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¡a las armas!

Hablamos con Quique Peinado, un rayista muy sobrevalorado

"En el fútbol, la estupidez se da, desafortunadamente, con bastante asiduidad". Charlamos de deporte, política y Vallecas con Quique Peinado, periodista a regañadientes y estrella de la televisión (también a regañadientes).
Imagen vía La Sexta

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Definir a este madrileño de 37 años es complicado, aunque la mayoría de gente le conoce por ser "el que se sienta al lado de Cristina Pedroche" en Zapeando, el magazine de tardes de La Sexta. Periodista, guionista, escritor, presentador, humorista… hay muchas maneras de presentarle al público, pero él jamás diría que es de Madrid, porque en realidad es de Vallecas, y eso es muy distinto.

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Quique Peinado, entre muchas otras cosas, es un gran aficionado al fútbol y al deporte, un forofismo que canaliza a través del Rayo Vallecano y el Estudiantes, sus dos equipos de toda la vida. Peinado es, además, autor de dos libros de fútbol —Futbolistas de izquierdas y ¡A las armas!— en los que combina su narrativa con dosis de humor inteligente, ironía fina y, sin esconderlo nunca, su activismo de izquierdas.

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"Ganarle al Real Madrid es follarse a Miss Venezuela, destrozar a Aznar al pádel y que Bob Dylan te diga que escribes bien el mismo día", es alguna de las perlas que suelta en su último libro, y en Twitter nunca faltan sus comentarios sobre la actualidad más rabiosa. Es un tipo ocupado y nos atiende entre toma y toma televisiva para hablar de fútbol, deporte y política; vamos, de la vida.

Imagen vía La Sexta

Con nueve años, Peinado era todavía madridista. Le gustaba Butragueño, y la mayoría de su familia era y es del Real Madrid. Aunque hay poca gente que cambia de equipo —más allá de los chaqueteros—, él sí lo hizo debido a "la fascinación por el barrio y otra serie de valores que tienen más que ver con lo político y social que con lo deportivo", explica. "Fui abriendo los ojos, vi otras cosas. La transición fue natural".

Lo que no se vale, dice, es ser de dos equipos a la vez —al menos en el mismo deporte. "Cuando me dicen 'soy del equipo de mi ciudad y del Madrid', pues no. Tío, tú eres del Madrid, y luego lo normal es que le tengas cariño al equipo de tu ciudad". A raíz de esto, y de que el entrevistador es de Barcelona, Quique divaga sobre otras temáticas que muestran una tendencia muy suya y muy general. El fútbol explica muchas otras cosas de nuestra sociedad, y sin él "España sería mucho más aburrida y, posiblemente, peor".

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"Cuando era pequeño, el Barcelona daba puto asco, era un equipo que no ganaba y se pasaba el día llorando. Ahora es todo lo contrario, y el Barça lleva 20 años fascinantes desde Cruyff hasta la actualidad", comenta. "El problema es que el ambiente es asfixiante. El Barça es una fuerza política, social y de todo en Catalunya, así que entiendo que la gente se haga de otro equipo solo por joder".

Deporte y política, todavía hay gente que defiende que no deberían mezclarse…

Si no hay que mezclar política y deporte, lo primero es que no vaya ni un político al palco, que el alcalde no reciba al equipo, o que este no salga al balcón del Ayuntamiento a celebrar los títulos. Si se refieren a eso, se puede debatir; pero como hablan de la gente que va al campo y normalmente no tiene un altavoz, pues me parece mal. Una cosa bonita del fútbol es esa, dar voz a gente que no la tiene de otra manera. Para mí, esto va aparte de las ideologías, aunque siempre mantendré que la mayoría de gente que dice que no hay que mezclar fútbol y política es de derechas.

Dices que Cifuentes ha soñado con ir vestida de Juana de Arco y aniquilar el Rayo, ¿por qué esa tirria?

Su problema es que la hinchada es de izquierdas, y alguna pancarta contra ella cayó. Muchos políticos, de cualquier signo, si pudieran hacer más para acallar a las voces disidentes, lo harían. Es una tendencia muy asentada en España.

