
Un cándido Ron rodeado por sus cándidas fotos.
Antes de que el concepto de ser paparazzi se convirtiera en lo que es hoy (hordas de fotógrafos anónimos con cámaras digitales y sed de fama, sin presencia ni clase), Ron Galella se colaba a las fiestas por los elevadores de carga para fotografiar a Madonna, Bowie y Liza bailando en Studio 54, y acosaba sin parar a Jackie Onassis afuera de su departamento en el Upper East Side.
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Galella era adicto al trabajo y un oportunista, así fue como logró subir en el escalafón hasta convertirse en el fotógrafo de las celebridades, un puesto no oficial pero reconocido. Marlon Brando le partió la madre (después de eso empezó a usar un casco de futbol americano cada vez que Brando estaba cerca), Jackie O. lo demandó, y se le prohibió la entrada a una docena de antros exclusivos, pero al mismo tiempo era increíblemente valioso para la industria ya que, de los sesenta a los ochenta, nadie más estaba haciendo lo que él. Durante este periodo, su trabajo apareció regularmente en Time (lo que lo convirtió en el “padrino de la cultura paparazzi en Estados Unidos”), Harper’s Bazaar, Vanity Fair, Vogue y People. Logró capturar momentos tan íntimos que nadie más se atrevía a fotografíar.
Hoy, a sus 81 años de edad, Galella ha visto todo lo que el glamoroso mundo de las estrellas tiene que ofrecer, y lo tiene documentado y catalogado. El sótano de su mansión en Nueva Jersey está repleto de fotografías, meticulosamente organizadas, de personalidades como Andy Warhol, Elizabeth Taylor, Goldie Hawn y Elvis Presley. Actualmente está trabajando en un libro sobre Jackie O., su más grande obsesión, pero se tomó un descanso para hablar con nosotros sobre los muchos años que pasó embarrándole la cámara en la cara a los famosos, además de ofrecernos generosamente una selección de fotos inéditas de sus archivos.


De izquierda a derecha: Madonna, con un vestido demasiado modesto para sus estándares, en el Baile de Beneficencia para la Fundación contra el SIDA de la Industria de la Moda, el 22 de mayo de 1991 en el Roseland en Nueva York.
Joey Heatherton de fiesta en el Baile de Artistas y Modelos el 19 de noviembre de 1966, en el Hotel Biltmore en Nueva York.
VICE: ¿Consideras que tu trabajo es invasivo?
Ron Galella: Pues…
Tenía que preguntarlo, en vista de que te han golpeado y demandado más de una vez.
[Risas]. Digamos que soy controversial. Algunas celebridades creen que [sus vidas] son privadas, como Jackie O. Ella creía que era privada. Pero en los lugares públicos todo se vale. En cierta forma era una hipócrita, porque le gustaba. Mi mejor foto de ella es “Windblown Jackie” (El viento sobre Jackie). Sin maquillaje, sin peinado, una pose natural, una persona natural. Estaba tomando fotos de la modelo Joyce Smith en Central Park, cerca de la casa de Jackie. Cuando ya nos estábamos yendo, la vi. Ella no me vio, pero la seguí a la esquina de la 85 y Madison y tomé un taxi. Si la hubiera seguido a pie, me habría visto y se habría puesto sus lentes, y esas fotos no me gustan. Mi taxista tocó el claxon; creo que quería ver a Jackie. Cuando el claxon sonó, Jackie volteó directamente hacia el taxi. Tomé la foto. Después me bajé del taxi y le di a Joyce Smith otra cámara para que me fotografiara persiguiendo a Jackie.
¿Por qué tu obsesión con Jackie O.?
Había muchas razones: físicamente era hermosa, tenía unos ojos enormes. Tenía una voz suave e infantil, como la de Marilyn. El factor más importante, lo que le da glamour a cualquier mujer, era su misticismo. Era misteriosa. Era callada. En toda su vida sólo dio tres entrevistas. Ese misticismo es lo que le falta a las celebridades hoy en día. A todas les encanta exponerse; es asqueroso. Cuando hay misterio, queremos saber más. Hay deseo.

Naomi Campbell a media conversación en el Baile de Beneficencia Tanqueray Sterling para la Coalición contra el SIDA el 9 de noviembre de 1989, en el Sand Factory en New York.
¿Cuándo empezaste a trabajar como paparazzi?
Cuando salí de la escuela de arte no tenía dinero para un estudio, así que tomaba fotos in situ. El mundo era mi estudio. Era una necesidad. Fotografiaba a las celebridades en su entorno: en eventos, en el aeropuerto… A Jackie, por supuesto, la esperaba afuera de su edificio y me iba con ella a cualquier lugar. Cuando tomaba fotos, mi estilo era muy sincero, espontáneo, sin ensayos. Mi membrete dice “Fotografía estilo paparazzi”. Quería emociones verdaderas. Hoy en día, todo son poses. Durante las galas, los paparazzi sólo gritan los nombres de las celebridades; quieren que las celebridades vean a la cámara. Yo nunca busqué eso. Quería que la gente estuviera haciendo cosas de verdad. Eso es lo que hace las grandes fotos: emociones verdaderas. Queremos ver a las celebridades haciendo cosas normales para poder decir: “Mira, ¡son como nosotros!” Cuando están haciendo algo, hay una historia. Una pose no dice nada.
Quizá tu “estudio” más famoso fue Studio 54.
Era un lugar genial porque era como un set de filmación. Tenía unas luces enormes y destellantes, música a todo volumen y gente bailando. Las grandes estrellas iban a ese lugar para conocer a otras estrellas. El dueño, Steve Rubell, invitaba a cualquier celebridad que estuviera en la ciudad por unos tragos, vino y drogas. Era muy inteligente.

