Cultură

Cartagena se independizó de España, empezó una revolución y casi acaba formando parte de los Estados Unidos

El cantón de Cartagena legalizó el divorcio, implantó las jornadas de 8 horas y confiscó los bienes de la Iglesia en 1873.
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En 1873, Cartagena (Murcia) pidió al entonces presidente americano, Ulysses S. Grant, pasar a formar parte de Estados Unidos. Dicho así parece un —otro— chiste de murcianos, pero no lo es.

Tampoco lo es que, tras su proclamación de independencia como Cantón, quitaran la bandera de la I República española de la Fortaleza de las Galeras e izaran una bandera del Imperio Otomano con la luna y la estrella teñidas por la sangre de uno de los partidarios de la independencia porque no tenían una tela roja —su bandera era completamente carmesí— lo suficientemente grande.

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La gran crisis económica que venía azotando a España en aquel momento motivó huelgas, ocupaciones de tierras y manifestaciones. Los separatistas cubanos y los rebeldes carlistas del norte se alzaron en armas, provocando dos guerras simultáneas. En febrero de 1873, sin apoyos y sobrepasado, el rey Amadeo I de Saboya, a quien habían traído de Italia tras expulsar a la dinastía borbónica en 1868, renuncia al trono y marcha rumbo a su Saboya natal.

Las Cortes Generales proclaman la Primera República, que acabará convirtiéndose en un sindiós, y se nombra Jefe de Estado a Estanislao Figueras, quien pronunciará una de las frases con más sentido de la historia de nuestro país. Da casi igual cuando la recuerdes, siempre está vigente: "Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡estoy hasta los cojones de todos nosotros!"

"En Cartagena se confiscan los bienes de la Iglesia, se deroga la pena de muerte y se legaliza el divorcio. Se establece la jornada de ocho horas, se diseña un plan educativo y se acuña incluso una moneda propia"

Lo dijo porque el Gobierno elegido tras la Primera República, de corte republicano federal, estableció que el Estado se dividiera en 17 regiones soberanas —15 en la metrópoli mas Cuba y Puerto Rico— con "autonomía completa para dotarse de Constitución y de sus propios órganos de Gobierno". Pero aquello no llegó a materializarse. Se sucedieron constantes enfrentamientos entre republicanos intransigentes, moderados y centristas —los que querían una república federal con cantones sin esperar a la Constitución, los que querían una república federalista pero querían también esperar a la redacción de una Constitución y los que abogaban por crear una república unitaria—.

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En algunas poblaciones y ante la inacción de los políticos, los federalistas empezaron a constituir Juntas Revolucionarias para autogestionarse e ignorar al Gobierno de Madrid. Ante esta tesitura, Figueras dijo la frase de marras y que se iba a dar una vuelta al Retiro. En realidad se fue a Atocha y cogió un tren a Francia, donde se exilió.

Pero volvamos a Cartagena. La ciudad se proclama cantonalista el 12 de julio de 1873, junto a su ejército y su flota. Los que no quieren unirse a la revolución se marchan. La Junta soberana toma el poder e inicia una serie de reformas que van desde la prohibición de la enseñanza religiosa hasta las colectivizaciones.

Se confiscan los bienes de la Iglesia, se deroga la pena de muerte y se legaliza el divorcio. Se establece la jornada de ocho horas, se diseña un plan educativo y se acuña incluso una moneda propia: el duro cantonal, fabricado con plata de las minas de Mazarrón y de las incautaciones. En las monedas se lee, por una cara "Cartagena sitiada por los centralistas, septiembre de 1873". Por la otra, "Revolución Cantonal, cinco pesetas".

"En pleno asedio, se decide enviar una misiva al gobierno americano solicitando incorporar el Cantón de Cartagena a a su estado. Antes de que a los americanos les de tiempo a responder se produce la rendición definitiva

Pero el Cantón, que intenta expandirse por Levante y parte de Andalucía, no tarda en ser asediado por las tropas españolas. El ascenso al poder del General Francisco Serrano, Presidente del Consejo de Ministros, hace que la situación se recrudezca para los cantonalistas de Cartagena y el ejército, dirigido por los militares monárquicos, estrecha cada vez más el cerco a la ciudad. El Gobierno no quiere perder uno de sus puertos más prósperos. Cartagena es bombardeada. Está sitiada por tierra y por mar.

Ante esta circunstancia se decide enviar una misiva al gobierno americano solicitando incorporar el Cantón de Cartagena a a su estado. Antes de que a los americanos les de tiempo a responder se produce la rendición definitiva, el 12 de enero del 74. Tras poco seis meses, más de 300 edificios destruidos y cientos de muertos, con un grupo de líderes cantonales fugados a bordo de la fragata Numancia, que consiguió llegar al puerto de Orán, la historia del Cantón de Cartagena llegaba a su fin. O no: entre el 1987 y el 1991, el Partido Cantonal de Cartagena gobierna con diez concejales y con Antonio Vallejo Alberola como alcalde. Y, aunque a día de hoy no tienen representación en el Ayuntamiento, siguen presentándose a las elecciones.

Sigue a Ana Iris en @anairissimon.

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