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La pesadilla inmobiliaria

La pesadilla inmobiliaria del mes: 900 euros por vivir en una galería de arte

Siempre has querido ser artista, ahora puedes cumplir tu sueño y vivir dentro de una minúscula galería de 30m2.
Pesadilla inmobiliaria
Todas las imágenes vía Idealista

'La pesadilla inmobiliaria del mes' es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com .

¿Qué es?: Es un local que anteriormente albergó una galería de arte. De arte lamentable, por cierto. Con cuadros de paisajes figurativos que pretenden cierto realismo y que no tienen ningún tipo de interés artístico. Y sí, pretenden colarte que esta galería de arte es un sitio en el que se puede vivir. Tiene 30m2.
¿Dónde está?: Esta vieja galería de arte se encuentra en el barrio del Born de Barcelona, muy cerca del Arc de Triomf, ese monumento que corona el paseo de Lluís Companys, que antaño sirvió de impresionante pasarela hacia la Exposición Universal de Barcelona de 1888.
¿Qué se puede hacer por ahí?: El barrio es caro y está lleno de gente con mucho dinero a la que le gusta aparentar cierta modernidad estética y moral, cuando realmente son unos cretinos neoliberales totalmente narcisistas. Has escogido un buen barrio, colega.
¿Cuánto cuesta?: Si lo piensas, 900 euros al mes por vivir en una antigua galería de arte en el centro cultureta de Barcelona tampoco es algo excesivo. Te aporta ese punto cultureta que tanto has anhelado durante años y que te ha llevado a vivir en este barrio esta cloaca repleta de hipocresía y gentrificación desmesurada.

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Bienvenidos a la galería de arte 'La escalera de caracol'; hoy exponemos una serie pictórica de paisajismo

Bien, camarero, ¿qué tenemos hoy para cenar en el menú especial de “Alquileres indecentes que me enervan”? [Observo el menú mientras me quito los guantes blancos] Bien, creo que me decantaré por el segundo plato de la lista, por “la galería de arte sin luz y sin cocina que al menos tiene parqué”.

Yo es que lo siento, lectores, pero me estoy volviendo completamente loco, supongo que lo notáis. Cada vez que me pongo a buscar un piso de alquiler y encuentro ofertas de esta guisa, mi cerebro da un paso hacia ese extraño país llamado Locura.

Bien, esta es la entrada del inmueble que estamos inspeccionando hoy. Según reza el anuncio, se trata de un bajo exterior de 30m², con ascensor, con cocina sin equipar, baño y una habitación. Evidentemente, es una galería de arte que pretende alquilarse como si fuera una vivienda. No es que se hayan esforzado mucho en ocultarlo.

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A la derecha podemos ver un cuadro que podría titularse 'L'Alt Empordà, óleo y heces sobre tela'

Vayamos por partes. Si seguimos leyendo la oferta, la habitación de la que se habla es realmente un trastero. Es un sitio donde meter cajas de herramientas, escobas y trapos, no un sitio donde instalar un colchón encima de un palé de madera en el que intentar cada viernes y cada sábado por la noche dormir y hacer el amor (o al menos internar hacer algo parecido al “amor”) con alguien.

Por otro lado, me gusta especialmente el detalle de que la estancia sea un bajo exterior con ascensor. Vamos a ver. Calma. Bien. Es un bajo que da a una calle, por lo tanto, sí, es “exterior”, pese a no tener ninguna ventana que aporte luz al recinto. Si quieres luz tendrás que subir la maldita reja que da a la calle y convertirte en una especie de entretenimiento para los viandantes, en un animal encerrado en un zoo para que la gente lo observe mientras corre desnudo en ese espacio horrendo que se atreve a llamar “hogar”.

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Sigamos. Analicemos ahora el dato del “ascensor”. ¿En qué momento nos interesa saber que hay un “ascensor” en la finca colindante? Un ascensor que NUNCA utilizaremos para llegar a casa, porque nuestra casa es el local comercial de al lado.

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Fijaos en el cartel del baño

Y llegamos al baño. Parece ser que hay un baño pero por lo que podemos interpretar, no funciona. No soy un experto en la interpretación de los signos pero juraría que en la puerta del baño hay un cartel en el que pone “No funciona”, o al menos pone “No lo-que-sea”.

Y que alguien me intente convencer de que un baño con un “no” en la puerta no significa que el baño está jodido y no puede utilizarse. No sé lo que puede haber pasado, quizás en la fiesta de clausura de la galería de arte alguien lo destruyó con los puños (como metáfora de la injustica de que “no paren de cerrar centros de arte en Barcelona”) o, simplemente, es que el aparato pierde agua. Quién sabe, lo que está claro es que el baño no funciona y que tendrás que mear dentro de un cubo de plástico, como cuando te dejó tu novia y no saliste de tu habitación en dos meses.

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N-O F-U-N-C-I-O-N-A. Pone esto, ¿verdad?

Por último quiero hablaros de la cocina. Una cocina no equipada —cuando llamé a la inmobiliaria acerca de este piso me dijeron que una cocina “no equipada” significa que no tiene nevera ni electrodomésticos, tampoco horno—. Lo que pasa es que, en las fotos del piso, tampoco encuentro la cocina en sí. ¿Dónde están los fogones y toda la movida para calentar cosas?

No hay nada, en todo caso hay un montón de maderas y cuadros que puedes quemar para hacer una hoguera y comerte alguna paloma que hayas encontrado muerta en la calle (después de pagar 900 euros al mes por el alquiler de este antro no creas que serás el rey del súper y podrás comprar comida de verdad).

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Cuando vives aquí, el arte eres tú

Pero hablemos del hecho de vivir en una galería de arte, de convertir tu propia vida, tu experiencia como arrendatario, en una obra de arte. En este piso, tú eres la pieza artística, tu pésima y miserable existencia en este cuchitril retrata los terrores y males modernos.

Pasen, por favor, ¿tienen la invitación a la exposición “Miserables”? Perfecto, bien, aquí podrán ver el hoyo hacia el que los ciudadanos de Barcelona y otras ciudades de esta gran nación llamada España se han ido arrastrando unos detrás de otros, como pobres y miserables víctimas de un engranaje creado para aplastar, someter y exprimir (pero nunca destruir) la clase obrera.