Ilustración de portada de '¡A las armas!'. Artur Galocha y Lino Escurís

Tú visión del fútbol es muy romántica, pero gran parte de eso se ha perdido. ¿Qué tenía el fútbol de cuando eras niño que no tiene el de ahora?

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Lo fundamental del fútbol en mi infancia es que yo era un niño, y a lo mejor el que lo veía con ojos distintos era yo. Mí evolución ha sido más grande que la del fútbol. Antes, al estar menos profesionalizado, el fútbol era una industria menos potente. Daba pie a más romanticismo, y con menos extranjeros había muchos más jugadores que se criaban en un club y jugaban allí toda la vida. Y creo que la afición tenía una visión mucho más pura que la actual, que como todo lo exitoso de este mundo se ha convertido en un gran negocio.

Imagina que eres presidente de la FIFA (y no se vale robar), ¿cómo recuperarías la esencia?

Habría que darle la vuelta a muchas cosas, es complicado. Más que desde los organismos, lo que debería cambiar es la mentalidad. Tendría que haber más jugadores que quisieran quedarse en un club, tener presente la cultura de pertenencia a una camiseta. A mí, por ejemplo, me encanta la historia de Michu, que ha jugado en mil equipos. Que haya vuelto al Oviedo después de su lesión y su calvario personal, que el tipo haya acabado en su equipo y se nota que siente la camiseta— es el tipo de historia que me llena.

Peinado pone la historia de Michu —ex del Rayo— como ejemplo del tipo de fútbol que merece la pena. Imagen vía Real Oviedo

¿Qué hay que tener, en tú opinión, para ser un buen hincha?

Bueno, a mi no me gusta la gente que pita a su equipo en el campo, es algo que no entiendo. Cuando acaba el partido puedes mostrar tu frustración, pero no me gusta. Yo no voy al campo con esa actitud, y no te diré que voy a disfrutar porque sufro mucho, pero sí que voy a empujar al equipo. El otro día, Gabriel Rufián escribió un artículo sobre las razones por las que él era del Espanyol, y decía algo así como 'porque tú en el campo aplaudes lo que eres y no lo que ves'; y eso es muy guay, ir al campo a aplaudir tus colores. Si eres de un equipo pequeño y aplaudes lo que ves, muchas veces te irás mal a casa porque no verás gran espectáculo.

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¿Y quién es más hooligan, Cristina Pedroche o tú?

Tenemos maneras muy distintas de ver el Rayo, Cristina es muy pasional. En el campo se tiene que contener porque, como puedes imaginar, cuando va es el centro de atención de toda la grada. Ella tiene el abono justo al lado contrario del mío. Ella se cabrea mucho y tal, yo en cambio voy solo. No me gusta ir con gente, me pongo nervioso si me hablan, para mí es como ir al cine.

Tengo mi asiento, pero la mitad del partido me lo paso de pie en un pasillo al fondo de la grada. Me encabrono y tal, pero para adentro. La gente que tengo a mi lado, desde que me ven en la tele, debe flipar conmigo. Los goles los celebro poco, es más rabia que celebración.

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Hablando de tendencias. Neymar, Messi, Cristiano, a todos los buenos les pillan 'robando', pero si entra la pelotita parece que basta. ¿Eso nos convierte en cómplices?

Sí, el aficionado es cómplice, especialmente cuando le busca todas las vueltas al que defrauda y no es de su equipo y defiende al que defrauda y es de su equipo. Considerar que tu equipo marque un gol es más importante que el dinero de la educación de tus hijos, el hospital del lado de casa…. es de una estupidez cósmica. A mi el fútbol me gusta y apasiona, pero cada cosa en su sitio. Muestra un grado de estupidez que en el fútbol se da, desafortunadamente, con bastante asiduidad.

Ronaldo, Messi y Neymar, durante el último Clásico de La Liga. Foto de Sergio Pérez, Reuters

Llevamos toda la entrevista hablando de fútbol, y tus dos libros son de fútbol. ¿Hay esperanza para el resto de deportes en España?

