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Salud

Cómo ciertos virus pueden ayudarnos a combatir bacterias cuando los antibióticos fallan

Un nuevo estudio muestra cómo los bacteriófagos, los virus que infectan exclusivamente a las bacterias, pueden asestar un doble golpe a las bacterias resistentes a los fármacos.
Imagen vía WikiMedia Commons
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Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.

Imagina un virus que se inyecta en el cuerpo para cazar bacterias malas, depositar su ADN, explotar las bacterias desde adentro hacia afuera, y librar tu cuerpo de una infección sin eliminar bacterias buenas en el proceso.

Suena futurista, pero en realidad es una técnica muy antigua para combatir las infecciones bacterianas y muchos investigadores actualmente creen que será una herramienta indispensable en la lucha contra la resistencia bacteriológica a los antibióticos.

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Así son los bacteriófagos: unos virus que evolucionaron para destruir a bacterias específicas mientras los alojan. Biológicamente son incompatibles con cualquier organismo que no sea su pareja huésped bacteriana, lo que significa que no pueden infectar a los seres humanos, solo cazan a las bacterias que nos enferman y las destruyen.

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Los bacteriófagos atacando a una célula bacteriana, visto a través de un microscopio electrónico. (Imagen vía WikiMedia Commons)

"Los fagos fueron descubiertos en 1917. A principios del siglo XX, la terapia de fagos se utilizaba para tratar todo tipo de infecciones bacterianas", explica Daniel Nelson, un profesor asistente en la Universidad de Maryland que estudia los bacteriófagos. "Tras el descubrimiento de la penicilina, esto cambió".

"Toda la atención se dirigió hacia los antibióticos y la investigación terapéutica de los fagos se detuvo en los países occidentales", afirma Nelson.

En los últimos años, la eficacia de los antibióticos ha ido disminuyendo, ya que más y más bacterias desarrollaron resistencia a uno, o a veces a muchos, antibióticos. Existen muchas razones que explican esto, incluyendo un uso excesivo de antibióticos en la agricultura, pero el hecho es que en algunos casos estamos perdiendo incluso el último recurso de tratamiento que hay para combatir algunos insectos desagradables y en ocasiones mortales.

Pero si tenemos a los bacteriófagos, entonces, ¿problema resuelto? No exactamente. Las bacterias también son capaces de desarrollar resistencia a los fagos y a menudo mucho más rápido de la que desarrollan a los antibióticos. Sin embargo, un documento publicado recientemente en Scientific Reports muestra que podríamos ser capaces de utilizar este hecho a nuestro favor.

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"Las bacterias han estado expuestas a los fagos desde que existen, por lo que han tenido mucho tiempo para desarrollar formas eficientes para evitar las infecciones de fagos", narra Benjamin Chan, un científico investigador asociado a la Universidad de Yale y autor principal del estudio. "Así que en nuestro estudio capitalizamos eso".

Chan y sus colegas identificaron un tipo de bacteriófago que se infiltra en las bacterias — en este caso, pseudomonas aeruginosa, un patógeno multirresistente — atacando una proteína específica expuesta en su superficie. Por desgracia para las bacterias, es la misma proteína que las bacterias resistentes a los antibióticos utilizan para bombearlos hacia fuera antes de que puedan causar algún daño.

Así que las bacterias tienen una difícil elección: evolucionar para resistir al fago, o evolucionar para resistir a los antibióticos, pero no pueden ser resistentes a ambos. Esto ejerce una presión sobre las bacterias para que retrocedan en su evolución hacia el estado sensible a los antibióticos.

Los investigadores pusieron a prueba las bacterias contra un número de diferentes antibióticos para ver si eran más sensibles después de haber sido expuestas al bacteriófago.

Según el informe, las bacterias fueron significativamente menos resistentes — en un caso hasta 100 veces menos — a los antibióticos después de los ensayos con la terapia de fagos. En un entorno clínico, este tipo de terapia fago sería orientada a la infección, explica Chan. Así que si tienes una infección bacteriana en los pulmones, realizarás el tratamiento bacteriófago a través de un inhalador y luego también se combinaría con un tratamiento antibiótico para asegurar que, sea cual sea la resistencia de las bacterias que te ataquen, puedas tener una buena oportunidad de acabar con la infección.

Chan afirma que los resultados son prometedores, pero que aún falta más investigación. No considera a la terapia de fagos nuestra mejor apuesta en la lucha contra la resistencia bacteriana a los antibióticos, sino que en su opinión es sólo "una apuesta". Pero cree que el diverso uso de fagos dirigido será una importante herramienta en el futuro y, en algunos casos, incluso se podrá utilizar para reemplazar a los antibióticos.

Nelson se hace eco de este sentimiento y asegura que la investigación de Chan es sólo una manera más en que los fagos pueden ser utilizados.

"Hay personas que usan proteínas de fagos. Mi investigación personal utiliza enzimas que producen fagos. Hay gente que está utilizando fagos para repartir CRISPR/Cas9 [para la edición de genes]", dice Nelson. "Todos estos usos son válidos y veremos más y más utilidades en el futuro".

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