Nunca más volvieron a engañar a ningún farmacéutico y mira que lo intentaron, así que yo me quedé sin probarlo. Durante aquellos últimos años de instituto también se pillaban ocasionales ciegos de Romilar, un jarabe que contiene DXM (dextrometorfano), un alcaloide opiáceo análogo de la codeína que actúa deprimiendo la tos pero que ingerido en grandes cantidades te deja flotando.Años después Somadamantina le dedicaría una canción a un brebaje parecido al que tomaban mis colegas y todo el mundo empezaría a hablar de una bebida morada que venía de Estados Unidos y que Kidd Keo sacó en alguna foto, quizá por esa pretensión suya de hacernos creer que Alicante es en realidad un barrio de Atlanta. Pero los chavales de la periferia de Madrid y seguramente de tantas otras ciudades y pueblos llevábamos no ya años sino décadas colocándonos con jarabe y otras drogas de farmacia sin hacerle temas al asunto. Sin sacarlo en Instagram ni en videoclips.Pero en el principio fue el cloretilo —al menos en mi instituto— e internet está lleno de sus huellas: foros en los que algunos chavales, muchos de ellos deportistas, hablan de cómo sisaban el bote del vestuario o de cómo se las apañaban para conseguir que el farmacéutico se lo vendiera cuando ya se empezaba a oler la tostada. En YouTube hay un vídeo de 2 007 con casi 20 000 reproducciones donde se ve a unos chavales que debían tener la edad de mis colegas entonces inhalando o al menos haciendo como que inhalanan el analgésico. Se llama "lo q tiene xuflar cloretilo".
En 2018, un usuario comentaba en Twitter que a los autores del best seller "Yo fui a EGB" se les había olvidado incluir el cloretilo como parte de la infancia y adolescencia de toda una generación en España, en este caso la inmediatamente anterior a la millennial —ok, boomer—. Así que probablemente el consumo de cloretilo chemirosa con fines no médicos sino lúdicos por parte de grupos de adolescentes se remonte bastante más allá de los 2000, aunque no hay datos oficiales publicados al respecto."El cloretilo ya no lo dan sin receta porque se puso de moda y saltó la voz de alarma porque de repente hubo aluviones de púberes cantosos pidiendo cloretilo y cerraron el grifo como pasó recientemente con la codeína. Ya no lo dan sin receta salvo en casos contados como una buena puesta en escena o que lo pida una abuela de 70 años. En mis años mozos lo vendían siempre sin problemas. Una vez compramos un bote. Nos lo rociábamos en la manga del jersey e inmediatamente aspirábamos por la boca. De repente estabas como flotado y riéndote sin parar en un trance de 10-20 segundos. Es una cosa para hacer una vez en la vida".
Luis Jesús Martínez, psicofarmacólogo y colaborador de VICE que trabaja en la prevención y reducción de riesgos y voluntario en Energy Control, me explicó los efectos de inhalar el clorelito en lugar de usarlo como anestésico local tópico y siguiendo las indicaciones de uso de su prospecto. "Es rápidamente absorbido por los pulmones y es lipofílico, es decir, tendría un fácil acceso al sistema nervioso central, lo que explica los efectos neurológicos en el cerebro. En dosis bajas produce una sensación de intoxicación parecida al efecto del popper o del óxido nitroso, un 'globo' característico de los depresores del sistema nervioso central, que cursa con euforia y puede dar lugar a risa descontrolada o alucinaciones, principalmente auditivas, con sonidos en eco o reverberaciones, de corta duración. En general altera la percepción sensorial y cognitiva". Y a eso era a lo que se referían mis amigos a la vuelta del Camino de Santiago, en alguno de los últimos cursos de la ESO como "congelar el cerebro"."Puede dar lugar a risa descontrolada o alucinaciones, principalmente auditivas, con sonidos en eco o reverberaciones"
Sobre sus riesgos comenta que "el principal podría ser la pérdida de consciencia y las caídas o golpes que puedan suceder por dicha pérdida y que podrían suponer una gran variedad de complicaciones. Este riesgo es bastante común, dado que la gente que lo usa en entornos de fiesta suele inhalar repetidamente o con cierta regularidad tras la desaparición de los efectos, o aumentar la intensidad de las inspiraciones", dice. Y añade una experiencia personal: "recuerdo incluso haber visto, antes de especializarme en psicofarmacología, de adolescente, a un amigo aplicárselo directamente en la boca. No sabíamos cómo le iba a sentar aquello, pero después de un minuto riendo descontroladamente y con la baba colgando, mi colega volvió en sí, pero nos decía que no recordaba qué había pasado".Luis Jesús trabaja junto a sus compañeros de Energy Control Madrid en la prevención, la información y la promoción del consumo consciente y responsable de drogas, muchas veces en acciones a pie de calle. Y cuando le pregunto si ha visto casos o chavales que hayan pedido información al respecto me dice que apenas. "Este año, en el mes de abril, una compañera de Andalucía alertó de chavales consumiéndolo en unas fiestas de la zona, pero apenas se ve ni es una sustancia de la que se demande información. En general no suele haber demandas sobre inhalantes, quizá alguna consulta sobre el popper pero en general suelen ser drogas de consumo usadas por colectivos de población vulnerable, ya que son productos de utilidad industrial o de precio bajo, con efectos intensos aunque tengan muy poca duración, pero podrían compensar a los usuarios en cuanto a efecto/coste".Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado."Después de un minuto riendo descontroladamente y con la baba colgando volvió en sí, pero no recordaba qué había pasado"