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Cultură

¿Por qué los perros comen caca?

Expertos nos cuentan por qué si pueden ser adorables, también nos pueden dar mucho, mucho asco.
Fotografía vía Wikimedia Commons.

Artículo publicado por VICE México.

Hay pocas cosas igual de desagradables que la coprofagia, es decir, el hábito psicótico de comer las heces de algún ser vivo por cualquier fijación posible. Hablando en el caso de humanos, uno de los mayores asesinos seriales de la historia, Albert Fish, era conocido por su canibalismo que inició con coprofagia. Pero, entonces ¿por qué para los perros no parece un acto ni tan grave ni desagradable como instintivamente lo es para nosotros? Gracias a mi fortuna nunca me ha tocado presenciar un acto como tal por parte de mi amiga canina, sin embargo, sí he visto el espectáculo de otros perros en el parque y puedo decir con certeza que es de lo más asqueroso que he visto hacer a un animal. Tal y como me comentó la Dra. Laura Domínguez, “los perros son súper marranos”, no hay otra manera de ponerlo.

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Detrás de la coprofagia canina existen mecanismos que son difíciles de prever, más allá de que pudieran tener una atracción culinaria por sus propias heces o las de otros animales, los perros actúan según sus propios instintos o comportamientos. “Los perros que se comen la popó, la coprofagia, tienen un mal hábito, como tal no es que les falten minerales o vitaminas como se escucha, sino que simplemente se trata de un perro neurótico que no le gusta ver su espacio lleno de excremento”, me comenta Jorge Amézquita, director del criadero de labradores Indigolabs. “Entonces levanta la popó con sus fauces antes de que alguien pueda llevársela. Se trata de la neurosis de un perro, según la Universidad de Texas eso es lo que significa la coprofagia. Ahora bien, el perro que se embarra en su vómito o heces fecales es un perro con malos modales, más bien. Claro que esto puede ser corregido en una escuela canina donde les enseñan un buen de cosas para que éste no sea una molestia sino una compañía que disfrutes”.

Por otro lado, tratando de conocer cuáles podrían ser las afectaciones al sistema inmunológico de un perro, la Dra. Veterinaria Laura Domínguez me aseguró que no hay mucho de qué temer, pues ellos pueden soportarlo. “En realidad no tiene muchas consecuencias. Ellos se pueden comer sus heces o las de otros animales, en éste segundo caso puede ser más peligroso pues los otros animales podrían estar parasitados y eso podría ser un problema, también podrían intoxicarse con heces de gato, por ejemplo”, dice Laura. “Normalmente se entiende que existen 3 causas principales por las que practican la coprofagia: falta de vitaminas o minerales, aunque en realidad esto no me consta porque tendría que ser una deficiencia muy severa y antes presentaría muchas señales de enfermedad, tendrían que ya estar muy mal para llegar a ese grado. En segundo lugar, sería por patologías, por ejemplo, mala absorción digestiva que los haga buscar en sus heces algún remedio. Y en tercer lugar podrían también ser por falta de enzimas pancreáticas o enfermedades endócrinas que, de nuevo, tendría que ser un caso muy extremo con visibles señales de enfermedad antes de llegar a ese grado”.

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Laura agrega también que no necesariamente tiene que ser una cuestión de enfermedad, sino que en ciertos casos puede ser normal. Aunque recomienda hablar con el veterinario si el perro está practicando la coprofagia, los perros, como decía antes, pueden procesarlo sin mayor problema. “Si llega el perro a consulta le hacemos pruebas para ver que no sea una de las razones que te mencioné antes, o si es una cuestión de su alimentación. Sucede que la solución podría darse cambiando sus hábitos alimenticios. Ya después de la evaluación médica te vas al comportamiento: puede ser porque el perro sufre estrés, ansiedad o aburrimiento. En los cachorros, puede llegar a ser muy normal porque es una etapa de exploración y literalmente solo están probando lo que los rodea. Otro caso en las hembras lactantes, incluso en el caso de que sea el animal más domesticado, sucede seguido que se comen las heces de sus crías como instinto materno. Buscando no atraer depredadores, porque claro, las crías son las más susceptibles a esto, ellas se comen las heces y mantienen el nido limpio para no ‘delatarlos’. En vida salvaje y en otras especies esto es muy común para que el olor no pueda atraer depredadores. En éste caso hasta se aconseja que se les permita hacerlo para que sigan su proceso natural de maternidad. Finalmente, puede ser un perro en búsqueda de atención o que se queden con hambre. En el primer caso, ellos reciben el regaño, pero a final de cuentas consiguen la atención que posiblemente podrían no estar recibiendo; en el segundo simplemente falta de alimento”.

A fin de cuentas, hay que estar al tanto de los hábitos y estados generales de nuestras mascotas para evitar que se pueda llegar a niveles tan desagradables. No hay que asustarse, solamente acudir al veterinario o con algún experto en comportamiento y examinar las razones detrás de su inclinación al suculento olor y sabor de la popó.


Sergio no come caca en Instagram .