie haga trampa, pero tampoco creo que esto sea una catástrofe. Es un elemento que en la competición siempre va a estar. Lo importante es ser consciente de ello.

Este año los organizadores van a utilizar cámaras infrarrojas para detectar el dopaje tecnológico. La trampa, sin embargo, ha existido siempre.

Desde el primerísimo día. Lo que hay que ver es que cada época tiene sus trampas, y cada tramposo recurre a lo que tiene en su época. Me acuerdo que en los primeros Tours había etapas que duraban veinte horas, que se celebraban durante toda la noche y hasta el día siguiente y había ciclistas que se subían al tren. Era la trampa que podían hacer entonces.

Por eso digo que la trampa es intrínseca a la competición. Hay que perseguirla pero hay que saber que va a estar ahí. Creo que es una cosa pendular: hay algunos años en los que la cosa está más controlada, no sé si porque los controles antidopaje avanzan un poco más o porque se regular un poco mejor, pero después volverá a haber un escándalo de los gordos.

Lo último es el dopaje tecnológico, algo que antes no existía y que ahora centra todas las sospechas. Es el juego del gato y el ratón, y va a ser eterno.

¿Crees que el boom en el uso recreativo de la bicicleta ha influido en una alza en la afición al ciclismo profesional?

No sé, pero es cierto que el auge de la bicicleta animará a la gente a seguir un deporte que les puede gustar y que al final les puede enganchar. A mí me gusta ir al Tour de Francia cuando pasa cerca de mi casa en Donosti; hace poco fui al Giro de Italia con unos amigos y ves a muchísima gente a quien le gusta rodar en bicicleta que va esos día a la montaña a ver las etapas.

Como en todo, hay ciertas personas que dicen "nosotros hemos sido ciclistas toda la vida y ahora vienen estos con la moda…". Decir eso me parece un poco estúpido, porque de alguna manera eso ayuda sobre todo a hacer crecer la competición. No sé si hay una relación directa, pero a mí me parece muy positivo que crezca la afición.