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Los memes y Netflix están cambiando el cine

Tanto ‘Vengadores’ como ‘Un lugar tranquilo’ han obligado a la gente a ir al cine para evitar que les arruinen la experiencia.
Foto vía Marvel/Disney 

Aviso de ‘spoilers’: este artículo no contiene ‘spoilers’ flagrantes de ‘Vengadores: Infinity War’ ni de ‘Un lugar tranquilo’, pero la necesidad de una advertencia de ‘spoilers’ es precisamente la gracia del artículo, así que… Ya sabéis.

Con diez años y veinte películas en proceso de producción, Marvel acaba de estrenar Vengadores: Infinity War, un titán cinematográfico, formidable de principio a fin, que va camino de convertirse en la primera producción de este verano (y la tercera de la historia) que consiga recaudar 2.000 millones de dólares en taquilla en todo el mundo. Además, a diferencia de Jurassic World —que también recaudó sumas ingentes de dinero pero se ha evaporado rápidamente en términos culturales y de crítica—, la reacción de la cultura pop a la megaproducción de Marvel ha sido increíble.

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¿Eres capaz de citar una sola frase del tremendo éxito de taquilla Avatar, que recaudó 2.700 millones de dólares? Exacto. No lo eres. En cambio, antes incluso de que la película se estrenara, el meme de “Creo que no me encuentro bien” ya había calado en la conciencia colectiva, y los debates sobre “ese final” y el futuro de la franquicia dominan el discurso cultural. En otras palabras: tenías que ver Infinity War porque todo el mundo la estaba viendo, y tenías que verla en el cine.


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Más que una película, Vengadores: Infinity War se ha convertido en todo un acontecimiento cinematográfico, algo que cada vez resulta más complicado en la era de las películas en streaming y con una enorme variedad de sagas entre las que elegir. Y es precisamente la capacidad de Marvel de destacar entre tanto ruido la razón de su éxito: el universo cinematográfico de Marvel ha experimentado un crecimiento sólido, haciéndose fuerte mientras que otros proyectos se derrumbaban al poco de ver la luz (véase La Torre Oscura).

La capacidad inagotable de Marvel Studios de hacer que cada película que estrena sea el evento cinematográfico del año ha demostrado ser muy efectiva. Su maquinaria publicitaria es tan robusta que prospera incluso en un entorno dominado por lapsos de atención cada vez más breves, sobredosis de información y sobresaturación de sagas cinematográficas.

Se dice que Netflix consigue llevar producciones modestas y más oscuras a un público que de otro modo nunca las vería, pero también hay voces críticas que acusan a la plataforma de relegar a títulos como Okja y Aniquilación al pequeño formato cuando merecían mucho más

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Otra de las grandes hazañas logradas por Marvel Studios es conseguir mantener su estatus en la gran pantalla y a la vez nutrir a Netflix con sus héroes más de a pie con The Defenders. Algo así no deja de sorprender, sobre todo teniendo en cuenta que ambas plataformas se consideran cada vez más reinos beligerantes. la última confrontación de poderes fue la enemistad Netflix/Cannes, en la que los tiros vinieron de ambos bandos: Steven Spielberg empezó despreciando las películas de Netflix y calificándolas de “películas para la televisión”, a lo que la plataforma de streaming respondió con el anuncio de que la largamente esperada The Irishman, de Scorsese, se estrenaría bajo su bandera roja.

Se dice que Netflix consigue llevar producciones modestas y más oscuras a un público que de otro modo nunca las vería, pero también hay voces críticas que acusan a la plataforma de relegar a títulos como Okja y Aniquilación al pequeño formato cuando merecían mucho más. El tira y afloja continúa.

El aspecto económico y la facilidad de uso de los servicios de streaming los están convirtiendo rápidamente en la forma preferida de consumir cine para muchos, mientras que la industria del entretenimiento sigue en pleno proceso para adaptarse al cambio: ¿cómo competir con algo que puedes ver a medias mientras cotilleas las redes sociales en el móvil o te comes unas alitas de pollo?

Básicamente, el streaming es una experiencia muy distinta a pasarse dos horas sentado en una butaca de cine, mirando atentamente la pantalla: puedes tumbarte en el sofá, mirar Instagram, hablar con tus amigos y parar la película cuando te apetezca. Sin embargo, la urgencia de ver Vengadores —así como uno de los mayores éxitos de 2018, Un lugar tranquilo— puede haber conseguido rascar unos cuantos puntos.

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Vengadores y Un lugar tranquilo son solo dos ejemplos de películas que proyectan sus propias “normas de conducta” sobre la experiencia de visionado, algo que solo puede ser positivo

Un lugar tranquilo alude especialmente a la buena voluntad del público porque se sirve del silencio para generar tensión. Una sala llena de gente sentada en completo silencio resulta poderosamente inquietante, y la película de John Krasinski se alimenta de esa sensación, una ventaja todavía inexplorada de la experiencia del cine, y es que tanto las películas de terror como las comedias mejoran inmensamente vistas en un cine, ya que buscan provocar reacciones, y estas se amplifican cuando hay muchas personas viéndolas. (Una de las mejores experiencias cinematográficas que tuve fue viendo Paranormal Activity 2, que es horrible, lo sé, pero dar un salto de miedo en medio de una sala abarrotada de espectadores igual de tensos que tú es una experiencia que Netflix nunca podría replicar).

Pero claro, esto funciona en ambas direcciones: el hechizo se rompe de inmediato si el público no sigue el juego. En las redes sociales hay numerosas historias de gente indignada porque fue a ver Un lugar tranquilo y la gente en el cine no se callaba o de publicaciones preguntando dónde es mejor ir a ver la película tranquilamente y sin interrupciones. En cualquier caso los cineastas confían en que contarán con un público respetuoso y dedicado.

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Si piensas en ello, ir al cine es, ya de por sí, una experiencia rara. Te metes en una sala llena de gente, muchas veces en compañía de tu familia, tus amigos, tu pareja o una primera cita. Cuando se apagan las luces, esperas que la película les guste a todos lo suficiente como para que te dejen sumergirte tranquilamente en la historia a solas. Se trata de una experiencia medio paradójica y sagrada cuyo lugar en la sociedad está cambiando rápidamente ante el reto de las nuevas tecnologías y las nuevas formas de consumir espectáculo.

Sin embargo, la nueva era de los acontecimientos cinematográficos podría cambiar eso. Vengadores y Un lugar tranquilo son solo dos ejemplos de películas que proyectan sus propias “normas de conducta” sobre la experiencia de visionado, algo que solo puede ser positivo.

Tal vez el papel de los cines de hoy día sea el de servir como templos en los que desconectar de toda esa mierda y disfrutar de la película sin interrupciones

¿Cuántas veces has curioseado el móvil desde que has empezado a leer esto? No quiero parecerme a tu padre, pero nos pasamos la vida rodeados de pantallas que emiten ráfagas adictivas de gratificación instantánea durante todo el día y es evidente que esto tiene un efecto corrosivo sobre nuestra capacidad de concentración. Tal vez el papel de los cines de hoy día sea el de servir como templos en los que desconectar de toda esa mierda y disfrutar de la película sin interrupciones.

De hecho, hay un rollito zen en ver a un grandullón de piel lila amenazar con aniquilar a la mitad de la población de la Tierra.

@onebigwiggle

Este artículo apareció originalmente en VICE UK.