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En primer lugar, el fútbol es el deporte más masivo y tiene un componente muy popular tanto en su forma de juego —es muy sencillo— como en su papel histórico. Si haces un libro de fútbol, pues le interesa mucho más a la gente. Aquí gilipollas no somos ninguno, y yo tampoco. El primero era vender o no vender, el segundo fue un capricho personal. El fútbol arrasa con todo, y uno solo no va a cambiar nada. No tengo especial interés con que la gente se interese por el Curling, no voy a ser el héroe de los otros deportes.

Y las chicas, ¿por qué parece que ni existen?

Eso sí que me molesta especialmente. Veo bastante la liga femenina de fútbol, y los partidos están muy bien. Lo que me molesta del deporte femenino es que no se vea una cosa que está muy bien. Es muy entretenida y si no se ve es porque no se ha hecho el trabajo para que se vea. Creo que se puede explotar al mismo nivel que el fútbol masculino, y la diferencia de negocio y notoriedad es demasiado grande en comparación a la diferencia de espectáculo que ofrecen. Esto es un poco culpa de todos, y también de los periodistas.

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El deporte femenino en España sigue en un segundo plano mediático, pero los resultados dicen lo contrario. Foto de Dominic Ebenbichler, Reuters

A Peinado le gustan todos los deportes, y es de los que se enganchan con cualquier cosa que echen en la tele. "Si pongo Teledeporte y hay patinaje, me lo veo entero. Yo era asiduísimo a ver los saltos de esquí en Navidad, y nunca he salido en nochevieja, así que desde jovencito me los tragaba enteros. Me flipaban, pero los han dejado de dar y me han jodido bastante", se lamenta.

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Actualmente, prepara un libro sobre boxeo, un deporte que le conecta con la naturaleza humana por mucho que la gente solo vea a dos brutos pegándose en el cuadrilátero. Otro de los hobbies que ha retomado es el de viciar a la consola. "Tengo unas gafas de VR, y es un flipe. Me he enganchado al Rush of Blood, que vas en una montaña rusa matando zombies y estoy bastante enloquecido con esto ahora", comenta. Evidentemente, también presenta un programa de radio de videojuegos. "Los eSports tienen muchísimo margen y van a crecer mucho. Primero, porque conectan con una generación de personas que son nativas y, segundo, porque son juegos espectaculares y entretenidos".

Peinado, que dedicó muchos años de su trayectoria al baloncesto, compara el auge de los eSports con el estancamiento de la ACB. "Siempre será una segunda división de la NBA. Una vez tienes esto claro, el nivel de la liga está muy bien, hay espectáculo en cada partido y sigue pasando que cualquier equipo puede ganar a cualquiera", afirma. Que el baloncesto español no se haya vendido bien es otra cosa, opina.

Sócrates, a la derecha, representó mucho más que fútbol y deporte en Brasil. Imagen vía Reuters

Si tuvieras que ser un deportista, ¿quién serías?

Sócrates, ese siempre. Por su talento y por todo lo que suponía fuera del fútbol, incluso para lo malo. Murió temprano, pues me gustaba hasta lo que le llevó a destruirse.

¿A cuál sentarías en la mesa de Zapeando?

Joaquín me hace mucha gracia. Me parece gracioso de verdad, más que muchos cómicos que veo todos los días por la tele. El tipo lo haría bien.

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Como guionista, ¿cuál es el deportista que te ha dado más juego?

Ahora Cristiano y Messi, tanto por sus personalidades como por sus problemas con Hacienda dan mucho juego.

¿Qué libro recomiendas para regalos de última hora?

Yo siempre recomiendo Plomo en los bolsillos, de Ander Izagirre, que cuenta historias del Tour de Francia. Para mi sigue siendo el mejor libro de deportes que se ha editado en España, y es una joya que debería leer cualquiera.

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A 2017, Peinado le pide estabilidad en lo personal y, sobre todo, que el Rayo no baje a Segunda B y le joda el año entero. Su hijo, por cierto, ya ha aprendido a gritar el canto de guerra del Rayo, '¡A las armas! ¡A las armas!'. "De momento sigue mi camino, pero sé que va a ser muy complicado, lo intentaré", sentencia él, que pensándolo bien es, desde hace dos años y medio, padre por encima de todo.

Sigue al autor de la entrevista en Twitter: @GuilleAlvarez41