Elizabeth Taylor en un momento de privacidad antes de dar una presentación de Private Lives en el Teatro Lunt-Fontanne en Nueva York en 1983.
Ese tipo de mercadotecnia ya no existe.
Steve amaba la publicidad, así que invitaba a la prensa. Aunque me prohibió la entrada un par de veces. La primera vez fue porque le tomé una foto a Ali MacGraw bailando íntimamente con Larry Spangler. No traía bra y se le veían los pezones. Tomé una foto que terminó en Playboy, y Steve me dijo que Ali se había molestado. Me mintió. Conozco a Ali y le dije sobre la foto. La foto le gustaba; no le importó. Steve siempre tenía algo contra mí porque era más famoso que los otros fotógrafos.
¿Y la segunda vez?
La segunda vez que me prohibió la entrada fue de por vida. Group W [un equipo de noticias] estaba en la ciudad haciendo un reportaje sobre mí. Les sugerí que me acompañaran para verme en acción. Fuimos a un estreno de Robin Williams en el Copacabana. Estaba todo mundo, incluyendo Steve, y por supuesto invitó a todos a Studio 54. Steve me dijo que sólo podía tomar fotos; Robin Williams no quería cobertura televisiva. Robin y su esposa estaban bailando, y yo les estaba tomando fotos mientras el equipo de televisión me filmaba. Entonces Steve llegó gritando: “¡Ahora sí te pasaste! ¡Quiero la cinta!” Nos pidió la cinta. Supe que estaba en problemas, así que tome una foto de Steve encabronado y me fui del lugar. Me persiguió: “¡Otra vez tienes prohibido regresar!” [risas] La policía llegó y se llevó al equipo y a Steve a la estación. Los dejaron ir, pero Steve pasó 33 horas en la cárcel porque tenía antecedentes penales. Nunca me lo perdonó.

Cyndi Lauper con un estilo new-wave (y altamente intoxicada) en el after de los Grammy de 1984, en el Restaurant Rex II de Los Ángeles.

Jimi Hendrix entre el público durante el Concierto de Beneficencia Martin Luther King Jr. en el Madison Square Garden, el 28 de junio de 1968.

Jackie y Ari Onassis a través de la ventana en un día lluvioso el 14 de noviembre de 1970 en La Côte Basque en Nueva York.
¿Nunca te molestó que te estuvieran corriendo constantemente de tantos lugares?
No. Soy un oportunista. No me rindo. Puedo llegar sin invitación a cualquier lugar. Me colaba a las galas por la cocina. Los de seguridad me agarraba tarde o temprano. Cooperaba y apretaba el botón del elevador haciendo como que ya me iba. Me dejaban solo y me volvía a meter por la cocina. A veces me ponía a comer para despejarme un rato.
¿Qué opinas del paparazzi actual?
Es terrible. Cuando yo lo hacía en los sesenta y setenta todo era uno a uno. No eran estas orgías de fotógrafos, todos contra todos, como las de hoy. Están fuera de control. Me alegro de ya no hacerlo. Hoy en día, cualquiera puede ser un paparazzi. De hecho, CNN acaba de correr a un montón de fotógrafos porque cualquier persona les puede regalar o vender las fotos de su celular.

Brigitte Bardot, quizá intentando esconderse bajo su sombrero, el 1 de septiembre de 1968, en el Club Zoom Zoom en Saint-Tropez.
¿Crees que las celebridades actuales ya no son tan interesantes de fotografiar? Todas están operadas, es como si no hubiera imperfecciones, como si todas las estrellas fueran iguales.
Ayer en la noche estaba viendo a Lindsay Lohan en la tele. ¡Sus mejillas estaban hinchadas! Creo que la cirugía no tiene nada de malo cuando la necesitas. Cuando tienes una barbilla deforme, rellénala de plástico. Pero no me gustan las mujeres con pechos grandes. A mí me gustan los traseros. La parte más sensual de un hombre o de una mujer es su trasero. Gene Kelly tenía un culo increíble, también Jennifer López.

La modelo Twiggy con un look inusualmente natural el 28 de agosto de 1967 en el Estudio de Bert Stern en Nueva York.
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